La alcaldesa de L’Hospitalet de Llobregat, Núria Marin Martínez, es dama que practica los versos de Quevedo que dicen: “Pues amarga la verdad, quiero echarla de la boca; y si al alma su hiel toca, esconderla es necedad.” Así que, refiriéndose a los okupas y a la seguridad dijo en una entrevista con Metrópoli: “El departamento de Interior parece que está gobernado por la CUP”. Y el necio que se dio por aludido respondió con el refrán castellano que reza: “Consejos vendo, pero para mí no tengo”. Porque el conseller de Interior, Joan Ignasi Elena no da más de sí. Dispuesto a ser peor conseller de Interior que aquel pésimo Joan Saura, ha logrado que Barcelona sea líder en delincuencia y que Catalunya sea líder en okupaciones.
Señora segura de sí misma y de mano dura en cuestiones de seguridad, Marín ha aumentado la plantilla de la Guardia Urbana en cuatrocientos agentes, exige más mossos d’esquadra, pero con las directrices claras que les faltan, y más Policía Nacional, cuerpo represivo de ocupación, según el partido de Elena. Abogado y mediocre ex alcalde de Vilanova i la Geltru, fue portavoz de las defensas jurídicas d’Esquerra Republicana durante el juicio de los presos. Así de mal les fue. Hombre de mucha cintura física y poca cintura política, sus obsesiones son politizar, dividir y feminizar la policía autonómica. Pero a la hora de verdad, una mujer alcaldesa le saca tan de sus casillas que no se le ocurre otro argumento que un proverbio que no tiene traducción al catalán. Porque una habilidad de Marín es trastocar a los machistas enmascarados.