Barcelona se ha consolidado como una de las ciudades españolas en las que más okupaciones se sufren. El incremento de estos hechos durante los últimos años ha tenido diversas respuestas, como la proliferación de empresas de desokupación e incluso de particulares con dudosas intenciones cuyo sector ha quedado afectado por la pandemia.

Las okupaciones se producen en viviendas, pero también en locales, en muchos casos después de que un negocio cierre o que este no se encuentre operativo tras un largo periodo de tiempo.

La antigua floristería Angelo es buen ejemplo de ello. Ubicada en la calle Mallorca, en el barrio del Camp de l'Arpa del Clot, bajó la persiana definitivamente antes de la llegada del coronavirus. Poco después del cierre fue okupado, un estado en el que permanece actualmente generando muchas dudas a los vecinos.

ENTRADA Y SALIDA CONSTANTE

Según ha podido saber este medio, el local okupado cuenta con un tráfico de gente prácticamente permanente, que se ha incrementado en las últimas semanas. "Aquí no para de entrar y salir gente a cualquier hora del día, y meten muchas bolsas y cajas dentro en las que no se sabe qué pueden esconder", apunta una fuente vecinal.

Respecto a las posibles molestias que esto puede generar, apunta que el antiguo establecimiento lleva "mucho tiempo okupado sin molestar mucho", pero muestra preocupación por el incremento de la afluencia de personas que ha "visto" últimamente.

Calle Mallorca, donde se encuentra la floristería okupada / RP



"DECENAS" DE OKUPAS

Juan, un residente que lleva años viviendo en el barrio, suscribe esta versión sin ser capaz de cuantificar la cifra de personas que acceden al local. "Yo lo veo cada día, está okupado y entran y salen decenas de personas de lo que era la floristería", asegura. "Llevan mucho tiempo ahí, no creo que ahora los vaya a sacar nadie", sentencia.

Otro vecino, que prefiere mantener un completo anonimato, explica que conocía a los gerentes de la floristería, ya que él era "cliente" del establecimiento. Pese a reconocer no saber "bien qué hacen ahí dentro los okupas", indica que nada más llegar "pusieron su cerradura" y que al espacio accede "bastante gente extranjera".

Una comerciante del barrio también subraya el elevado tránsito de gente en la propiedad de la calle Mallorca, pero explica que cuando llegó al barrio "los okupas ya estaban allí" y que en poco más de un año no le han ocasionado "ningún problema".

"NO SE LES VE GENTE NECESITADA"

Una segunda comerciante con mayor conocimiento de la situación no da crédito sobre lo que está pasando en el local. "Va entrando y saliendo mucha gente con carros llenos, patinetes, móviles, van bien vestidos... No se les ve gente necesitada", asegura.

Esta mujer explica que "los que entran y salen son muchas más de 10 personas". Afirma que "no tienen luz ni agua", y que "alguna vez han venido los Mossos pero no les han sacado" del local.

ACCESO DE OKUPAS

Uno de los días que quedó más sorprendida, fue cuando se retiró el tapiado de la puerta para que a su interior accediera uno de los okupas. "El administrador de la finca ordenó tapiarlo, pero un día vino un hombre con un papel, destaparon la puerta y entró uno de ellos. Me quedé alucinada, nosotros estamos pagando nuestros impuestos, lo tenemos todo en regla y esta gente hace esto", lamenta.

Desde la Associació de Veïnes i Veïns Clot-Camp de l'Arpa señalan que tienen constancia de la okupación de la antigua floristería, pero que en la entidad "no se han recibido quejas" de residentes derivadas de la misma.

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