David Muñoz, cantante de Estopa, se ha matriculado en el grado de Historia de la Universidad de Barcelona. “En Cornellà teníamos buenos institutos y profesores que nos infundieron conciencia social”, decía hace 20 años. Ahora ya tiene casi 50.

Se saca una espina que tenía clavada. “No pude estudiar la carrera por culpa del inglés, que no es lo mío”. Lo suyo era y es la poesía. Paula, su madre, se llevó un disgusto cuando él y su hermano José Manuel dejaron los estudios para ponerse a trabajar.

Su primera escuela estaba en el local de un dentista. “Ahora Cornellà tiene muchos universitarios”, comparaba. Su abuela Juliana, repetía a los dos hermanos: “Callaros, ya ¿pero os pensáis que os vais a ganar la vida tocando la guitarra?”

En aquel entonces, “nuestro único futuro era la fábrica y el bar”. Las especialidades del bar de sus padres eran el cochifrito y los famosos caracolillos. “Tanto, que venía a comerlos clientela desde Barcelona y hasta de Badalona”.

El presidente Jordi Pujol puso a los chicos de Estopa como ejemplo de catalanes de primera generación que demostraban cómo funcionaba el ascensor social cantando en castellano y contando las cosas que pasaban en su barrio.

En 2022, el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, les concedió la Creu de Sant Jordi por ser “el grupo catalán que más discos ha vendido y por la popularidad de sus canciones". Una sabia mezcla de pop, flamenco y rumba catalana.

Ya eran símbolos del mestizaje que vaticinaba Pasqual Maragall. “Vivimos la política porque hay muchas cosas que nos indignan. Pero nunca diremos a quién votamos ni a quién hay que votar, porque sería prostituir la política y prostituirnos a nosotros mismos”.

Nunca han practicado el postureo oportunista. Y David pasa desapercibido entre los estudiantes de la facultad. Porque es como siempre ha sido. Gente sencilla, de Zarza Capilla, pueblo arrasado por Franco y con muchos fusilados.

Allí donde el tiempo parece detenido, siguen siendo Los Sardinas. “Porque a nuestro abuelo le llamaban el Sardina. “Buena gente, naturaleza pura, olivas, vino, cocina de la tierra, con ingredientes silvestres… Allí no hay cambios bruscos, allí nada ha cambiado”.

Sí ha cambiado su barrio de San Ildefonso, Ciudad Satélite de Cornellà. Con mala fama. “Íbamos a Barcelona y las pijas nos preguntaban si teníamos agua corriente, y los pijos se creían que salíamos del infierno y les robaríamos la cartera”.

Seguro que David obtendrá buena nota en sociología. Siendo muy joven ya vaticinaba: “Antes, la periferia eran las ciudades que rodeaban Barcelona, ahora la periferia es Barcelona, porque en estos barrios hay más creatividad”.

Estopa ha compuesto música para el piromusical de las fiestas patronales de Barcelona. Las chispas de los petardos han evocado aquellas tardes de charlas con chispas en los ojos y con “una caña por aquí, una tapa por allá…” Y juanis con la raja en su falda.  

David Muñoz se adentra en el estudio de la Historia. Con la guitarra en una mano, los libros en la otra, dando caña y partiendo la pana.