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El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, en la FIL de Guadalajara

El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, en la FIL de Guadalajara

Opinión

Collboni sabe lo que quiere, ¿y los demás?

"Con ERC y comunes ha pactado las ordenanzas fiscales. Con ERC y Junts per Catalunya ha sacado adelante la ordenanza de Civismo. Hay cintura en esas votaciones. Dibuja un tripartito de izquierdas, pero también la posibilidad de un gran acuerdo entre PSC y Junts"

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En pocas semanas el Ayuntamiento de Barcelona tendrá presupuestos para 2026. El alcalde socialista, Jaume Collboni, ha utilizado, de nuevo, el instrumento de la moción de confianza para lograr las nuevas cuentas municipales. El resto de grupos no podrá presentar un candidato alternativo, dada la heterogeneidad existente en el consistorio. Y, de forma automática y antes de acabar el año, Barcelona podrá contar con nuevas partidas presupuestarias.

Eso equivale a acabar el mandato municipal, porque se podrán prorrogar para 2027. Collboni, por tanto, ya sabe cómo finalizar su primera etapa de gobierno y encarará las elecciones municipales con cierta comodidad.

¿Ha buscado Collboni grandes proyectos, cambios drásticos? Depende de lo que hoy se entienda bajo esas etiquetas. De hecho, tampoco puede llevarlos a cabo, porque sólo cuenta con diez concejales. Pero desde esa situación ha logrado algunas cuestiones importantes. Con ERC y comunes ha pactado las ordenanzas fiscales. Con ERC y Junts per Catalunya ha sacado adelante la ordenanza de Civismo. Hay cintura en esas votaciones. Dibuja un tripartito de izquierdas, pero también la posibilidad de un gran acuerdo entre PSC y Junts.

Para el PSC esa doble mirada es muy significativa. Desde el Ayuntamiento de Barcelona también se puede vislumbrar el Parlament de Catalunya. Es necesario algo de tiempo para acomodar toda la política catalana hacia otra situación. Pero, desde el punto de vista estrictamente municipal, deja a Jaume Collboni en el centro, con todo abierto de cara a las próximas elecciones.

La decisión de Junts también es ilustrativa. Jordi Martí, su cabeza de filas en el Ayuntamiento, ha sido valiente, pero también consecuente. Si en una negociación el adversario acepta algunas de las propuestas entregadas, ¿por qué ir a la contra?

Junts ha avalado la ordenanza de Civismo, al entender que ha sido el PSC el que se ha acercado. Bien. Cada uno promocionará sus acuerdos para que los electorados respectivos los premien. Es la lógica de la política. Los socialistas tienen claro que, desde la alcaldía, los han podido impulsar, y también sacan pecho.

Collboni ha conseguido una geometría variable, desde la seguridad de quien sabe que volverá a ser candidato a la alcaldía. Y en eso es donde gana por goleada. Porque el resto de grupos no ha designado candidato o candidata. Y tienen, todavía, muchas dudas sobre el perfil que deben presentar. Sólo el PP lo tiene claro, con Daniel Sirera, que es el segundo líder municipal más conocido, sólo por detrás de Collboni.

Queda tiempo para todo. Pero no demasiado. Sobre Collboni se han proyectado críticas importantes, principalmente desde el mundo económico, que querría más arrojo por parte del alcalde en materias como la vivienda, y la medida del 30% de reserva pública para las promociones inmobiliarias, que se quería modificar, pero que sigue vigente por falta de apoyos municipales.

En todo caso, Collboni presenta un conjunto de inversiones en la ciudad que, sumadas, alcanzan un volumen similar a la inversión de los Juegos Olímpicos de 1992. La ciudad está en plena transformación, y en 2027 muchas obras estarán acabadas.

Como colofón, y con la contundencia que siempre expresa el concejal de Cultura, Xavier Marcé, Collboni ha querido tener un gesto con el mundo latinoamericano al anunciar una beca-residencia en Barcelona para autores literarios, muy consciente de que la capital catalana es la mayor potencia de la edición en castellano, como se ha valorado en la Feria Internacional de Literatura de Guadalajara (México).

En esa misma Feria, y en una fiesta que organizó el Grupo Planeta, con más de 1.000 invitados, se pudo escuchar algo inédito. El reconocimiento explícito, claro, de su presidente, José Crehueras, del “buen hacer” de dos políticos, Salvador Illa (president de la Generalitat) y Jaume Collboni, alcalde de Barcelona.

En un momento de crisis política, de descrédito de los responsables políticos, Crehueras quiso mencionar esas dos “excepciones”.

En ese contexto se mueve hoy Collboni, con la mirada puesta ya en 2027, y con la luz verde a los presupuestos de 2026.