Ratas, ruido, menores y suciedad. Lo que parecía una situación excepcional en la calle Bilbao de Poblenou, no ha hecho más que intensificarse. En abril de 2018, una familia se asentó en un solar de titularidad municipal –compartida con una empresa privada– ubicado en el tramo que va de Bolívia a Marroc. Poco a poco corrió la voz y las chabolas fueron proliferando. Cuando se produjo el surrealista desalojo de las barracas en Glòries, “casualmente” –según los vecinos– incrementó el número de habitantes en este otro campamento.

“Hay unas 20 cabañas y mucha presencia de menores... parece una pequeña ciudad”, comenta Emma Lázaro, del grupo Josep Civit, a Metrópoli Abierta. “Y crece sin control”, añade. De hecho, los vecinos afectados no se han quedado de brazos cruzados y han tomado medidas. Unos 200 firmaron una carta que han mandado al consistorio de Barcelona. Y, pese haber obtenido respuesta, no han notado ni un solo cambio. “Incluso nos planteamos hacer movilizaciones”, indica Lázaro.

UNA "DEGRADACIÓN" DEL BARRIO

Para ellos, la situación no solo es incómoda por la insalubridad, sino también por “la degradación” del barrio. Según exponen en la carta, hay “objetos fuera de los contenedores de basura porque los remueven constantemente, y hay olores y humo a causa de las hogueras donde queman todo tipo de objetos”. “No queremos vivir delante de un vertedero, no queremos salir a los balcones y ver un paisaje no digno del siglo XXI, no queremos tener problemas de peleas y seguridad delante de nuestras viviendas”, insisten y claman en el escrito.

Tal como apuntaba este medio, según cifras proporcionadas por el Ayuntamiento de Barcelona, en 2018 el número de asentamientos de infraviviendas incrementó en un 20 % respecto al año anterior cuando se contabilizaron hasta 68. La media de personas que vive en chabolas y caravanas es de 536, y gran parte de ellas se concentra en el distrito de Sant Martí, sobre todo en la zona del Poblenou, donde hay decenas de solares vacíos.

EL AYUNTAMIENTO CONOCE LA SITUACIÓN

En este caso en concreto, el consistorio que lidera Ada Colau no solo es consciente de la situación, sino que contribuye a su perpetuación. “Hace unos meses les proporcionaron el acceso al agua en el mismo solar porque antes iban a cogerla de una fuente en un parque, pero los vecinos se quejaron porque se aseaban ahí”, explica Lázaro.

Así, el Ayuntamiento admite conocer su presencia: “Comprobamos que el asentamiento estaba consolidado”. “De forma periódica el equipo de policía de barrio contacta con los ocupantes para advertirles en caso de causar molestias en la vía pública e identifican a las personas que antes no estaban”, argumenta.

Estado actual del asentamiento en la calle Bilbao / MA



Por su parte, el distrito reconoce que “es objeto de seguimiento de los servicios sociales municipales y de la mesa de asentamientos irregulares de Sant Martí por las condiciones de seguridad y salubridad de este espacio”.

UN SOLAR CON HISTORIA

No es el primer asentamiento que ven los vecinos. Este solar ha sido testigo de otros asentamientos. Históricamente se ha utilizado como cobijo para personas sintecho, que no generaban “grandes problemas” a los vecinos. Hace muchos años, se empezó a formar un asentamiento de gitanos rumanos, pero el Ayuntamiento de entonces actuó rápido. Más adelante, en 2012, se produjo un fatídico accidente que se zanjó con la vida de las cuatro personas que habitaban en el solar. Después de eso llegó un periodo de tregua. Hasta ahora.

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