El pasado 23 de febrero, María Amezcua cumplió 88 años en la cama de un hospital. Esta vecina de la Zona Franca se recuperaba de las heridas sufridas un mes antes tras ser víctima de un robo violento en la puerta de su casa en el barrio de la Marina del Port, en la falda de la montaña de Montjuïc. Dos jóvenes la atacaron por detrás y la empujaron contra un coche para robarle su collar. El resultado: fémur y clavícula rotos y un mes de hospitalización. La inseguridad y el miedo a salir a la calle son las otras secuelas del robo.

“Me han destrozado la vida. Tengo mucho miedo y no se cuándo podré regresar a la calle. No sé si podré asimilar esto”, comenta en conversación telefónica. La mujer se mantiene en forma, salía a la calle a comprar y hacer recados y gozaba de mucha autonomía en su día a día. Ahora, depende en gran parte de su nieto que vive cerca. De momento se mueve con dificultad gracias a un andador.

'BUSCABAN UNA VÍCTIMA'

El 27 de enero, a las 16.30 horas, María regresaba de una visita médica a su casa, ubicada en la plaza Alta de Can Clos. Mientras abría su portal dos chicos se acercaron por detrás preguntando por una parada de metro. Cuando les contestaba que en esa zona no había ninguna estación, uno de ellos le arrancó una cadena del cuello y la empujaron hacia atrás, provocando que la mujer se golpeara contra un coche. Lo siguiente que recuerda es el viaje en ambulancia hacia el hospital. Un mes después de su ingreso, los doctores le dieron el alta este lunes.

 

Detalle de la pierna de María en el hospital / METRÓPOLI ABIERTA



 

Merche Capella vio a los chicos sentados en la plaza. Otro vecino detectó que estaban merodeando por la zona, “buscando a alguna víctima para robar”. Los atacantes vestían de negro y llevaban mascarilla y la víctima solo pudo ver a uno de ellos. “Lo malo de estas cosas no es que te roben, sino que te hagan daño”, denuncia Capella. Esta vecina explica que hace poco unos ladrones también atracaron a una mujer embarazada desde una motocicleta y la arrastraron varios metros por el arcén. “No entiendo que los jóvenes de hoy en día puedan ser tan malos”, apunta María.

PREOCUPACIÓN VECINAL

El caso de esta octogenaria recuerda al de Conchita Postigo (67 años), víctima de un robo violento el septiembre de 2020 en el mismo barrio de la Marina del Port. El grado de violencia de su asalto fue incluso mayor. De nuevo, dos jóvenes se acercaron por detrás, la asfixiaron con la técnica del mataleón dejándola sin conocimiento y le golpearon la cabeza. “Doy gracias a dios que en mi caso no fue a más. Son momentos que no te esperas. Parecía que me pasaba una película por delante”, señala María.

El robo a Conchita, junto con otros atracos violentos y agresiones en un corto período de tiempo, puso al barrio en alerta a finales de septiembre. Se hicieron protestas y algunos vecinos organizaron una suerte de patrullas ciudadanas para controlar a los individuos sospechosos, una práctica que la policía siempre ha rechazado por el peligro que conlleva. Con el robo de María, la preocupación por unos robos violentos que no discriminan la edad de la víctima ha regresado a este barrio del distrito de Sants.

RECUPERACIÓN

Tras un mes en la cama recuperándose y una operación dos días después del robo, su clavícula parece estar mejor. También la pierna, aunque tiene para dos o tres mes más para recuperar la movilidad perdida. A pesar del susto, explica que es fuerte y que afronta las cosas de frente. Ahora, su reto será superar el miedo a salir a la calle.

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