Xavier Aguilar

El objeto de deseo del presidente del holding de Grupo Constant, Xavier Aguilar, es la histórica joyería Marsans Maluquer. Ubicada en las Galerías Sarrià desde hace cuarenta años, es uno de los clásicos establecimientos familiares del barrio. Sus propietarios, Rosa Marta y Joaquim, se resisten a marcharse de las Galerías Sarrià, de las cuales tienen un diez por ciento de la propiedad, mientras que el holding de Xavier Aguilar tiene el noventa por ciento.

Típico ejemplo de que el pez grande se come al pequeño, en este caso la joyería se ha atragantado al tiburón de los negocios. Porque Aguilar, empresario pasado por las más prestigiosas escuelas de negocios de Barcelona y Navarra, se niega a pagar un precio justo a los joyeros y les ofrece cambiar de lugar. Pero como no todo se paga con dinero, los joyeros no aceptan irse de su espacio natural. Para ganar la batalla, el holding del Grupo Constant ha optado por dejar que las galerías se deterioren para ver si así se hunde la joyería y luego la compra a precio de saldo. Esta táctica tan vieja, tan fea y tan parecida al bullying escolar se contradice con los actos solidarios y las conferencias buenistas de las que alardea Xavier Aguilar en sus redes sociales. Sin embargo, actuaciones como las suyas son las que rompen el tejido social y comercial de los barrios. Y aunque Constant predica tener “una sensibilidad especial con los proyectos del barrio”, algo huele a operación especulativa.