Un brindis. Un brindis amargo. Un brindis con cava barato. Un brindis para no repetir. Un brindis que, sin embargo, el próximo año saben que se volverá a producir. La plaza de Mossèn Clapés es el escenario habitual de la irónica celebración que organizan las asociaciones de vecinos de Sant Andreu para reivindicar los equipamientos de les Casernes. Estos hace 11 años que deberían estar abiertos al público, pero por ahora 'ni están ni se les espera', como dijo Sabino Fernández Campo.

En aquel 23-F la frase paró los tanques; pero desgraciadamente aquí no tienen nada que parar los vecinos. Todo lo contrario. Quieren que vengan las máquinas de una maldita vez. Por lo menos, desde el Ayuntamiento ya han prometido que las tendrán ahí trabajando antes que acabe el mes para urbanizar la gran zona verde. Los vecinos lo aplauden, pero en este caso no abrirán más botellas de cava hasta que vean llegar las excavadoras. “Me miro los solares y... no, todavía no veo ninguna máquina”, dice sarcásticamente el presidente de la AVV de Sant Andreu de Palomar, Santi Serra.

¿LA ESPERANZA ERA VERDE?

Serra da como margen de confianza este mes de junio al Ayuntamiento. Por lo menos, ese es el plazo que apalabró el consistorio. Y Sant Andreu no es precisamente un palacio para que las cosas vayan despacio. “Aquí solo tenemos mala hierba, y como estos días ha llovido algo, los mosquitos no han tardado en salir; es insalubre”, critica el presidente de la entidad vecinal. Además, cuatro plantas, unas fuentes y varias colinas artificiales no son suficientes para los vecinos. No las migas. Ellos quieren sobre todo los equipamientos. El pan entero.

“Nosotros priorizamos la guardería y la residencia para gente mayor”, explica Serra. Puede parecer que pidan el oro y el moro, pero no. El objetivo de mínimos se basa en solo dos equipamientos de los más de siete que (todavía) se tienen que llevar a cabo. Y para más inri, algunos de estos no están ni definidos. O dicho de otra manera, la administración todavía no ha asignado qué es lo que se tiene que levantar en algunos solares concretos. “Solo nos ponen excusas y más excusas”, concluye Serra.

La AVV de Sant Andreu de Palomar enseña qué es lo que se debería construir (y todavía ni está proyectado) / DGM

NI LA REGIDORA NI EL PDECAT SE HAN DEJADO VER

El irónico cumpleaños ha tenido dos ausentes de peso. Y no ha sido porque no estuviesen invitados. Ni los consejeros del PDeCAT (partido que no avanzó nada de la obra cuando tuvo el poder municipal), ni la actual regidora socialista del Distrito, Carmen Andrés, se han dejado ver. Al presidente de la AVV por lo menos le ha “sorprendido” su no-asistencia. A otros asistentes, no. Aunque casi todos coinciden: "no sabemos qué es peor, que te inviten y no vengas o que directamente no cuenten contigo".

Las únicas formaciones que han acompañado a los vecinos han sido Barcelona en ComúERC y sorprendentemente el PP. ¿Por qué sorprendentemente? Pues porque el PP es el partido que controla el Consorci de la Zona Franca (CZF); institución directamente responsable del abandono de los terrenos. Ya sean comidas en restaurantes estrella michelín o merendolas reivindicativas, que los populares no se pierden una.

De hecho, su delegado ejecutivo, Jordi Cornet, (colocado a dedo por el PP de Madrid) es quien cedió a dedo a precario y de forma totalmente gratuita 5.000 metros cuadrados públicos a la Hermandad de Antiguos Caballeros Legionarios de Barcelona. Él, por respeto (o inteligencia), no ha asistido. Aprovechando la 'celebración', las entidades vecinales han vuelto a interpelar al ejecutivo de Ada Colau para que revierta la cesión a precario a los paramilitares o compre los terrenos para desarrollar el proyecto desde la vertiente municipal.

EL MODELO HA FRACASADO

“Esto que ha pasado en les Casernes es producto de un modelo urbanístico basado en la especulación”, dice tajantemente el presidente de la AVV de Sant Andreu Nord – Tramuntanta, Jordi Cuevas. “Esto se proyectó en la época del ladrillazo, cuando el Ayuntamiento de Barcelona se pensaba que vendiendo inmuebles podría recaudar lo suficiente para hacer todo lo que quisiera y más”. Y así era: mediante las plusvalías de los pisos que se tenían que vender, incluso se financiaba el cubrimiento de las vías del AVE para hacer el Parc del Camí Comtal (y solo hay que ver cómo está hoy en día...).

“Pero la burbuja petó y, como el modelo era insostenible, todo quedó abandonado”, resume Cuevas. Tal como denuncia, “en estos 10 años no ha habido voluntad política para buscar un modelo urbanístico alternativo”. Un modelo que, en lugar de basarse en el cemento, “buscará la rentabilidad social”. Los propietarios de los solares hoy por hoy son la Generalitat, el Ayuntamiento y el CZF.

Este último, para quienes no lo conozcan, es una sociedad público-privada controlada por el Estado y sobre la que el Ayuntamiento también tiene cuota de poder. Sin embargo, “funciona con la lógica de una inmobiliaria”, sostiene Cuevas. “Las administraciones no tendrían que buscar el lucro económico, sino servir a las finalidades sociales”, denuncia. Reflexión que, seguramente, quedará en el aire (o abandonada cual lata de Coca-Cola entre los matorrales de los terrenos). Algunos de los asistentes, tras el beso de despedida, se han dedicado un "hasta el año que viene". Y sí, ahí volverán a estar, porque el problema de Casernes no se arregla en 12 meses. Las botellas de cava que han sobrado ya las han guardado en la nevera.

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