Pompeia, un club centenario escondido en Montjuïc
Fundado en 1908, Josep Pla fue secretario de una entidad que mantiene su carácter popular y cercano
25 abril, 2017 19:51Noticias relacionadas
Cuenta Josep Pla, en el Quadern Gris, que la primera vez que fue a la oficina del Club de Tenis Pompeia tuvo la sensación de que “pasaba por detrás de un escenario de un teatro vacío y tétrico” con una “la iluminación muy deficiente”, y que “la habitación era cuadrada, con el techo muy bajo” y sin ninguna ventana.
En esos primeros años, el Pompeia estaba situado en L' Eixample y, tal y como explica el célebre escritor, sus instalaciones dejaban mucho que desear. A pesar de esa mala impresión, Pla acabaría trabajando a los 17 años como secretario de la entidad; redactando actas, rellenando recibos y llevando la correspondencia; unas tareas que realizaba con un "entusiasmo impropio", según cuentan los viejos del lugar.
Fundado en 1908, el Pompeia se acerca a los 110 en plena forma. Escondido en las laderas de Montjuïc, el club presidido por Josep Maria Minguella se ha ganado la fama de ser una entidad popular, sin grandes pretensiones y abierta a todo el mundo.
“El Pompeia siempre ha tenido un carácter cercano. Nuestra área de influencia es el Poble Sec y Sants; y nuestros socios son trabajadores, comerciantes, gente sencilla sin más ansia que pasarlo bien”, explica Minguella. “Yo nunca he venido aquí con corbata”.
Rodeado de árboles y con unas vistas privilegiadas de Barcelona, cuenta con más de 600 socios que disfrutan de unas instalaciones con un encanto especial, propias de otros tiempos. Parece como si el reloj del club se hubiera parado en los años 70. Eso sí, el mantenimiento de las seis pistas de tenis, las tres de pádel, la piscina y la sede social es impecable. "Cuando entré en la presidencia, en 1992, me encontré un club con una gran vida social pero con unas instalaciones deterioradas, decadentes", explica Minguella. El mantenimiento es ahora una "prioridad" para su presidente.
ABIERTO A LOS NO SOCIOS
Fiel a su carácter abierto, el Pompeia recibe a diario a decenas de visitantes que no son socios de la entidad. Vienen a jugar a tenis, pádel o simplemente a tomar un refersco en la terraza del bar, desde donde se contempla toda la ciudad.
"Los socios tienen prioridad, pero este es un club abierto a todos los barceloneses, ya que se tratan de instalaciones municipales", recuerda Minguella. En los últimos años, explica, vienen muchos estudiantes extranjeros y "nos funciona especialmente bien el pádel, ya que con internet es muy fácil reservar pista y constantemente tenemos nuevos visitantes". Unos ingresos "clave" para la sostenibilidad económica de un club que mira el futuro con optimismo. "Cumpliremos 100 años más", sentencia Minguella.