Cola de pasajeros en el Aeropuerto de Barcelona
Aeropuerto mon amour, o no
Seguiremos con unos defendiendo un aeropuerto mon amour como panacea a su satisfacción sentimental o instintiva y otros negándole ese amor amparándose en mentiras y en sus instintos
El doctor en Comunicación y profesor de la UPF, Toni Aira, presentó la pasada semana su último libro Mitólogos. El arte de seducir a las masas en Madrid, arropado por Iván Redondo y Verónica Fumanal. Aira, siempre provocador, compara 12 liderazgos mundiales con los dioses griegos en un ensayo que recomiendo leer.
El profesor en una reflexión situada en el cómo somos, cómo nos vemos y cómo queremos ser dice “sin saber leer, en el sentido más profundo de la palabra, nos movemos por sensaciones, por instintos, por la pulsión de satisfacer nuestras necesidades más primarias o bien, de lo contrario, nos indignamos y lo mostramos sin tapujos, mecánica, impulsivamente, atropellados, como casi todo en estos tiempos del scroll infinito que reclama cambio, cambio y cambio, sin saber exactamente por qué o para qué, pero necesitándolo, sintiendo que lo necesitamos”.
Aira culmina con algunos interrogantes: "¿hay alguien que nos empuje a sentirlo así? O como mínimo ¿los hay que sepan aprovecharse de este estado de las cosas? Sería absurdo pensar que no”.
Esta reflexión me viene al pelo para contarles una historia sobre el aeropuerto de El Prat. De su ampliación, un asunto que genera apoyos y rechazos movidos por esos instintos y esas sensaciones.
Esta semana ERC se puso muy ufana porque la Comisión les contestó que antes de proceder a la nueva ampliación España tenía que hacer sus deberes en materia ambiental.
Como nadie lee sino que funcionamos con ese crol infinito, esta “gran” noticia es lo que lleva diciendo Europa desde 2002 y que está recogida en la Carta de Emplazamiento en la que la Comisión Europea apercibe al Estado Miembro por el incumplimiento de lo comprometido en 2002.
Algo que Baldiri Ros, presidente del Institut Agrícola Català de Sant Isidre, lleva repitiendo desde entonces y reclamando a las administraciones un plan de gestión del territorio que fue protegido entonces.
La Generalitat del presidenta Aragonés, también sin leer mucho, tiró por el camino de en medio ampliando la ZEPA como solución a la Carta y con un argumento falso que se ha repetido tantas veces que se ha convertido en verdad, como teorizaba Goebbels. “Para cumplir con la Carta de Emplazamiento había que ampliar la zona protegida”, ha dicho por activa y por pasiva la Generalitat.
Toda una falsedad a la que se acogen todos aquellos que, por instinto, están en contra. Total que seguimos mareando la perdiz sin dar solución a nada pero dando satisfacción a nuestras necesidades más primarias.
Mientras los agricultores siguen en un sinvivir porque la ampliación es una espada de Damocles que está a punto de destrozar una actividad industrial y las administraciones juegan a ganar tiempo.
Otro ejemplo. AENA ha movido pieza. El gestor aeroportuario, que por cierto es el único que ha hecho deberes en la zona de párkings como pedía Europa, ha anunciado esta semana inversiones millonarias para la ampliación.
¿Es verdad? Ciñéndonos a la letra pequeña sí, pero con una cierta trampa. Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que es una ampliación para adentro -instalaciones aeroportuarias- pero no para afuera -ampliación pura y dura-, una clave de que los deberes no están hechos.
Y mal se pueden hacer si no sabemos a qué aves y hábitats hemos de salvar porque el responsable de la cosa, Jordi Sargatal, ahora no dice ni esta boca es mía después de decir antes una cosa y su contraria.
Pero hay más. En junio pasado se nos dijo que la nueva pista estaría desarrollada para 2032. En septiembre, hace un mes, que en 2036, que primero la terminal y luego, ya si eso, la pista. Sobre el tema medioambiental, buenas palabras y cero soluciones y menos propuestas, lo que deja una conclusión: seguimos sin cumplir la Carta de Emplazamiento y la ampliación sigue navegando en la quimera.
No vamos bien. Bueno, en una cosa sí. Seguimos como dice el profesor Aira seguimos agitando los sentimientos y alguien se mueve para que nos sintamos así. Vamos que seguiremos con unos defendiendo un aeropuerto mon amour como panacea a su satisfacción sentimental o instintiva y otros negándole ese amor amparándose en mentiras y en sus instintos.
En definitiva, la casa sin barrer y en la nave el piloto está de vacaciones.