Ada Colau se resiste a dejar de ser la novia en la boda, el muerto en el entierro y la criatura en el bautizo. Según la exalcaldesa y regidora-convidada de piedra, en esta legislatura municipal se lo propusieron y dijo que no. Vamos, que se situó en la senda de Núñez Feijóo, que tampoco quiso ser presidente del Gobierno.
La respuesta de Colau hace sospechar: “me lo propusieron y dije que no. No creo que las mismas personas tengan que estar en todas partes”, para añadir “creo que se puede aportar a la política desde muchos lugares distintos”. Personalmente, me gustaría saber qué aporta ahora la señora Colau a la política. Creo que más bien poco.
En estos meses, desde que llegó Jaume Collboni a la alcaldía, solo ha registrado una patada de banco cuando los comunes amenazaron con una moción de confianza al alcalde socialista. La cosa acabó en agua de borrajas. La mayor aportación de la señora Colau en estos meses ha sido decir que no ha querido ser ministra. Aunque hay pequeños detalles que descalifican esta afirmación.
Ernest Urtasun, el nuevo ministro de Cultura, estaba en la propuesta de Sumar desde el principio. Desde el momento que Yolanda Díaz lo fichó como portavoz de la formación. Hay que ser muy crédulo para creerse que Díaz iba a ofrecer dos carteras a miembros del partido en Catalunya. En segundo lugar, las aspiraciones de Colau se centraban en vivienda, cartera que ha recaído en la socialista Isabel Rodríguez. No parece que Colau tuviera números ni para Juventud e Infancia -Sira Rego-, ni para Sanidad -Mónica García-, ni para Asuntos Sociales -Pablo Bustinduy-.
De hecho, en las filtraciones de Sumar para ministrables, Colau nunca apareció después de las elecciones del 23 de julio, y antes era un oxímoron porque las encuestas vaticinaban una debacle de la izquierda. La marcha de Jordi Martí como mano derecha de Ernest Urtasun es todo un ejemplo porque deja al grupo de los comunes en estado catatónico. Por cierto, un pequeño añadido. Urtasun no es de los comunes, es de Iniciativa per Catalunya. La marcha de Martí deja el control del grupo municipal a Janet Sanz con la asignatura pendiente de si Collboni les tiende la mano para pactar o no. Si se pacta la pregunta es ¿Colau entrará en un equipo liderado con Collboni? Se hace difícil pensar que sí. Si no se pacta, ¿Colau estará cuatro años en el frío de la oposición?
Demasiadas coincidencias que hacen pensar que Colau miente, no sería la primera vez, en lo referente a la propuesta ministerial y que sabe que sus días en el consistorio están contados. Sin duda, sigue en espera de destino. Un destino que le puede llegar en las europeas como candidata de Sumar, más aún cuando los de Yolanda Díaz tienen enfrente a un malhumorado y enfadado Podemos que amenaza con presentar una lista alternativa. Colau ahí sí tiene un papel y si fracasa, Yolanda Díaz podrá firmar su epitafio. Si triunfa se apuntará el éxito y enviará a su íntima enemiga a Europa.