Mari y José, matrimonio de toda la vida, como ellos mismos afirman a Metrópoli, ponen los cubiertos sobre la mesa de su terraza. Es la hora de comer y el tiempo acompaña. Mari coloca una cesta con pan y se sienta. Posa su mirada por encima de los muros que rodean el patio. Más allá, grúas y edificios en obras.

Las Casas Baratas del Bon Pastor ya son historia, pero Mari y José no se han alejado mucho de su antiguo hogar. Ahora viven en uno de los nuevos edificios que construyeron justo en frente de lo que era un pequeño pueblo para sus vecinos. ¿Ha cambiado su calidad de vida? Sí, pero no de la manera en la que a ellos les habría gustado.

Obras de los edificios de las Casas Baratas del Bon Pastor / AV - METRÓPOLI

"YA NO VEO A MIS AMIGAS"

En una de las casitas de la calle Sanet vivieron Mari y José durante la mayor parte de su vida. Allí crecieron también sus hijos. "Aquello era un pueblo", recuerda Mari. La mujer padece Parkinson. Los síntomas comenzaron cuando todavía vivían en las Casas Baratas, pero con el traslado la enfermedad ha ido a peor.

"Ya no salgo a la calle", lamenta Mari. Su marido lo corrobora: "Se asoma a la ventana para ver pasar a la gente". Incluso la relación con sus amigas se ha deteriorado: "Antes salía a la calle y las tenía a todas cerca, pero ahora cada una vive en un sitio distinto". Su grupo se dispersó cuando comenzaron a tapiar las viviendas y Mari recuerda con nostalgia aquellos días en los que convivía con ellas prácticamente puerta con puerta.

Mari muestra fotos de la anterior casa donde vivían en el Bon Pastor / AV - METRÓPOLI

PREPARACIÓN PSICOLÓGICA

El Hospital Clínic de Barcelona y también la médico de cabecera del CAP del Bon Pastor se pusieron manos a la obra para acompañar psicológicamente al vecindario mayor en la transición. "Lo hablamos con los médicos", explica José. "Nos hicieron una preparación".

El matrimonio admite que el cambio puede ser más difícil de asimilar dependiendo de la edad de los residentes. En su caso, no era algo querido, "nos ha venido impuesto". Lamentan que la mudanza les haya "quitado años de vida".

DEPRESIÓN

No todo es tan malo. José y Mari también dicen sentirse afortunados porque al menos tienen una terraza en el bajo que ahora habitan. Sin embargo, hay residentes que no han tenido esa fortuna y lo han pasado peor: "Para los que tenemos más de 60 años ha sido una carga emocional y psicológica muy fuerte".

Sin ir más lejos, una de las vecinas que también se vio obligada a abandonar las Casas Baratas llegó a proclamar: "Antes me voy debajo de un puente a que me saquen". Esta mujer vive ahora en el quinto piso del mismo edificio que el matrimonio. "Tiene 80 años y ha sufrido un ictus". El resto de supervivientes del "pueblo" han ido falleciendo y José y Mari tienen claro el motivo: "Por pena".

Dibujos de la antigua casa de José y Mari en el Bon Pastor / AV - METRÓPOLI

"LA GENTE NO QUERÍA VENIR"

La imagen idílica de este pequeño barrio no siempre fue así. Mari admite que han habido épocas "en las que la gente no quería venir". Así lo recuerdan también algunos vecinos de Sant Adrià y Santa Coloma, al otro lado del puente del río Besòs que separa a ambos municipios del Bon Pastor: "A partir de cierta hora de la noche, les decíamos a nuestros hijos que no cruzasen el puente", explican unos residentes cercanos al antiguo Molinet.

Sin embargo, los propios vecinos de las Casas Baratas le quitan hierro al asunto. "Había algún ladrón", aseguran, "pero no era tan malo". Una especie de pacto de inmunidad para los que vivían en la barriada.

UN MUSEO

¿Qué queda ahora de las Casas Baratas? El Ayuntamiento de Barcelona empezó a principios de año a habilitar un museo sobre la evolución de la vivienda obrera en las Casas Baratas del Bon Pastor. 

Las obras, contempladas en el Pla de Barris de Sant Andreu, están dotadas con 2,3 millones de euros y tendrán una duración de un año, por lo que finalizarán en enero del 2023.

Representación gráfica del ámbito de transformación de les Casas Barates del Bon Pastor / AYUNTAMIENTO DE BARCELONA

16 CASAS

La actuación se refiere a 16 casas situadas entre las calles Barnola, Tàrrega, Bellmunt y Claramunt. Cuatro de ellas se mantendrán ambientadas en distintos momentos históricos, cuatro serán espacios expositivos y las ocho restantes tendrán un uso funcional: serán salas de reuniones, actos o archivos.

El Ayuntamiento ha mostrado su compromiso para mantener la estética original del complejo construido en 1929. Según ha explicado, es un  "testimonio de la historia de la vivienda del siglo XX" y muestra del contexto económico y social del momento.

REMODELACIÓN DEL BARRIO

En paralelo, está en marcha la cuarta fase de la remodelación del barrio, que contempla la entrega de 224 viviendas a los afectados. No obstante, las obras han sufrido notables retrasos que han indignado a los vecinos en varias ocasiones.

Cuando finalicen dichas obras, se habrán entregado un total de 753 pisos desde su inicio en 2005.

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