Jaume Ripoll en la presentación del Atlàntida Film Festival / EFE

Jaume Ripoll en la presentación del Atlàntida Film Festival / EFE

¿Quién hace Barcelona?

Jaume Ripoll (FIlmin): “La inversión audiovisual en Barcelona debe hacerse a veinte años vista”

El fundador de la compañía barcelonesa de streaming se ha reunido con Metrópoli para repasar los hitos empresariales de Filmin, el futuro de la empresa y el devenir de la industria audiovisual

23 septiembre, 2023 23:15

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Los ojos de Jaume Ripoll (Palma de Mallorca, 1977) no están hechos de tejidos nerviosos, están hechos de fotogramas. El fundador de Filmin está de celebración por partida doble: ha cerrado un pacto entre Filmin y Warner, y acaba de presentar su nuevo libro, Videoclub, en el que ofrece un repaso a la industria del cine a través de sus lejanos días de infancia. Ahora, aquel niño que se escondía para ver Platoon (1986) o Átame (1989) es uno de los nombres fundamentales del séptimo arte en España.

"Existimos porque el cine nos cambió la vida", se puede leer en la entrada de las oficinas de Filmin en la calle Platón, en la zona alta de la capital catalana. Ripoll se ha reunido con Metrópoli para reflexionar sobre los hitos y logros empresariales de FIlmin en estos quince años, el futuro de la compañía y el devenir de la industria audiovisual en el país.

Hace más de 15 años que lanzaron Filmin. ¿Cómo ha cambiado el tejido empresarial en este tiempo?
Desde entonces ha pasado de todo. Empezamos en 2006, dos años antes de la Gran Recesión. El acceso a fondos era muy complicado, y la crisis terminó de hundir el sistema de ayudas. Además, nuestro mercado estaba controlado por la piratería, lo que dificultaba mucho el crecimiento. Algunas empresas que emergieron encontraron su camino: desde luego, no aquellas cinematográficas. En el cine nacional, las cosas han cambiado de forma radical para seguir igual que siempre. Ahora todo es muy diferente: el espectador ha cambiado de hábitos y aquel impulso emprendedor se ha desinflado.

¿Qué le pide ahora a las administraciones?
Que celebren que exista una compañía nacional que sea capaz de mirar de tú a tú a gigantes globales. También les diría que el cine y el audiovisual son fuente de cultura, de ingresos, de negocio y de trabajo. Debe existir una responsabilidad compartida entre industria y cultura: ninguno puede desentenderse del otro. Por último, les rogaría que no se dejen llevar por el síndrome de Mr Marshall: esa idea de que todo lo de fuera es mejor que lo de dentro.

¿Cómo afectaría a las plataformas audiovisuales de Barcelona el nuevo hub de Sant Adrià o el de Carlos Slim en la antigua cementera de Vallcarca?
Cualquier inversión en platós, espacios de producción, postproducción y creación son bienvenidos. Nosotros somos contenedores de obras creadas y si esos hubs permiten retener talento, atraer inversión y consolidar el apoyo institucional son fantásticos. Pero esta inversión audiovisual debe hacerse pensando a 20 años vista, no a cinco. No podemos cometer en Catalunya los errores que se han cometido en España en espacios parecidos. En este caso concreto, el éxito dependerá del talento de los coordinadores, de la convicción de las instituciones, y de la capacidad de la industria por consolidar la apuesta, sobre todo cuando vengan tiempos menos vigorosos.

Han anunciado esta semana un pacto con Warner. ¿Qué implica?
El acuerdo con Warner es consecuencia de los acuerdos previos con Metro Goldwyn Mayer, Sony, Universal y Paramount. El pacto nos consolida como una plataforma singular con todo el cine clásico de los estudios, y demuestra que una compañía independiente nacional tiene capacidad para firmar acuerdos con gigantes del sector. Además, por timing y fortuna, llega en un momento en el que entre las películas de alquiler se encuentra el gran film del año a nivel comercial: Barbie. Los suscriptores se darán cuenta de que los grandes títulos de Hollywood dialogan y conviven bien con la resta del catálogo.

¿Buscan atraer a un nuevo tipo de consumidor?
El camino de Filmin ha sido ir ampliando la audiencia sin renunciar nunca a aquello que nos ha llevado a ser lo que somos. Quizás hace unos años mucha gente nos veía como una empresa de un ámbito muy reducido, pero a fuerza de ampliar el catálogo, somos mucho más transversales.

La plataforma ha conquistado a un público culturalmente muy activo. ¿Cómo puede llegar al ‘consumidor Netflix’?
Por un lado, creo que el público al que le resultan interesantes las obras singulares y de calidad es mucho mayor del que creemos. Del mismo modo, este suele combinar la suscripción a Filmin y a otras plataformas. Uno de los caminos que nos ha llevado a donde estamos es que Filmin es una plataforma mucho más abierta de lo que muchos creen antes de suscribirse. Por ello, el suscriptor casi siempre ha devenido prescriptor de la misma.

Filmin ha presentado una facturación récord y cada vez tiene más cuota de usuarios, pero ha desplomado beneficios. ¿Por qué?
El año pasado fue un curso de fuerte inversión, de apuestas. Este año se demostrará que se han consolidado. Nosotros estamos muy satisfechos.

¿Cómo han funcionado hasta ahora las producciones propias?
Mucho mejor de lo que nunca hubiéramos llegado a imaginar. Nunca pensamos que podríamos tener nominaciones a los Goya, a los Gaudí, a los Feroz o a los festivales de series más importantes de Alemania y Francia... Las producciones han tenido mucha repercusión a nivel de suscriptores, ayudan a reforzarnos a nivel de compañía y a establecer un discurso a partir de las obras que estamos produciendo.

Sin incrementar la apuesta por el contenido propio, ¿será difícil competir con los gigantes del sector?
El contenido propio no es la base del pastel, sino la guinda. Uno no viene a Filmin por los originales, sino por la totalidad de las obras. Si queremos retener y seducir a los espectadores, debemos combinar un catálogo propio y unas exclusivas de calidad. 

¿El auge de las plataformas de streaming ha llegado a su fin?
Es posible que ahora queden menos espectadores por seducir. Casi todo el mundo conoce ya las plataformas: ahora lo que está por ver es cómo se configura el mapa del streaming y el ecosistema de los suscriptores. ¿Cuántas plataformas va a querer pagar un suscriptor? ¿Cómo va a acceder a ellas? ¿Se va a seguir produciendo el mismo volumen de producción que ahora?

¿Hay una burbuja?
Cuando hablamos de burbuja, tendemos a pensar en burbujas que explotan. Yo no creo que las plataformas estén en una burbuja, sino que viven momentos de crecimiento y otros de estancamiento. Lo que está claro es que el formato no perecerá, sino que ha llegado para quedarse.

¿Qué previsiones manejan para 2024?
Prevemos un crecimiento con mesura, pero a dos dígitos. Nuestra idea nunca ha sido querer correr, sino pisar fuerte. Eso nos ha permitido llevar 15 años siendo relevantes. Otros intentaron correr mucho y se quedaron sin aliento.