El presidente de la Cámara de la Propiedad Urbana de Barcelona y Lleida, Joan Ràfols, reclama que se paralice la súper isla del Eixample porque es una infracción urbanística, no tiene en cuenta los valores patrimoniales y arquitectónicos del Eixample, afecta a la totalidad del sistema viario de Barcelona, faltan informes jurídicos que lo avalen y está marcado por criterios políticos y mediáticos.

Que un señor como Joan Ràfols se oponga a los planes de Colau y su banda es una garantía de que Barcelona no será la que imponen los adalibanes. Economista formado en la Universitat de Barcelona y en la de Harvard, ha trabajado en el Ministerio de Vivienda y en la Asesoría Económica del  Instituto para la Promoción Pública de la Vivienda, ha sido director general d’Arquitectura i Habitatge de la Generalitat y consejero del Institut Català del Sòl, entre otros cargos. Su currículum en la empresa privada también es potente: consejero delegado de Vèrtix, director general adjunto de Inmobiliaria Colonial, consultor de Urbanismo y Vivienda, o consejero del Banco Sabadell.

Profesional de solvencia contrastada, Ràfols es el compendio de todo lo que no pueden tragar los comuneros y aliados. Considerado una eminencia en lo suyo, la Cámara de la Propiedad Urbana de Barcelona fue fundada en 1901 y representa a más de veinte mil familias. Por tanto, su presidente no puede permitirse ni la más mínima equivocación ni perder un ápice de prestigio. Sin nadie en el consistorio equiparable a su ciencia y experiencia, inspira confianza y es la antítesis de la nueva casta municipal.

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