Un faro llamado Clarín

A punto de acabar las celebraciones del décimo aniversario y los éxitos periodísticos del Grup Crónica Global, recordamos aquí a Leopoldo Alas, Clarín (1852-1901). El más importante periodista español del Siglo XIX, junto a Mariano José de Larra (1809-1837).

Muy ligado a la prensa editada en Barcelona, entre 1878 y 1901, Clarín colaboró en La Publicidad. Artes y Letras. La Ilustración Artística. La Ilustración Ibérica. La Saeta y Pluma y Lápiz.

La última publicó su artículo póstumo el 7 de julio de 1901. Además, en 1884 Editorial Cortezo había editado en Barcelona su novela La Regenta. Una de las más importantes e influyentes de la historia de la literatura.

Bajo su enorme fama como novelista, subyacían su periodismo y sus críticas literarias, que siguen siendo un faro y referente del que practica actualmente el Grupo Crónica Global.

Como ejemplo, tres orientaciones de Clarín. “Lealtad y amenidad éste es mi lema”. “Periodismo útil y agradable”. “No escandalizar, no engañar, no mentir”.

Otra de sus opiniones y convicciones: “Al crecer en importancia, el periodismo tiene que aumentar su utilidad, y el arte se pone al servicio de los grandes intereses de la vida moderna”.

Una advertencia: “En España empieza a haber ahora una gran tribuna para la enseñanza popular y no se aprovecha: el periodismo”. Por dicha razón: “La prensa debe trabajar por la educación del pueblo y por los adelantos de la cultura”.

Otra indicación para periodistas: “Lleve a la prensa toda la ciencia que se pueda llevar, toda la predicación moral, en forma amena, de que seamos capaces”. Porque: “Los periódicos deben procurar que se eleve su valor intelectual”.

Más deberes: “Se debe procurar que la idea no perezca ahogada por la noticia. Comienza a decaer la literatura periodística por el excesivo afán de seguir los gustos y los vicios del público en vez de guiarle, por culpa del orden económico”.

Clarín también fue líder y defensor del oficio de informar. Y se adelantó a la todopoderosa BBC, nacida en inglaterra1922, cuyo lema fue y es: “Informar, formar, entretener”.

Por esto sentenció que “el periodismo ha de continuar siendo ocupación liberal, hay que restaurar el prestigio moral del periodista”. También reivindicó que “la prensa no es una carrera, pero debiera serlo”.

Insistiendo en “Las cualidades que requiere el oficio no se improvisan y lo que hace falta son escuelas de periodistas y periodistas con estudios académicos”.

Crítico implacable, llamó traperismo “al oficio enojoso y ruin de buscar entre las nonadas que diariamente sirven de comidilla a los desocupados para hacer cuartillas, trapos que se convierten en papel emborronado”.

Fue también autocrítico con la prensa. “Tiene que purgarse de los defectos impuestos por la ley del provecho, que son el sensacionalismo y el noticierismo”.

Agitador de conciencias: “El periodismo que habla de toda clase de enmiendas y reformas, y hace bien, no habla de reformarse y enmendarse él mismo y hace mal”.

Para acabar: “Hay que decir la verdad y hay que saber muchas verdades”. Y “Qui potest capere capiat”. (El que pueda comprender, que comprenda).