“El taxista está muy quemado, lo ve todo negro”
'Tito' Álvarez, el taxista más mediático de Barcelona, repasa la actualidad del sector y llama la atención a las administraciones por su dejadez
23 marzo, 2017 21:30Noticias relacionadas
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Alberto 'Tito' Álvarez es el hombre de moda cuando se habla de taxis en Barcelona, cuyo conflicto con las plataformas móvil como Uber o Cabify ha entrado en una espiral de tensión y acusaciones mutuas de agresiones e insultos. Los medios le tratan como al portavoz -aunque no le gustan las etiquetas- de Elite Taxi Barcelona, una asociación que en apenas tres años tiene más de 2.000 miembros y ha participado en un centenar de movilizaciones en defensa del sector.
Su estilo directo, de la calle, no deja indiferente a nadie. Unos le tachan de podemita, otros de ultra, pero lo que más llama la atención de él es que, entre carrera y carrera, ha tenido tiempo de aprender derecho, economía y política. Lo mismo te habla de tratados de libre comercio, de la dichosa Ley de Ordenación de los Transportes Terrestres (LOTT) o de los derechos de los trabajadores.
¿Condenáis los ataques e incidentes de estos últimos días?
Nosotros condenamos la violencia y lamentamos mucho este tipo de actos. Esto viene precedido por la dejadez de las administraciones, está clarísimo, por la estrategia para liberalizar el sector encubiertamente. Ahora la Generalitat se escuda en que son sentencias judiciales y que no pueden hacer nada, pero sí que lo pudieron hacer en su día porque cuando hubo la modificación de la LOTT, la 9/2013, en Catalunya se podía haber contingentado las VTC con los taxis, como han hecho en Baleares y en Canarias. El taxi siempre ha molestado a las grandes empresas que querían entrar a llevarse el dinero fuera y parece ser que lo van a conseguir.
¿Hay demasiada crispación? La situación se está yendo de las manos...
Tú apuestas por un oficio, inviertes todo, avalas con el piso de tus padres en muchos casos y de pronto te dicen que cambian las reglas y que te van a arruinar la vida. Estamos hablando de unos 150.000 euros solo para la compra de la licencia, pero si le sumas los intereses, el coche, se te puede ir a 220.000 euros tranquilamente cuando has acabado de pagar el préstamo. Nunca se puede justificar la violencia, pero realmente, ¿de dónde viene todo esto?
Apuestas por un oficio, inviertes todo, avalas con el piso de tus padres en muchos casos y de pronto te dicen que cambian las reglas y que te van a arruinar la vida
Esto viene de unos señores que no tienen ningún miramiento para liberalizar el sector y lo que va a pasar, porque ya ha ocurrido en otros países, es que va a bajar la calidad del servicio porque va a haber una masificación y no hay pan para todos. En el Área Metropolitana ya nos pasamos del ratio recomendado por la Unión Europea y sobrarían 2.500 taxis. Y viene aquí Uber a decir que mejorará la movilidad con 3.000 coches más. Esto no se lo cree nadie.
¿Creéis que estos ataques pueden ser contraproducentes para vuestra causa? La gente puede veros como unos vándalos...
Aquí yo lo que diría es: ¿hasta dónde estaría a dispuesta a llegar una persona, cualquiera, el que lea esto, hasta dónde estarías dispuesto a llegar cuando apuestas tus sueños en algo cumpliendo unas normas, cumpliendo con tus obligaciones, y de repente te lo quieren arrebatar todo? Cambian esas normas y te lo quieren arrebatar todo. Que cada uno se lo pregunte. Hay mucha crispación y mucho miedo a perderlo todo.
Es una vergüenza cómo algunos medios de comunicación apoyan a plataformas que se llevan los impuestos fuera del país y están expoliando sectores. Es una vergüenza cómo hay políticos, como el nuevo ministro de Fomento que han puesto, Íñigo de la Serna, que está al lado de las multinacionales que están expoliando este país. Es una vergüenza cómo el Partido Socialista también está colaborando en apoyar tratados de libre comercio que van a acabar con los derechos de los trabajadores. Es todo una vergüenza. Están expoliando el país, no solo el taxi.
Hasta ahora los taxis y las VTC convivíais cada uno en su parcela de negocio. En las condiciones actuales, ¿hay alguna forma de que esta convivencia pueda mantenerse?
Con 3.000 coches más, con estas empresas... Imposible. Totalmente. Y el usuario lo va a notar porque cuando haya eventos con más demanda que oferta le van a cobrar 10 veces más, ocho veces más. Esto es la falsa economía colaborativa que nos están vendiendo. El que tenga dos dedos de frente debe entender que cada vez que usas una plataforma de este tipo, igual que Airbnb, está contribuyendo a no contribuir. Recortes en sanidad, educación, las pensiones peligran y nosotros ayudamos a que se lleven los impuestos fuera utilizando este tipo de servicios.
El Ayuntamiento apoya vuestras reivindicaciones, pero hay malestar porque Ada Colau no os recibió el día de la manifestación. ¿Estáis decepcionados?
El taxista en general lleva sufriendo muchos años una dejación de funciones por parte del Instituto Metropolitano del Taxi (IMT) y del Ayuntamiento. Esta tendencia está cambiando a positivo, hay que ser justos. En el IMT hay una persona, Teresa Carrillo [la gerente], que hace lo que puede. Está mediando mucho entre las administraciones y lo está haciendo muy bien.
La situación es crítica y tanto el Ayuntamiento como la Generalitat tienen que poner esto que está ocurriendo como una prioridad para la ciudad
Veremos después de la manifestación y de lo que ocurrió los cambios que va a haber. El taxista está muy quemado, lo ve todo negro, y estamos un poco en medio de todo, pero realmente es desesperante. La situación es crítica y tanto el Ayuntamiento como la Generalitat tienen que poner esto que está ocurriendo como una prioridad para la ciudad.
¿No hay suficiente diálogo con las administraciones?
Todos los proyectos de modernización del sector que hemos presentado han chocado con un muro. Tienen que hablar con nosotros, no nos pueden cerrar siempre las puertas y decir que tenemos que hacer un estudio de esto, tenemos que hacer un estudio de lo otro. Hay que adecuar la oferta a la demanda. Queremos modernizarnos y no nos dejan.
¿De qué tipo de propuestas estamos hablando?
No puede ser que en verano falten taxis a muchas horas y en invierno sobren y no seamos capaces de regular eso. No puede ser que solo se puedan homologar los coches que digan ellos, que está ocurriendo con las marcas. ¿Hay alguien que se está llevando el dinero? ¿Por qué un taxista no puede comprarse el coche que le dé la gana? Con unos mínimos, claro. Es injusto y nos están poniendo un muro para poder competir.
Formamos parte del servicio público de Barcelona y, por lo tanto, tienen que incluirnos dentro de todos esos proyectos de ciudad porque formamos parte de ella
Queremos más información en la ciudad, tener precios fijos, vender los viajes de ida y vuelta, tener una promoción del taxi adecuada. Siempre nos dejan apartados. El taxista eso lo percibe y se siente excluido. Formamos parte del servicio público de Barcelona y, por lo tanto, tienen que incluirnos dentro de todos esos proyectos de ciudad porque formamos parte de ella.
La gente tiene esa imagen del taxista cascarrabias que siempre te intenta cobrar de más...
Siempre ha existido esa imagen, pero creo que está cambiando. Llevo cuatro años en el sector y muy pocas veces me he encontrado con un cliente que no saliera satisfecho de mi taxi. Esa imagen que dicen... ¿Quién es el que fomenta esa imagen? Si de cada 100 taxistas hay uno que es malo, ¿por qué sacan siempre al malo? Porque hay unos intereses detrás que quieren esa imagen.
Claro que tenemos muchas cosas que cambiar. Queremos exámenes más duros para acceder al sector y que solo entren profesionales. Queremos endurecer las sanciones, que haya más inspectores, queremos una credencial por puntos para que la mala praxis tenga consecuencias. Queremos infinidad de cosas para mejorar el servicio del taxi y nos encontramos siempre con un muro. Que si esto no se puede hacer por aquí, que si lo otro hay que estudiarlo por allá. Ves que te van a comer y te encuentras con un muro que no te deja avanzar. Y luego pasa lo que pasa. Impotencia, rabia y pasan este tipo de cosas, que no le gustan a nadie, pero es que al final la gente explota. Por algún lado tienes que petar.