Escena de película este viernes, 10 de febrero, en la zona alta de Barcelona. Tras la llamada de un vecino de la calle Amigó del distrito de Sarrià-Sant Gervasi, los Mossos d'Esquadra se personaron en la zona por un posible secuestro con rehenes.
La alerta le llegó a la policía catalana a las 17:45 horas. Ante ello, enviaron varias patrullas de seguridad ciudadana, orden público e investigación al lugar para hacer las comprobaciones pertinentes. Lo que descubrieron no se lo esperaban: varias personas estaban retenidas en contra de su voluntad y los secuestradores pedían 370.000 euros por el rescate. ¿El contexto? Un ajuste de cuentas entre la mafia china.
NEGOCIACIONES
Una vez los mossos dieron veracidad a los hechos, se añadieron al despliegue policial el Grupo Especial de Intervención y los negociadores de la Unidad de Secuestros y Extorsiones. Toda la zona se acordonó y no se permitió a los clientes de los negocios aledaños abandonar los locales. Al despliegue acudieron el jefe de los mossos, Eduard Sallent, el director de la policía catalana, Pere Ferrer y el teniente de alcalde de Seguridad del Ayuntamiento de Barcelona, Albert Batlle.
Sobre las 20:00 horas se iniciaron las negociaciones. Unas conversaciones delicadas, ya que los secuestradores estaban armados y algunos vecinos habían escuchado hasta tres detonaciones en el interior del domicilio.
IRRUPCIÓN
Tras no llegar a ningún acuerdo, los agentes decidieron irrumpir en el piso 15 minutos después. Los agentes del GEI realizaron denotaciones en la puerta de entrada y acto seguido liberaron a las dos personas retenidas –un hombre y una mujer– y detuvieron a los tres presuntos secuestradores –todos ellos de origen chino–.
El director de la policía catalana explicó que en el piso había "herramientas y armas". Además, destacó que no se sabe tampoco si hay "relación de parentesco entre los rehenes y los secuestradores".
MARIHUANA O PROSTITUCIÓN
A falta de conocer las motivaciones del secuestro, lo cierto es que las mafias chinas están asentadas en Barcelona desde hace años. Sus negocios suelen girar en torno a las mismas actividades ilícitas: cultivo de drogas, marihuana especialmente, y su distribución y la prostitución.
Los ciudadanos de origen chino que pertenecen a estos grupos organizados ven un filón en España para desarrollar este tipo de actividades.
NEGOCIOS
Estas mafias también poseen un gran número de empresas en territorios determinados para blanquear dinero: sobre todo bares y prostíbulos. Ello se debe a la alta cantidad de dinero en metálico que poseen. Incluso pueden adquirir naves industriales en zonas alejadas de las ciudades para cultivar la droga.
Lo cierto es que cada grupo criminal se especializa en una tipología de delitos y la comunidad china no suele mancharse las manos de sangre: no cometen robos con fuerza ni asaltan domicilios, en general.