Barcelona comercial

La encuesta municipal sobre el sector comercial en Barcelona (que incluye los diversos tipos de tiendas y la restauración) ofrece datos muy interesantes. Por ejemplo: la zona de carga y descarga sólo la utiliza el 53% de los repartidores. El 43,9%, en cambio, opta por parar justo delante de la puerta del comercio.

Esto se debe a dos motivos: el primero y principal, los bajos sueldos del personal de reparto. El tiempo es oro, pero a ellos les pagan calderilla y tienen que hacer muchas entregas para cubrir gastos y lograr un magro beneficio. El segundo motivo es la falta de espacios de carga y descarga en la ciudad.

El incremento de la actividad comercial no se ha producido en paralelo al aumento de espacio para la distribución de mercancías.

Naturalmente, la indisciplina viaria (aparcar donde quieran o puedan) repercute en el conjunto del tráfico, pero cuando la necesidad obliga, el respeto a los demás decae. La falta de Guardia Urbana (o su mala organización) hace el resto.

Curiosamente, la encuesta no recoge dato alguno sobre salarios. Queda la duda de si los asalariados están tan aburguesados por sus altas prestaciones que ya no sienten estímulo por el trabajo y por eso se entregan a la molicie: quieren terminar pronto para luego acudir a su yate.

Son unos ricachones que no respetan nada.

Esta falta de respeto hacia los demás se asociaba antes a la mala educación y a la prepotencia.

Que la educación (en su doble sentido) cuenta poco se puede apreciar en otro dato de la encuesta: pese a las transformaciones constantes del sistema productivo, la mayoría no cree necesario formarse en nuevas técnicas, Sólo el 41'6% dice haber hecho algún curso de formación para ponerse al día.

Menos da una piedra. Pero el nivel de estudios del sector no es para tirar cohetes: sólo el 37’2% ha aprobado la secundaria. Llama la atención que en 2023 fuera el 50’7%.

Los porcentajes de quienes no han alcanzado ni siquiera el nivel educativo obligatorio han variado en paralelo: en 2023 sumaba el 19,6%; en la última encuesta sube al 29%.

En román paladino: al colegio sólo se va cuando no hay trabajo, sin tener en cuenta que menos formación probablemente se traduce en menores sueldos. Los empresarios exigen poco y pagan menos.

Porque, después de todo, quien decide contratar a alguien, con o sin conocimientos, es el empresario. ¡Ellos sabrán por qué han rebajado las exigencias! Seguro que no es porque así puedan ofrecer sueldos más bajos.

Hay clientes que consideran un asunto crucial ser atendidos en determinado idioma. Por ejemplo, en catalán. Según la encuesta, el porcentaje de personal de bares y restaurantes que domina el catalán hablado es del 52,4%. ¿El otro 47,6% no ha pasado por una escuela catalanizada?

Esos mismos clientes no dudan en criticar la actitud laxa de estos empleados, indiferentes a la más laxa aún del contratador, tal vez catalán y votante de Junts o de Aliança Catalana, pero muy permisivo en materia lingüística si a cambio puede pagar salarios de hambre.

Ese dato sirve para que los fundamentalistas se lancen a explicar que el catalán está terriblemente amenazado y en peligro de extinción. El asalariado mal retribuido, en cambio, les preocupa menos. Si se extingue, hay muchos más dispuestos a malvivir con un sueldo mísero.

Están contra los inmigrantes, salvo para explotarlos.

En Barcelona, en Torre Pacheco y en El Egido.

De todas formas, los partidarios de las jeremiadas catalanistas deben pasar por alto algunos datos del estudio para seguir llorando. El porcentaje de los que entienden el catalán asciende al 76% y la atención al cliente se hace en este idioma en un 78’3%.

Dicho sea de paso: ¿cómo es posible que el 24% de empleados del sector no entienda el catalán si deben terminar la escuela con un conocimiento idéntico de catalán y castellano?

¿Falla algo en el sistema educativo o es que hay un porcentaje elevadísimo de personal extranjero contratado?

Lamentablemente, la encuesta no especifica si todos los asalariados tienen los papeles en regla, incluyendo, además del permiso de residencia, el contrato laboral.

Claro que es un dato irrelevante. Seguro que todos los empresarios son unos santos que arriesgan su dinero con el único fin de contratar el personal en condiciones y con un salario digno. Y si es necesario, hasta les buscan piso.