Abre un nuevo centro de menores extranjeros no acompañados (Menas) en el barrio de Sant Andreu, donde residen 35 adolescentes que cuentan con el acompañamiento de 22 profesionales. Muchos de los vecinos de la zona desconocían su existencia, pero el centro ya ha generado múltiples opiniones dispares. Desde Metrópoli Abierta hemos querido conocer de primera mano cómo han acogido los santandreuencs la noticia.

Jesús Martín indica a este medio que, si esta residencia les da un mejor futuro a los menores, le parece “fantástico”. Otra vecina de la zona, Conchita Gil, asegura que debe convivir con ellos un tiempo para tener una opinión consolidada. José María Pasqual, en cambio, manifiesta su disconformidad: “¿por qué no los llevan a Pedralbes?”.

CENTRO PROVISIONAL

Félix Fernández, también vecino de la zona, sostiene que está de acuerdo “siempre que se porten bien”. Y Andreu Calvet dice que hay una buena proporción de educadores, integradores sociales, mediadores y traductores para atender a los menores. “Creo que cada barrio debe asumir una cuota mínima de responsabilidad. ¿Qué hacemos? ¿Les dejamos en las Ramblas?”, agrega.

Desde el Departament de Treball, Afers Socials i Famílies apuntan a este diario que los adolescentes estaban antes en un hostal de la ciudad llamado Youth Hostel. Aunque destacan que “no ha habido ningún incidente”, se les ha trasladado porque no era un lugar "adecuado para ellos”. Las instalaciones donde se encuentran actualmente es un centro de emergencia, donde durante “unos pocos meses se les enseñará el idioma, se familiarizarán con el entorno y los educadores sociales conocerán las necesidades de cada uno”. Después se les trasladará a un “centro más estable”, que ya “será su casa”, en la cual se les proporcionará más formación y se fomentará la inserción laboral.

Andreu Calvet comparte tu opinión sobre el nuevo centro de menas



DESCONOCIMIENTO

La presidenta de la Asociación de Vecinos de Sant Andreu Sud, Cristina Galán, asegura a este diario que no han tenido “constancia oficial” sobre el estreno del centro, sino que se lo notificaron algunos consellers de la oposición cuando se reunieron con ellos “por otros temas”.

Galán no ha sido la única vecina consultada por este diario que desconocía la apertura del centro. A pesar de la falta información, ella valora positivamente la “evolución” que están experimentando los Centre d’Anteció Inmediata (CAI). Sostiene que la administración los ha gestionado con políticas de ensayo y error hasta ahora.

"Nos ha dejado muy tranquilos saber como se gestionará este centro. Nos han contado que habrá 22 profesionales y que participarán en actividades de entidades deportivas, culturales y sociales del barrio para crear vínculos”, afirma Galán. Y añade: “Son menores y los menores aprenden lo que viven: si les damos rechazo aprenderán rechazo, si les damos odio aprenderán odio”.

ACOMPAÑAMIENTO

Por si la presencia de los adolescentes aviva las preocupaciones entre los vecinos, el distrito de Sant Andreu ha abierto un punto de información en el Centre Municipal de Cultura Popular Can Galta Cremat. Allí pueden consultar todas las dudas que les surjan.

Para que haya una buena convivencia en el barrio, Galán considera que es crucial que tengan “un acompañamiento adecuado”. Recuerda que el “buenismo” con el que se actuó inicialmente no es una vía adecuada si se tiene en cuenta que “todos los adolescentes, tanto los de aquí como los de fuera, intentan aprovechar los límites”. “Debemos sumar fuerzas para que esto funcione bien y deshacer la alarma social. A veces olvidamos que son adolescentes y preadolescentes”, agrega.

Esta opinión la comparten los vecinos como Calvet y Laura Meeren. Para ella, sobran los motivos para decir que meterles en un centro no es suficiente para garantizar la armonía. “Solo he escuchado cosas negativas sobre estos chicos. El problema es que nadie les guía ni les ayuda. Les dan un techo, pero lo que se debería hacer es involucrarles de verdad en la sociedad” sostiene, al hablar de una postura que difiere de la de Gil. “En el diario decían que estarían muy controlados, pero no se les puede controlar las 24 horas”, indica.

Laura Meeren cree que es crucial que los adolescentes estén acompañados



CIFRAS

Entre los años 2010 y 2019, han llegado más de 8.785 menores extranjeros a Cataluña, la mayoría a Barcelona y a su área metropolitana (AMB). La cifra ha ido en aumento. De los 362 adolescentes aterrizados en 2010 se ha pasado a 3.659 en 2018, según los datos facilitados por el Departamento de Trabajo, Asuntos Sociales y Familia a Metrópoli Abierta.

Por su parte, en noviembre de 2018 la Generalitat anunció que podrían llegar a Cataluña unos 6.000 menas durante 2019.

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