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Marta Salicrú (Barcelona, 1980) transmite entusiasmo y energía. Tiene un fabuloso reto sobre la mesa como Comisionada para el Uso Social del Catalán en el Ayuntamiento de Barcelona. Los datos no son buenos. La ciudad se ha convertido en un referente global que atrae un talento internacional. En el centro, en buena parte del Eixample, se escucha más el inglés que el catalán o el castellano.

Salicrú cree que hay algun punto de inflexión, que es necesario prestar atención a los jóvenes que usan ahora más el catalán, aunque el camino por recorrer es largo. Los juegos digitales, el mundo de los youtubers, los influencers que se mueven en las redes sociales... Ahí debería estar más presente el catalán.

Salicrú aceptó el encargo del alcalde Jaume Collboni después de que el PSC acordara la creación del comisionado a petición de Esquerra Republicana. Tras ejercer como directora de Radio Primavera Sound y de trabajar en Time Out en las útimas décadas, Salicrú es reconocida como una de las grandes periodistas musicales en Barcelona, y conoce el ecosistema cultural al dedillo.

Marta Salicrú, comisionada del catalán en el Ayuntamiento Òscar Gil Coy Barcelona

Ahora le toca influir en todas las áreas del Ayuntamiento, para trabajar de forma conjunta y con una máxima: hay que estar atentos y defender los derechos linguísticos de los barceloneses, y, en concreto, de los catalanohablantes, que se ven en los últimos años superados por los que usan el inglés y el castellano.

También se pretende hacer ver a los expats que quieran enraizar en la ciudad que el catalán les será muy útil para relacionarse con los ‘locales de toda la vida’. Pero, eso sí: “la defensa del catalán debe alejarse de la xenofobia”, como señala en esta entrevista con Metrópoli.

Pregunta: Cuando la nombran primera comisionada del catalán en el Ayuntamiento, ¿qué fotografía se encuentra de Barcelona?

Respuesta: Nos encontramos con unos datos de catalanoparlantes decrecientes en los últimos 30 años. Según una encuesta municipal, solo un 35 % de las personas declara que el catalán es su lengua habitual. Desde el Ayuntamiento queremos abordarlo desde distintos enfoques. Por un lado, garantizar los derechos lingüísticos de las personas catalanohablantes; y por otro, ganar hablantes tanto entre la población más joven como entre las personas recién llegadas a Barcelona.

Otra área muy importante es entender qué está fallando, es decir, qué protocolos deben corregirse para que se respete la normativa, porque hemos visto que la regulación de los establecimientos no se está cumpliendo.

Estos datos indirectamente llevan a plantearnos si Barcelona ha ido tarde en la incorporación de su figura...

La creación de concejalías específicas de lengua es bastante reciente en el ámbito catalán. Existen algunos municipios pioneros como Vic o Terrassa que ya han implantado esta figura y con quienes me he reunido. También la tienen en Sant Cugat –con quienes todavía tengo pendiente hablar–, pero, en cualquier caso, siguen siendo figuras bastante recientes. Por lo tanto, no diría que el Ayuntamiento de Barcelona llega tarde, sino que, en general, la sociedad ha tardado en reconocer los derechos lingüísticos. Ahora estamos viviendo un cambio de paradigma y estas reivindicaciones se están empezando a incorporar en la agenda pública.

Marta Salicrú, comisionada del catalán en el Ayuntamiento, durante una entrevista con Metrópoli Òscar Gil Coy Barcelona

¿Existe la percepción de que los catalanohablantes no somos conscientes del papel que tenemos en el mantenimiento de la lengua y que, a veces, renunciamos demasiado rápido a utilizarla?

Ser catalanohablante –como lo es ser de cualquier lengua minorizada– implica hacer un ejercicio constante de activismo en la sociedad globalizada actual. Y más aún en una ciudad cosmopolita como Barcelona, donde además hay una fuerte presencia del castellano y el inglés. Los ciudadanos necesitan percibir que el Ayuntamiento se ha comprometido a mantener el catalán y a corregir esa tendencia natural a cambiar de lengua cuando el otro no nos entiende.

Tenemos unos datos que no son buenos, pero también hay elementos que indican que vamos por el buen camino. Aun así, el estado de ánimo general es pesimista. Y el pesimismo, muchas veces, conduce a la inacción y a la parálisis, cuando precisamente necesitamos lo contrario. Una de las áreas en las que queremos incidir especialmente es la digital.

El contenido digital es un espacio que abarca a un colectivo en el que se ha detectado un mayor retroceso del uso social del catalán: los jóvenes. Tenéis entre manos la Casa de la Creación Digital en Catalán de Barcelona. ¿En qué consiste?

Es un proyecto para promover el uso del catalán en el ámbito digital, con un foco especial en la gente joven, uno de los sectores en los que consideramos más necesario incidir y que, además, es de los principales consumidores de contenido audiovisual en internet. Queremos dar mayor visibilidad a proyectos que ya existen, porque aunque tenemos un porcentaje elevado de creación de contenido, creemos que necesitan más difusión.

Muchos jóvenes ven el catalán como la lengua de la institución, en cambio, asocian la diversión y socialización con el castellano. La voluntad de fomentar nuevos referentes digitales busca combatir precisamente esto, mostrando que el catalán también es una lengua con capital social activo entre la gente joven.

Sin embargo, ¿no es contraproducente poner a una persona en el Ayuntamiento si se quiere evitar esa imagen más “institucional”?

Totalmente. Y por eso la presencia institucional será muy discreta. Es un proyecto en colaboración con distintos partners –alerta, que uso un anglicismo (ríe)– como 3CAT, BTV, Barcelona Activa y Accent Obert. Formamos un equipo potente, pero queremos hacerlo sin que nuestra presencia sea tan visible. La misión que me han encargado es trabajar para que se hable más catalán en Barcelona, sin que nadie se ponga medallas.

Debe ser complicado promover el catalán sin culpabilizar a quiénes se expresan en castellano...

¡Claro! Nuestro deber es responder en cualquiera de las dos lenguas que eliga el ciudadano. Y esto no va en detrimento de quienes eligen hacerlo en castellano. Los datos de 1989 sobre el uso habitual de la lengua muestran que por aquel entonces había un empate entre el catalán y el castellano. Desde entonces, este último se ha mantenido estable, mientras que el catalán ha bajado. Por tanto, nada indica que la ciudadanía que decide vivir en castellano en Barcelona tenga problemas para hacerlo, mientras que sí ocurre en catalán.

La restauración es la gran asignatura pendiente. Según la Encuesta de Actividad de 2024, la mitad del personal de los bares con menos de diez trabajadores –que son la mayoría en la capital catalana– no habla catalán, y un 24% ni siquiera lo entiende...

Es un ámbito complejo porque, por un lado, Barcelona se ha posicionado como una ciudad con gran atractivo turístico y, por otro, nos ha generado diversos problemas para la ciudadanía. Uno de ellos es que existan establecimientos más orientados al turismo que al público local. Como ciudadana, me parece un error porque el catalán permite fidelizar a una clientela estable que vive en Barcelona.

La cuestión de la lengua es tan transversal que está atravesada por muchísimos factores, y uno de ellos es la precariedad. La restauración es un sector con jornadas exigentes y unos salarios a veces insuficientes. Frente a un ámbito tensionado por estas situaciones, no es fácil exigir requisitos lingüísticos. Bienvenido sea el turismo, pero debemos trabajar con la restauración y el comercio para cambiar el modelo actual.

Entonces, ¿qué medidas concretas quiere implementar para revertir esta situación?

Aún es prematuro. Además, el área de catalán debe trabajar de manera conjunta con el área de promoción económica, y cada área tiene sus propias prioridades. Yo solo tengo una: que se hable más catalán. Pero es un trabajo que hay que hacer desde cero. Es una nueva área dentro del Ayuntamiento y hay que ir abriéndose camino, y en la administración los cambios no son fáciles.

Marta Salicrú, comisionada del catalán en el Ayuntamiento Òscar Gil Coy Barcelona

¿Cómo se puede concienciar a los expats para que no utilicen el inglés para todo y comprendan que en Barcelona conviven dos lenguas? Y, al mismo tiempo, teniendo en cuenta que escuchar inglés también puede ser un indicador positivo de nuestra proyección internacional, ¿cómo debería actuarse en estos casos?

Cuando hablamos de expats, la palabra tiene una connotación muy negativa, y quizá nos sea útil para referirnos a un tipo de comunidad que no quiere integrarse. Primero debemos trabajar la información, que no se está haciendo. No es posible que, siendo Barcelona un polo de atracción internacional, no expliquemos cómo es la ciudad y la lengua que nos distingue. 

Ahora, el trabajo que debemos hacer es que las personas que han venido de otros lugares del mundo y han decidido vivir en Barcelona sepan que el catalán es una herramienta para integrarse en la sociedad y tener una conexión más profunda con la ciudad. Hay muchas personas que esto lo entienden, y lo vemos porque hay lista de espera en los cursos de catalán que ofrece el Consorci. El Ayuntamiento nunca puede trasladar la responsabilidad a la ciudadanía, sea nacida en Barcelona o fuera de aquí.

Pero la ciudadanía también forma parte del cambio…

Sí, hay que involucrarse. Por eso, los expats que no quieren implicarse son una batalla perdida, porque además, seguramente, su estancia en Barcelona sea temporal. Ahora bien, la ciudadanía que ha venido de fuera, pero que considera Barcelona su hogar, debe entender que el catalán es un activo de convivencia y cohesión social.

En ocasiones, sobre el retroceso del catalán han aparecido discursos que apuntan hacia determinados colectivos de origen inmigrante. ¿Cómo se puede abordar la promoción del catalán desde una perspectiva inclusiva, que respete la diversidad y evite señalamientos?

El discurso de la defensa del catalán debe alejarse de la xenofobia. No podemos criminalizar otras culturas; al contrario, debemos proporcionar medios para transmitir el mensaje que necesitamos a esta población recién llegada para que nos ayude a mantener viva nuestra lengua y cultura. La sociedad catalana es demográficamente involucionista: necesitamos a estas personas para mantener un peso demográfico que luego nos permite tener influencia dentro del Estado. Debemos lograr que perciban el catalán por lo que es: una herramienta de convivencia.

Marta Salicrú, comisionada del catalán en el Ayuntamiento, durante una entrevista con Metrópoli Òscar Gil Coy Barcelona

Estos ataques, sobre todo en redes sociales, que muchas veces realiza el independentismo hacia un comercio que no habla catalán, como ocurrió este verano con la heladería de Gràcia, ¿qué incidencia pueden tener sobre el catalán?

En el caso de la heladería, había indicios de que la persona que presentó la denuncia había sido discriminada por motivos de lengua. Una cosa es no tolerar la xenofobia y otra discriminar a alguien por hablar catalán, y más aún en una ciudad como Barcelona, donde es su lengua propia. Son dos cuestiones distintas. La defensa de los derechos lingüísticos no puede ir en contra de otro derecho.

Para acabar, incidiremos en el ámbito educativo. Los resultados muestran la pérdida del uso del catalán en las escuelas y que en algunas ocasiones se adapta el idioma y el contenido a los alumnos castellanoparlantes, que son mayoritarios que los catalanoparlantes... ¿Cómo se actuará en estos casos?

La realidad sociolingüística es muy compleja, y lo que comentas es una de las grandes dificultades. Además, es un fenómeno muy reciente y, por este motivo, estamos empezando a abordarlo. Hemos empezado a trabajar en un plan de promoción del catalán en las escuelas infantiles, proporcionando herramientas a las educadoras para ver de qué manera se pueden reconducir estas situaciones. Si defendemos que el catalán debe ser una herramienta de cohesión social, privar a estos niños de la lengua supone hacer justamente lo contrario.

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