En 2035, si los plazos se cumplen, Barcelona dispondrá de un nuevo Hospital Clinic, situado donde termina la Diagonal. ¡Diez años! Teniendo en cuenta que la mortalidad de la ciudad ronda las 15.000 personas anuales, esto significa que para el 10% de los barceloneses esa obra es perfectamente inútil.

A pesar de ello, se comprende que una realización de esta envergadura exija un plazo largo. Después de todo, tendrá un futuro largo, probablemente más de 10 veces lo que tarde en construirse.

Incluso se puede entender que, por motivos diversos, el proyecto suponga un periodo de realización mayor. No se trata sólo del centro sanitario, se prevé que se acompase a ello la ampliación de la línea 3 de metro, prolongándola hasta Esplugues.

Lo que no se entiende tan bien es que otras obras menores tripliquen su periodo de ejecución, lo que siempre supone un incordio para el vecindario.

Un ejemplo: la calle de Galileu en Barcelona.

Se aprobó la peatonalización de un tramo (Madrid-Can Bruixa) en 2022. Debía terminar a finales de 2023. Se prolongó hasta bien entrado 2024. Y, para colmo, al coincidir con la sequía, se dejó en parte a mediasr ya que no se pudieron replantar los árboles eliminados.

En su lugar se pusieron unas jardineras que los conductores (la calle es peatonal sólo sobre el papel) mueven para aparcar a conveniencia.

Terminada la sequía, varios vecinos se dirigieron al consistorio para preguntar cuándo se plantarían los árboles.

La repuesta, por escrito, es contundente: "Informamos de que se plantarán durante el mes de mayo, es una calle prioritaria".

Mayo expira sin que el equipo de Jaume Collboni haya cumplido su compromiso.

Los vecinos han tratado esta semana de saber algo más. Difícil empeño.

El 010 no tiene ninguna información al respecto.

Se puede acudir a la sede del distrito: como la obra depende de Parcs i Jardins, el distrito no sabe nada.

Se cumple así el mandato evangélico: “Que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha” (Mateo, 6). Claro que, más allá de los Evangelios, también podría tratarse de una organización muy deficiente.

Otra posibilidad es dirigirse directamente a Parcs i Jardins. La fórmula que sugiere el 010 es la de enviar un mail.

El Ayuntamiento de Barcelona no ha imaginado ni por un momento que un ciudadano pueda no saber escribir o, harto más probable, que no disponga de internet.

Barcelona es una ciudad moderna, de modo que puede permitirse no tener en cuenta a los barceloneses que no estén a la última.

Algunos vecinos, formados en la vieja escuela de la educación y el respeto, sugieren que cuando alguien no acude a una cita (la plantación de los árboles en mayo) debe dar una explicación. Tampoco esto figura entre las previsiones municipales.

El distrito acaba de enviar a todos los residentes en Les Corts un folleto en el que detalla las obras que realizar en los próximos años. Nada dice de las pendientes. Los que tienen el domicilio en Galileu (sólo un tramo) creen que es mucho más barato enviarles una nota explicativa de los retrasos.

Al Ayuntamiento de Barcelona no parece habérsele ocurrido tener esta consideración con quienes pagan los impuestos que permiten financiar las obras, incluidas las que no se terminan. Y los sueldos de los concejales, incluido el de Les Corts (David Escudé), quien, según parece, no sabe qué ocurre en su jurisdicción.

No le hace falta: él lo que debe es trabajarse a la dirección del PSC, que es quien le pone en las listas que se ofrecen a unos votantes cautivos y que pueden ser perfectamente ignorados.

Preguntas retóricas: ¿se replantarán los árboles de la calle antes de que terminen las obras del nuevo Clínic? ¿Se enterará de ello el concejal del distrito?

Posdata: dice ahora un portavoz del distrito que los árboles se plantarán en junio. La fe mueve montañas, pero ¡hay en el mundo tanto descreído!