Los vecinos del Triángulo Golfo cargan contra el Ayuntamiento de Barcelona por la consolidación de las terrazas covid en el Parc i la Llacuna del Poblenou. El informe de sonometría del pasado mes de febrero, que ponía en evidencia los problemas de contaminación acústica a la que se enfrentan los residentes de la zona, no ha sido suficiente para frenar las polémicas licencias. Metrópoli ha podido hablar con una de las afectadas, que ha denunciado el abandono institucional contra el que lleva años luchando.
Sandra, un nombre inventado para preservar su anonimato, vive en la calle de Pere IV que, juntamente con la calle de los Almogàvers y de Pamplona, forma el famoso Triángulo Lúdico. No obstante, los vecinos lo han rebautizado como el Triángulo Golfo. Esto es debido a que las tres calles no se caracterizan solo por acumular locales de ocio nocturno: el ruido constante a altas horas de la noche, el turismo de borrachera y la delincuencia son el pan de cada día.
BARRIO CASTIGADO
Este no es un problema nuevo. El Parc i la Llacuna del Poblenou siempre ha sido una zona conflictiva en cuanto al ocio, unos conflictos que aumentaron drásticamente desde que estalló la pandemia del coronavirus. A partir de entonces, como las discotecas y bares estaban cerrados, se empezaron a popularizar los botellones, que azotaron fuertemente en este barrio tan castigado.
LA CIUDAD SIN LEY
Los vecinos aseguran que esta zona de Barcelona es "la ciudad sin ley" y se sienten completamente abandonados por el gobierno municipal."Estamos hartos y muy quemados. Lo único que pedimos es que respeten nuestro descanso y poder dormir tranquilos", lamenta Sandra. Los residentes del Triángulo Golfo vieron un rayo de esperanza cuando salió a la luz el informe de sonometría al que tuvo acceso este medio.
El documento lo dejaba muy claro: "La simulación acústica reafirma la presencia de los niveles de ruido elevados en la totalidad del ámbito evaluado y hay que aprobar un plan específico de reducción de ruido". A pesar de que los resultados sonométricos del Departamento de Avaluació i Gestió Ambiental del Ayuntamiento de Barcelona les daban la razón, lamentan que se haya tardado tanto tiempo en oficializar un problema al que llevan años enfrentándose.
TRIÁNGULO GOLFO
El regidor de distrito, David Escudé, los convocó a una reunión para hablar de los resultados del informe. Según explica Sandra, el edil socialista les explicó que el servicio jurídico es el encargado de determinar detalladamente qué medidas se van a tomar para abordar la contaminación acústica del Triángulo Golfo. "Nos adelantaron algunas de las medidas, como, por ejemplo la limitación horaria y las inspecciones a los locales de ocio nocturno", dice la afectada.
Los vecinos estaban en alerta ante la posibilidad de que se consolidaran las terrazas covid, que aumentarían aún más los problemas del barrio. Desde el consistorio les aseguraron que no se tenían que preocupar, que teniendo en cuenta los resultados del informe de contaminación acústica, no se consolidarían las terrazas en ninguna de las calles analizadas.
TERRAZAS COVID
La sorpresa de Sandra fue mayúscula cuando vio que, dos días después de la reunión, estaban instalando una de estas polémicas terrazas en la calle de Pere IV: "Al principio, nos pensábamos que se trataba de un error, pero al poco tiempo, el gerente del distrito de Sant Martí nos confirmó la peor de las hipótesis". Las terrazas covid han llegado para quedarse en el Triángulo Golfo y no solo eso, sino que se han ampliado al doble, asegura la mujer.
La explicación que dan ante esta supuesta mentira es que "se habían equivocado" y que las solicitudes de dichas terrazas se hicieron antes de que se publicara la sonometría y que, por lo tanto, ya no hay marcha atrás. "Nos dijeron que han consolidado todas las terrazas de la calle de Pere IV. Estamos hablando de una de las calles con más contaminación acústica de toda la ciudad. No nos creemos que el Ayuntamiento no pueda hacer nada", dice Sandra.
A pesar de que el servicio jurídico está estudiando qué medidas tomar, los afectados creen que se trata de un parche que no va a solucionar la raíz de los problemas, unos problemas que temen que aumenten por las terrazas covid. La única alternativa que ven posible es que se hagan inspecciones a los locales de ocio nocturno. "Hay que entender el conflicto del Triángulo Golfo en todo su conjunto. Si no se quieren solucionar es por falta de voluntad. Este modelo de ciudad desplaza a los vecinos y no les permite descansar. Barcelona nunca ha sido así. Estamos hablando de un problema de salud pública", asegura la mujer.
INDEFENSIÓN APRENDIDA
Sandra ha aprovechado la ocasión para remarcar que en el Triángulo Golfo tienen indefensión aprendida y que se sienten completamente deshumanizados:"¿Para qué voy a llamar al 112 si no va a venir nadie?, ¿para qué voy a ir a los plenos municipales si no siquiera nos podemos defender? Se llenan la boca de la importancia de pacificar las calles, pero luego esto supone una guerra en el Triángulo Golfo".
A finales de 2022, la Sindicatura de Greuges de Barcelona también emitió un informe en el que remarcaba que "la actuación municipal no ha sido suficientemente eficaz para garantizar el derecho al descanso de la ciudadanía, así como la buena calidad de vida". Esto es algo de lo que los vecinos ya llevan años avisando y lamentan que no se tomen las medidas necesarias.
LA VERSIÓN DEL AYUNTAMIENTO
Fuentes del consistorio explican a Metrópoli que la consolidación de las terrazas fue entre abril y noviembre de 2022 y que éstas no generan problemas durante el día. "El distrito está preparando un conjunto de medidas para paliar las posibles molestias detectadas a través de los estudios sonométricos". Entre estas medidas se encuentran la reducción horaria de las terrazas en horario nocturno, una propuesta insuficiente a ojos de los afectados.
"Ya hace meses que el distrito de Sant Martí trabaja para reducir el impacto de la actividad de ocio nocturno a la zona del Triángulo Lúdico, junto con los establecimientos que hay en la zona. El verano pasado, el Ayuntamiento de Barcelona prohibió en las tiendas de alimentación del Triángulo Lúdico y la apertura por las noches desde el miércoles al domingo. También los festivos que caen en lunes o martes están afectados por esta medida. El horario del cierre de los establecimientos es desde las 22.00 horas hasta las 7.00 horas de la mañana siguiente. Este decreto se aprobó para evitar el botellón y mejorar la convivencia con los vecinos de las zonas próximas. También por motivos medioambientales y para combatir el exceso de ruido por las noches", concluye el comunicado que el consistorio ha hecho llegar a Metrópoli.