Este martes se cumplen 25 años del derribo del antiguo estadio de Sarrià del Real Club Deportivo Espanyol. Durante estas décadas han sido pocos los gestos del Ayuntamiento de Barcelona hacia la afición perica, que exige desde hace años que se reconozca el arraigo del club en la ciudad.
Fuentes cercanas al RCD Espanyol señalan que los dos mandatos de Ada Colau finalizarán sin apenas guiños hacia la afición blanquiazul. Uno de los más reclamados es la renovación del convenio entre el Ayuntamiento de Barcelona y la Fundación RCD Espanyol. El acuerdo fue firmado durante el gobierno de Xavier Trias, a pocas semanas de celebrarse las elecciones municipales. No obstante, este nunca tuvo asignada una partida presupuestaria y estaba casi "vacío de contenido". Es por ello que se impulsó la negociación de un nuevo convenio, ya con Colau en la alcaldía, pero que nunca ha llegado a ver la luz. Fuentes municipales reconocen que "se está trabajando en un nuevo convenio". Sin embargo, se avanza a cuentagotas por el escaso interés que muestra el Ayuntamiento en la materia, denuncian fuentes cercanas a las negociaciones.
NI RASTRO DEL MURAL
Otra de las reivindicaciones históricas de la afición perica barcelonesa es la colocación de un mural en los jardines de Camp de Sarrià. Se trata de un proyecto que ya se aprobó hace unos cuatro años. No obstante, el Ayuntamiento todavía no lo ha colocado. En conversaciones entre el club y el consistorio, se habló de la posibilidad de sustituir el mural por una escultura, otro proyecto que ha quedado en tierra de nadie.
Preguntados por Metrópoli, desde el consistorio aseguran no tener peticiones sobre este tema por parte de los blanquiazules. Las fuentes consultadas apuntan a una posible falta de concreción del proyecto y de voluntad política para llevarlo a cabo. También apuntan a posibles contradicciones entre las instancias del consistorio a la hora de tomar una decisión al respecto.
UNA PLACA 'PIPICAN'
En los actuales jardines del Campo de Sarrià se erigió una placa conmemorativa que explica que ese terreno fue un día el campo del Espanyol. No obstante, no son pocos los pericos críticos con dicha placa, que algunos incluso comparan con la de un pipican debido a su tamaño y aspecto. El exconcejal del PP en el Ayuntamiento de Barcelona, Alberto Fernández-Díaz, llevó al pleno una actualización de dicho convenio para pedir -de nuevo- que se cambiara la placa conmemorativa por una más grande, vistosa y que incluyera historia del estadio y del club.
ENTIDAD VINCULADA A LA CIUDAD
Con todo, el Ayuntamiento ha reconocido desde el primer momento al Real Club Deportivo Espanyol como entidad vinculada a la ciudad desde su fundación. Tan es así que todos los partidos, excepto la CUP, votaron entonces a favor de la moción que presentó el exlíder del PP catalán. Aún así, siete años después de que Xavier Trias firmara el primer convenio en 2015, los socios de la fundación todavía esperan respuesta a sus peticiones.
MÁS DE 70 AÑOS DE HISTORIA
El estadio de Sarrià fue, entre 1923 y 1997, el campo de fútbol de los pericos hasta que fue derribado tras una recalificación urbanística que salvó al club de la quiebra hace hoy 25 años. El club celebró su primer partido en el estadio contra el Unió Esportiva Sants, a principios del siglo XX, mientras que la cita que marcó el punto y final para la edificación fue contra el Valencia, a pocos años del cambio de milenio.
El derribo de las instalaciones fue recogido y retransmitido en directo por TV3. En el metraje puede observarse cómo caen las gradas y palcos del antiguo estadio de Sarrià. De entre toda esa humareda y polvo, saldría el parque actual, una zona habitual de paseo para los habitantes de la zona.
En la retina de los testigos del derribo ha quedado la resistencia del Estadio a ser derribado, pues algunas de sus zonas necesitaron hasta dos cargas de demolición para poder ser derruidas. Para la historia, algunas de las calles aledañas al estadio mantienen nombres de estrecha relación con el club deportivo. Tal es el caso del pasaje de Ricardo Zamora, en honor del exjugador y entrenador perico, o la calle de Can Ràbia, nombre que llevaba la zona antes incluso de que se edificara la instalación.