El galerista de arte Carles Taché, en su galería de la calle Trafalgar

El galerista de arte Carles Taché, en su galería de la calle Trafalgar GALA ESPÍN Barcelona

¿Quién hace Barcelona?

Carles Taché: “En Barcelona se han cortado muchos pinceles en pro de la superficialidad"

El galerista de arte señala que "se debe empujar para que Montjüic sea la montaña de los museos", un nuevo centro cultural de la ciudad

30 marzo, 2024 23:30

Pasión, emoción, enormes deseos de comunicar que el arte debe estar más presente en las vidas de todos los ciudadanos. Carles Taché Mitjans (Barcelona, 1947) vive para el arte. La Galería Carles Taché es una institución en Barcelona, pero también en los grandes centros culturales de España e internacionales. Fundador del precedente de la Feria Arco, que nació en Barcelona, aunque acabó refundándose en Madrid, Taché impulsó también la Asociación Art Barcelona. Es Creu de Sant Jordi de la Generalitat, un galardón que debería proyectarse más, a su juicio, para poder aportar las experiencias vividas a la sociedad. Taché tiene su galería en la calle Trafalgar, después de que la mayoría de galerías dejaran la icónica Consell de Cent, donde se agrupaba el arte en la capital catalana.

La calle Trafalgar, entre nuevos comercios urbanos y establecimientos chinos, es el nuevo centro de arte de la ciudad. Taché proyecta su pasión, ahora con la obra del que fue su gran amigo, Miguel Ángel Campano. En esta entrevista con Metrópoli, Taché hace referencia a una idea budista para señalar que en Barcelona “se han perdido cosas, aunque también se han ganado”, pero con una sensación: “En Barcelona se han cortado muchos pinceles en pro del comercio y de la superficialidad”. El galerista señala que tiene un museo ideal en su cabeza, y que no posee una gran colección de arte, como algunos de sus interlocutores dan por supuesto. “A veces llamo a coleccionistas amigos y les pido si puedo ir para tomar un café a sus casas, con el objeto de ver las obras que había tenido en la galería”.

Las galerías de arte pueden evidenciar la salud económica de una ciudad, o, al menos, son el termómetro de la vida cultural y del dinamismo económico. Taché recuerda que en Barcelona se pusieron las bases para una gran Feria del Arte. Ya en 1976, “con González Robles, que era un crítico teórico y organizador de ferias, --como la Bienal  de Venecia, que ganó Tàpies--, se organizó un comité”. En ese comité participaron Toni Estrany, Joan de Muga, María Corral o Juan de Aizpuru, señala Taché. “Es el mejor comité que ha existido en el mundo del arte, pero los números no fueron lo suficientemente buenos, y con Adrián Piera se organizó algo más tarde en Madrid”. Se trata de Arco, la gran feria del Arte en España. “Tal vez en Barcelona faltó más apoyo, pero la cuestión es que muchos de los marchands de Barcelona apoyamos Arco y nos hemos ido encontrado en todas las ferias internacionales, en París, en Chicago, o en Nueva York”.

Taché señala que Madrid ha sido más ambiciosa o que ha buscado un arte más desacomplejado. “En Barcelona, el mundo del arte ha sido más conservador, con artistas catalanes, que iban reduciendo el mercado. Por eso mi proyecto pasó por introducir artistas internacionales y españoles, como Broto, Saura, Palazuelo o Campano”. ¿Entonces, Madrid, qué papel ejerce? “Hay un poder evidente de la prensa, de los medios de comunicación, que han ayudado mucho a las galerías de arte”, remacha Taché.

Ahora, la galería de arte Carles Taché se encuentra en la calle Trafalgar de Barcelona, convertida en un nuevo centro cultural de la ciudad. Taché recuerda el gran papel que ejerció la calle Consell de Cent, que todavía mantiene un buen grupo de galerías. “Ha sido una calle histórica, con Galerías como la de Joan Prats, la Galería Dau al Set, la Gaspart, la Galería Adrià…Eran doce o catorce galerías de un gran nivel. Se perdió, en parte, por culpa de la Ley de Arrendamientos urbanos. Se terminaron los contratos, algunos de alquiler, y nos marchamos. Pasados los años, con cada uno por su parte, Carlos Durán (Galería Senda) –yo ya era muy amigo de su padre—me dijo que me podía instalar en la calle Trafalgar. Y eso me hizo mucha ilusión, viniendo de una galería joven. Vivimos un nuevo romanticismo, con la ilusión de revivir aquella época, y aquí estamos, muy cómodos en un barrio a veces degradado, pero con galerías y nuevos comercios”.

El galerista de arte Carles Taché, con 'Metrópoli'

El galerista de arte Carles Taché, con 'Metrópoli' GALA ESPÍN Barcelona

Pero la conversación gira, de nuevo, sobre el valor del arte en una ciudad como Barcelona. “Si las galerías van bien y los taxis también, eso significa que la ciudad marcha. Barcelona es una gran ciudad, y siempre la he estimado mucho. Pero la economía es fruto de muchas cosas. No significa que nos hagamos ricos, porque el dinero es la supervivencia de las galerías. A mí, de hecho, me hubiera gustado más dirigir un museo, pero es una asignatura que ya no podré superar, por la falta de estudios, pero no por mi falta de pasión”.

¿Quién compra arte hoy? Taché lo tiene claro, aunque ha detectado un cambio en los últimos años. “Son grandes profesionales, médicos, abogados… aunque ahora llega un público más joven, que ya no tiene miedo a entrar en una galería, a diferencia de hace unos años, cuando te preguntaban si debían pagar una entrada. Yo he intentado poner las cosas fáciles, cobrando a plazos, por ejemplo. Y me ha gustado siempre hablar mucho con las personas que nos visitan. Muchas tienen una mirada limpia sobre el arte que es muy de agradecer. Recuerdo una escultura de Tony Cragg, de difícil descripción. Una señora me dijo que le gustaba y que le recordaba como un calcetín cuando te lo sacas. Hay ahora una forma de comprender el arte, menos profesional, más directa”.

Taché entra directamente en una cuestión que provoca grandes debates en Barcelona: la evolución del MACBA, como el gran museo del arte contemporáneo. Después de destacar lo que ha logrado Málaga, con franquicias de grandes museos, el galerista señala que lo importante de un museo no es la cantidad de piezas que pueda exhibir. “Hubo una visión muy interesante de Leopoldo Rodés, a la hora de concebir el MACBA, pero quizá no se respondió bien con la selección de algunos directores. Creo que el museo debe ser el premio a una trayectoria, no se trata de mostrar únicamente lo más moderno”.

Carles Taché entiende que se ha producido, en ocasiones, un error al buscar obras de artistas en galerías internacionales, cuando han sido las locales las que han contado con esos artistas. Y que se ha buscado obras de artistas como Motherwell o Tàpies que los galeristas en Barcelona ya representaban. “Eso nos degrada, nos pone en un segundo nivel, porque nos hemos codeado con las grandes galerías de todo el mundo, y no se valora”.

Entonces, ¿Barcelona supera ahora un periodo de decadencia o sigue instalada en ella? El galerista se pone serio. “Los últimos años han sido muy terribles para Barcelona, no sólo económicamente. Me produce una tristeza profunda, porque en el mundo del arte se necesita mucha pasión. Si desaparece esa pasión, desaparece todo. Pero en Barcelona hay muchas cosas que merecen la pena. Hay un Teatre del Liceu con una excelente programación, y un Auditorio. Tenemos de todo, pero se debería estructurar mejor. Debería haber una mayor interrelación entre galerías y museos”.

Carles Taché, en su galería con obras de Campano

Carles Taché, en su galería con obras de Campano GALA ESPÍN Barcelona

Surge en la conversación la necesidad de la “ambición”, de buscar más allá, de creer en las propias potencialidades de la ciudad. Taché recuerda el papel histórico de Barcelona en el mundo del arte. “Hemos canalizado muchos artistas españoles desde Barcelona, como Chillida, Oteiza, Campalo o Scully. Hay ahora una nueva generación que prima más la modernidad que la parte más estricta del arte, pero la creación siempre es incómoda. No siempre se entiende, y a veces se toma el camino corto de hacer algo moderno, que se entienda, y yo no sé qué quiere decir eso. Artistas no comprometidos con el arte siempre han existido, comerciales, acogidos en galerías, de poco nivel y aceptados en museos. Eso devalúa el arte”.

El debate surge a raíz de la moda de los museos inmersivos, de las nuevas tecnologías aplicadas al arte. “Me parece bien la realidad virtual y la Inteligencia Artificial, pero el espíritu de un hombre se expresa con una obra y eso no lo aporta la IA. Siempre digo una cosa que he aprendido de mis lecturas sobre el budismo, y es que del palo de la brocha sale sangre, porque es la conexión del artista, es su espíritu el que brota. Y en Barcelona se han cortado muchos pinceles en pro del comercio, de la superficialidad, y yo no veo otro camino que la búsqueda de ese espíritu. El arte me lo ha dado todo, y me siento como un elegido. A veces llamo a coleccionistas amigos para tomar un café, con el objeto de ver las obras que había tenido en la galería”.

Eso lleva a ahondar sobre cómo Barcelona ha evolucionado en los últimos años. Sin salir del mundo del arte, pero como metáfora de lo que ha sucedido en otros campos, Taché insiste: “El gran arte es portador de vida, luego hay otra cosa que le llaman arte, que es el entretenimiento o la decoración. Pero siempre digo que, si se quiere eso, es mejor comprarse un buen sillón para leer que un determinado arte. Gaspart hijo me dijo una vez que el problema ahora es que se va a cenar a restaurantes. Y le di la razón. Es decir, si se cena fuera, la casa deja de ser el gran referente para mostrar arte, para acoger amigos. La casa ya no sirve para mostrarla”.

Carles Taché, en su galería, con 'Metrópoli'

Carles Taché, en su galería, con 'Metrópoli' GALA ESPÍN Barcelona

¿Y el turismo? “Barcelona ha perdido muchas cosas, el mundo es muy competitivo, y vemos ciudades como Málaga, que han hecho un gran esfuerzo. Pero debemos ponernos la mano en el pecho y ayudar a los que lo merecen. La democracia trata a todos por igual, pero no se puede repartir a todos por igual. Hay galerías que participan en grandes ferias internacionales. ¿Debes repartir dinero a 30 o a las tres que más lo merezcan, para que las otras vean el esfuerzo y puedan sentirse incentivadas? A veces el arte está más en manos de ejecutivos agresivos, especializafos en marketing, que no tienen vivencias en el mundo del arte”.

Taché habla de uno de los grandes proyectos de Barcelona, que todavía no se han concretado, aunque el alcalde Jaume Collboni apuesta por ello. Se trata de convertir la montaña de Montjuïc en el gran referente de los museos de Barcelona, en un gran centro cultural. “Estuvimos en una cena, con Javier Corberó, Ferran Mascarell y Robert Hughes (el crítico artístico autor de Barcelona, el gran referente mundial del arte de la ciudad). Yo era el invitado sorpresa, porque había ido a casa de Corberó y me encontré a los demás. Hughes lanzó la idea de la montaña de los museos. Después de aquella larga reunión, surgió también el proyecto con Sean Scully, para que dejara en Barcelona hasta 400 millones de euros en obras de arte, con muchas de sus obras. Cuando cambió el gobierno de Xavier Trias, en 2015, ya no hubo interés en acoger a Scully, y eso me costó la amistad, porque yo era el mensajero, y al mensajero se le mata. Pero no estaba en mis manos. Fue una de mis grandes decepciones”.

¿Collboni puede completar esa idea de Hughes en Montjuïc? “Conozco al alcade, y sé que tiene mucho interés por revitalizar la ciudad. Trias también fue un buen alcalde. Espero que Collboni apoye Montjuïc como montaña de los museos, con un gran centro de exposiciones para la ciudad”.