Los vecinos de la Gran Vía de les Corts Catalanes están agotados. Después de años con problemas para poder dormir por el ruido de los coches y las obras interminables de la zona de las Glòries, creían que por fin podrían descansar, pero las nuevas tirolinas que han instalado entre el centro comercial y la rambla del Poblenou se lo impiden. Metrópoli ha podido hablar con los afectados, que han explicado sin pelos en la lengua el calvario que viven cada noche. "Nos tienen castigados y estamos agotados psicológicamente", aseguran.
Las obras para construir el túnel de las Glòries empezaron en 2015. Los vecinos de la Gran Vía celebraron esta nueva y compleja construcción, ya que pensaban que, de esta manera, se acabarían los problemas de ruido que llevaban décadas sufriendo por culpa de los coches. Durante siete años, han cesado los conflictos acústicos por la circulación de vehículos, pero han tenido que soportar el ruido de las obras, que finalizaron en 2022.
DOS TIROLINAS
Después de tanto tiempo, pensaban que había llegado el fin del calvario, pero nada más lejos de la realidad. Desde la dirección del área de Ecología, Urbanismo, Infraestructuras y Movilidad, de la mano de Janet Sanz, han instalado dos tirolinas que hacen la vida imposible a los vecinos. La idea de esta infraestructura era pacificar la zona y hacerla más accesible, convirtiéndose en la primera tirolina apta para personas con discapacidad. También pretendía poner fin a los problemas de ruido que había antes de las obras.
No obstante, no ha conseguido ninguno de los dos objetivos. Varias asociaciones de personas con movilidad reducida han cargado contra Sanz, a la que acusan de mentir, ya que las tirolinas no son accesibles para este colectivo. Así lo aseguran desde Asociación Miradas que hablan y Accesibilitat Ciutat i Platges Barcelona, que ven en estas falsas afirmaciones de Urbanismo una "vulneración más" del código de accesibilidad y de sus derechos.
MAL CONSTRUIDAS
Por otra parte, tal como explican los vecinos a este medio, las tirolinas están mal construidas y hacen mucho ruido. A todo eso hay que sumarle que, al estar en la vía pública y ser 100% gratuitas, por las noches se llenan de adolescentes y borrachos, provocando así problemas de incivismo que se alargan hasta la madrugada. Ángel es uno de los afectados y explica a este medio que, en más de una ocasión, ha tenido que llamar a la policía por el fuerte ruido que le impedía dormir.
RUIDOS INFERNALES
Ángel no es el único afectado. Pilar es otra víctima del urbanismo táctico de la Gran Vía. "Hemos pasado años con unos ruidos infernales. Primero por la circulación y luego por las obras, y todo por hacer una zona más silenciosa, pero lo cierto es que no podemos descansar. Por las noches hay 'gamberrismo' y es muy incómodo", lamenta la mujer, que considera incoherente la instalación de las tirolinas.
Las fuentes vecinales consultadas aseguran que hay dos problemas principales: el primero es el incivismo. El segundo, las deficiencias de la propia estructura. "Están mal construidas y no tienen inercia. Los niños se quedan parados en medio de la tirolina y los padres los tiene que arrastrar, asegura Pilar. La afectada ha aprovechado la ocasión para mostrar su preocupación por la tala de árboles que ha supuesto esta nueva construcción: "Han quitado muchísimos árboles, enormes y centenarios. Podrían haber optado para poner el barrio bonito con más naturaleza, y más teniendo en cuenta la contaminación que hay en Barcelona".
PROBLEMAS PARA DORMIR
Otra vecina, que ha querido preservar su anonimato, coincide con Pilar y Ángel. Está preocupada porque ahora, en pleno invierno y con todo completamente cerrado, tiene problemas para dormir. "Si es así ahora, no me quiero ni imaginar cómo será en verano, cuando tenga que abrir las ventanas para soportar el calor".
Salwa vive en un cuarto piso y, según su testimonio, sufre muchísimo por culpa de las tirolinas. "Nos tienen castigados. Por la noche vienen grupos de jóvenes borrachos y molestan. Es un castigo mental constante. Nos dijeron que íbamos a descansar del ruido de los coches y ahora nos encontramos con esto". Salwa lleva diez años viviendo en este piso asegura que el ruido de la tirolina es mucho más molesto que el de los coches, al que ya se había acostumbrado.
QUEJA AL AYUNTAMIENTO
"No vamos a decir a los niños que no jueguen, pero podrían haber puesto las tirolinas en el parque. Estaban poniendo la calle bonita, pero con esto lo han fastidiado todo", lamenta la vecina, que asegura que este problema le está afectando psicológicamente. Entre todos los afectados quieren hacer una queja al Ayuntamiento, a pesar de que tienen pocas esperanzas en que escuchen sus peticiones.
"Las tirolinas molestan. Muchas veces se quedan haciendo ruido hasta las dos de la madrugada. No son para los niños, son para los borrachos. He pasado por muchas cirugías y problemas de salud y solo quiero dormir tranquilo. Mi habitación da a la calle y oigo todo el ruido. No creo que en el Ayuntamiento nos vayan a hacer caso, estamos muy desesperanzados", lamenta otro vecino, que ha querido preservar su anonimato.
PROBLEMAS DE INCIVISMO
Ana Pomar, otra de las afectadas, corrobora lo que han dicho el resto de sus vecinos. "Durante el día puedo comprender que haya ruido, pero por las noches es molesto. Sabiendo que hay más personas en mi misma situación, nos quejaremos al gobierno municipal", explica la joven, que, igual que el resto de vecinos, está harta de los problemas de incivismo que provocan a altas horas de la noche.
"Hemos recibido la queja de los vecinos y nos hemos puesto en contacto. Les hemos trasladado que trabajaremos para garantizar que no se produzcan molestias a raíz del uso de las tirolinas", explican desde el Ayuntamiento de Barcelona a este medio.