Desde que Ada Colau se hizo cargo de la alcaldía de Barcelona, pocas veces he podido estar de acuerdo con las decisiones los comunes. Sin embargo, su insistencia en impedir la celebración de la Papanoelada Motera prevista para este domingo me parece loable porque creo que tienen toda la razón del mundo. Al margen, claro está, de que supone una línea de defensa del interés colectivo incoherente con lo que han sido sus dos mandatos al frente del consistorio. 

¿Cómo puede ser que una gente que carece de permiso municipal y de autorización gubernamental pueda colapsar año tras año las calles más céntricas de la ciudad y, además, lo haga a cuenta de una solidaridad juguetera, más excusa que razón verdadera?

Los motoristas, como los ciclistas, comparten cierto espíritu gregario y prefieren circular en grupo para compartir experiencias y para mejorar su seguridad en la carretera. Pero meter 2.000 motos en Barcelona, como sucedió en 2023, por más que sus pilotos y acompañantes se disfracen de Papá Noel no deja de ser una broma de muy mal gusto.

Parece que la Guardia Urbana encuentra dificultades para sancionar de forma colectiva a los conductores porque los organizadores solo se responsabilizan de la concentración a motor parado en L’Hospitalet. Este año, para asegurar su impunidad, han desaparecido, nadie convoca la motorada, emulando así a los activistas que impulsaron Tsunami Democràtic. Dicho sea salvando las distancias.

Y, además, multar uno a uno a los que se divierten colapsando el centro de Barcelona durante unas horas, contaminando con ruido y humo, es un objetivo materialmente imposible para la policía municipal.

El ciudadano asiste boquiabierto a este espectáculo de desgobierno.

¿Veremos este domingo una okupación de la ciudad por gente que se entretiene a lomos de una máquina ruidosa, contaminante y peligrosa que nos quiere hacer partícipes de su afición? El mundo de la moto es muy respetable y también puede ser ameno, cosa distinta es metérselo a los demás por narices. ¿Tampoco hay remedio para esta okupación, la del espacio público?