La manifestación convocada para conmemorar el Día Internacional contra la violencia de género ha reunido en el centro de Barcelona a unas 4.000 personas, según datos facilitados por la Guardia Urbana de la ciudad. Los asistentes, en su mayoria mujeres pero con una amplia participación de hombres de todas las edades, han mostrado pancartas con lemas reivindicativos como "Nos queremos vivas, libres y rebeldes", "Juntas somos más fuertes", "Nosotros somos la manada", "No es un piropo, es una agresión" y "En la calle, en el trabajo y en casa, plantemos cara". La marcha barcelonesa se ha sumado a las numeros actos organizados durante todo el día en la práctica totalidad de las ciudades españolas.
La marcha, convocada por el colectivo Noviembre Feminista ha partido poco después de las 18:00 horas de la plaza Universidad y ha finalizado en la plaza de Sant Jaume, en un ambiente festivo y sin incidentes. Al final de la manifestación, la coreógrafa Sol Picó ha leído un manifiesto que ha servido para recordar que, cada 25 de noviembre, mujeres y también hombres de todo el mundo ocupan las calles para gritar que no quieren más violencias contra las mujeres y que reivindican el derecho a una vida libre de cualquier tipo de violencia.
En el manifiesto, los colectivos feministas que organizaban la marcha han denunciado que la violencias machista "legitima y perpetúa las desigualdades en un sistema basado en mecanismos de control y poder sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas". También han reivindicado que se implementen en todas las empresas protocolos de prevención y erradicación del acoso sexual y de discriminación por razón de sexo. Además, los portavoces de Noviembre Feminista han reclamado que las políticas públicas y el sistema judicial asuman su responsabilidad en la lucha contra la violencia machista y que garanticen los requisitos de "verdad, justicia y reparación", mientras generan estructuras "reales" que protejan a las víctimas, entre otros aspectos.
PACTO DE ESTADO SIN SOLUCIONES REALES
El manifiesto considera que un pacto de Estado "no da soluciones reales al problema" porque la inversión de 200 millones en cuatro años no será suficiente. También ha ecogido que la atención a las víctimas se plantee desde un modelo feminista y que se considere un requisito indispensable que todas las personas que participan en este proceso tengan una formación específica, desde la atención sanitaria primaria hasta la policial, haciendo especial énfasis en los jueces y los abogados.
El manifiesto ha concluido reclamando "que la prevención contra las violencias machistas sea una política prioritaria" y que se ponga en un marcha un sistema coeducativo contra el machismo en todas las etapas formativa. En un plano, más políítico, el feminismo ha abogado porque las mujeres tejan redes que aborden el necesario cambio social que ponga fin a la violencia machista.