Carlos Taché en la Galería Taché, con 'Metrópoli'

Carlos Taché en la Galería Taché, con 'Metrópoli' GALA ESPÍN Barcelona

¿Quién hace Barcelona?

Carles Taché: "Siempre me he sentido un peregrino del arte"

El galerista de arte, que muestra su pasión por los artistas, destaca la relación con Tàpies: "Me dijo que podía ser un buen marchand y eso me cambió la vida"

30 marzo, 2024 23:30

La vida de Carles Taché (Barcelona, 1947) está ligada al arte. Fundó la galería que lleva su nombre, que estaba, como otras galerías, en la calle Consell de Cent de Barcelona. Aquel centro cultural se trasladó a la calle Trafalgar, donde las galerías de arte conviven con nuevos establecimientos comerciales. Taché se muestra cordial en su encuentro con Metrópoli, en la propia galería, ávido de transmitir su pasión por los artistas, con la idea de que un galerista debe acompañar y estimular al artista, sabiendo que esa constancia será beneficiosa para los dos. Su carrera debe mucho a Antoni Tàpies. Lo señala en esta entrevista con Metrópoli, cuando recuerda el primer contacto con el artista: "Tàpies me dijo que podía ser un buen marchand y eso me cambió la vida". El galerista remacha con la idea que resume su vida profesional y personal: "Siempre me he sentido un peregrino del arte".

Taché se explica: “Yo era un gran admirador de Tàpies. Intentaba hacer una escultura y le quería enseñar unos dibujos. Teresa, su mujer, cuando contacté, me dijo: '¿Qué tal mañana?' Y fui a su casa. Hablamos de arte, de espiritualidad, y del trabajo de los marchands. Él había dicho que los marchands eran una especide tenderos, y yo ratificaba su opinión. Nos despedimos, pero al final, él me dijo que yo podía ser un buen marchand y eso me cambió la vida. Para mí fue una sorpresa enorme. Esas palabras dieron sentido a mi vida, porque el arte es mi gran pasión".

Taché entiende que aquello supuso un cambio, porque él asumió que podía ejercer ese papel. Le sirvió como un "empujón" para convertirse en el gran acompañador de artistas. "Tàpies vino a mi primera galería, para formar parte de ella. Fue un maestrazgo para mi trayectoria", insiste Carles Taché. 

Esa relación fue vital para Carles Taché, para entender cómo debía ser la relación con un artista al que se quiere ayudar durante un largo periodo de la vida. Lo que había señalado Tàpies, con la calificación de “tenderos” es que los marchands sólo se preocupaban de vender una determinada pieza al precio más alto posible, pero sin apreciar el valor artístico de un artista que pudiera desarrollar su trabajo a lo largo de los años. “Es un camino que emprendes compartiendo experiencias con el artista. Es un matrimonio, en realidad. Yo, que soy muy aficionado a la música, lo comparo con esos grandes amores que pueden terminar en tragedias, en las óperas. A veces sucede que se da tanto por las dos partes, que ese amor se rompe”, asegura Taché, al señalar uno de los posibles riesgos de entender el trabajo del marchand.

¿Es satisfactoria esa forma de entender la relación con el artista, con alguien como Campano, cuya obra exhibe ahora la Galería Carles Taché? El galerista responde: “Siempre he pensado que tenemos una gran responsabilidad cultural. Y lo tienes que mostrar en las ferias internacionales. Hay algo importante y es que el artista, cuando se siente acogido, da lo mejor de sí. Busca salir de la soledad, y busca superar esa parte de inseguridad permanente que la creación comporta”.

En Barcelona se ha organizado, en los últimos años, una iniciativa, By Invitation, organizada por el Círculo Ecuestre, de la mano de su presidente, Enrique Lacalle. La organización de una muestra, donde participan galerías de arte de Barcelona y de Madrid, ha logrado una buena respuesta. Taché cree que se trata de una “iniciativa con mucha personalidad, para que la gente la pueda visitar, en unas habitaciones de un edificio tan bello como es el Ecuestre. Creo que es muy importante para la ciudad de Barcelona”.

Hoy Taché se siente satisfecho y valora su propia trayectoria personal, además de la profesional. Ha pasado a ser una persona más extravertida, desde su gran timidez. “He sido tímido, pero resulta que los mayores tenemos una especie de franquicia, que tenemos más capacidad para expresarnos, y lo hago en la calle, cuando me acerco a un niño para hacerle carantoñas. En mis últimos años me gustaría no alejarme del mundo de la cultura y poder ofrecer charlas para difundir el arte. Siempre me he sentido un peregrino del arte, que siempre busca una verdad, una verdad que he buscado en el arte. Es mi vida”, concluye, casi emocionado.