El repique de campanas nocturno de la iglesia de la Bonanova, motivo de disputa entre el vecindario

Los campanarios de las iglesias todavía son uno de los símbolos más característicos en los paisajes urbanos. El sonido de las campanas ha servido durante siglos para marcar las horas o para anunciar acontecimientos religiosos, como los entierros. Aunque para muchos el sonido pasa inadvertido, para otros no. Y es que proteger el sonido de las campanas y, al mismo tiempo, garantizar el descanso es complicado. Este debate mantiene dividido al vecindario de la plaza de la Bonanova, en pleno distrito de Sarrià-Sant Gervasi.

LOS VECINOS, DIVIDIDOS

Vanessa es una de las vecinas del barrio que pide una solución ante el incesante y molesto ruido de las campanas, que no le dejan descansar, según relata a Metrópoli. "Es un drama. El campanario de la iglesia toca los cuartos y las medias por duplicado durante toda la noche”, denuncia. La vecina se refiere a las campanas de la Iglesia Madre de Dios de la Bonanova, situada justo delante de la plaza. Una de las cuestiones que se pregunta Vanessa es si el sonido sobrepasa cualquier normativa de prevención de contaminación acústica: “Hay que ver si es legal tocar campanadas toda la noche”. Todo ello asegura que ha alcanzado unos niveles insoportables que repercute de forma negativa en su descanso. Del mismo modo que Vanessa opina otra vecina de plaza de la Bonanova: "Si que es cierto que hacen bastante ruido", asegura. No obstante, subraya que lleva viviendo mucho tiempo en el barrio y que ya se ha acostumbrado.

El campanario de la iglesia de plaza Bonanova / METRÓPOLI

El sonido de las campanas es motivo de disputa entre los vecinos de este barrio de la zona alta de Barcelona. Mientras algunos aseguran que se debería respetar el descanso, otros lo defienden con uñas y dientes y achacan que no es culpa de la iglesia: “Si te molesta el ruido del campanario, no te compres una casa justo al lado de una iglesia”, critica Juan (nombre ficticio para preservar el anonimato). Juan va acompañado de su hija, quien reafirma esta opinión: “Lo que deberían pensar es que la campana probablemente lleva allí varios siglos y que son ellos quienes deberían haber caído en ese hecho antes de mudarse junto a ella”.

Isabel hace 30 años que vive en el barrio y nunca le ha molestado el campanario. “Una ciudad está llena de ruido. A mi me molesta más la cantidad de tráfico y las fiestas en la calle que el repique de campanas”. Otra vecina del barrio también piensa como ella: “Creo que antes de prohibir que toquen las campanas se debería prohibir el ruido de las motos o de los vecinos que gritan por las calles a las 2 de la madrugada. Esto sí que molesta”.

MAYOR PREOCUPACIÓN POR LAS 'OKUPACIONES'

Ambas mujeres aprovechan para hacer referencia a uno de los temas más espinosos con los que se encuentra el barrio de la Bonanova: las casas okupadas de El Kubo y La Ruïna. “No puede ser que te moleste más el sonido de las campanas por la noche que el que generan los okupas que tenemos al lado", recrimina Isabel a este digital.

'El Kubo' es una casa situada en el número 6 de la calle de Joan de la Salle. Junto a ella también hay otro edificio al que llaman 'La Ruïna', y ambos se encuentran okupados desde hace años. El terreno, proyectado originalmente como espacio verde, pasó a manos de Renta Corporación en 2005. Más tarde, se recalificó el suelo y se proyectó un bloque de pisos de lujo, que nunca llegó a construirse. Finalmente, en 2008 la empresa Sareb adquirió la propiedad. Desde entonces, ambos edificios siguen vacíos. El pasado jueves 23 de marzo se suspendió su desalojo tras una situación muy violenta entre los cuerpos de policía y los okupas. Los integrantes de los edificios celebraron la decisión, mientras que los vecinos lamentan, una vez más, la impunidad a la okupación.

La Ruïna y El Kubo, los dos edificios okupados en la Bonanova / MA

Los colectivos detrás de 'El Kubo' y 'La Ruina' hicieron un llamamiento a las cinco de la madrugada para, según sus palabras, "resistir a la comitiva de odio" y se prepararon para impedir la entrada de los agentes policiales con vallas metálicas y materiales de obra en las puertas y ventanas. Además, ante la amenaza de desalojo, los integrantes de los edificios amenazaron con “quemar Sant Gervasi” y dispararon con pistolas de balines y cohetes a algunos de los vecinos molestos, que resultaron heridos.

NORMATIVA

Son pocos los vecinos que opinan que se debería poner una solución al ruido de las campanas. Por el momento, no se han organizado en ninguna plataforma más allá de las quejas compartidas en las reuniones de la comunidad. Si bien es cierto que se trata de una problemática muy común, está muy poco estudiada en las ordenanzas municipales. Tal como aseguran fuentes municipales a Metrópoli, "no hay ninguna normativa al respecto".

Según la Ordenanza del medio ambiente de Barcelona aprobada en febrero de 2011, los emisores acústicos se clasifican entre: vehículos automóviles, ferrocarriles, aeronaves, barcos y similares, infraestructuras (viarias, ferroviarias, aeroportuarias...), maquinaria y equipamientos, obras de construcción de edificios y obras en la vía pública, actividades (industriales, comerciales, de ocio...), instalaciones de ventilación y climatización, comportamientos en la vía pública, vecindad y otras fuentes de ruido. Dicha ordenanza no especifica en ningún apartado el uso de los campanarios y, a consecuencia, el ruido que se desprende de ellos. No obstante, en el documento se señala que "los emisores acústicos que por sus peculiares características técnicas o de explotación, por su singular carácter o por razones de interés público no puedan ajustarse a los valores límite de inmisión establecidos tendrán carácter excepcional".

Se podría considerar que el sonido de las campanas son una señal de aviso. La Ordenanza incluye un apartado en el que se detalla que los sistemas de aviso acústico, "salvo circunstancias excepcionales", se prohíben hacer sonar durante el período nocturno. Propone como ejemplo, las sirenas de la policía o la ambulancia, pero en ningún caso hace referencia al repique de campanas.

MEDIR LOS DECIBELIOS

Ante la falta de claridad de la Ordenanza municipal, el Ayuntamiento recomienda evaluar el nivel de ruido para conocer la situación acústica de una determinada zona del territorio para observar si se sobrepasan los decibelios permitidos. En caso de que así sea, los vecinos podrían pedir al consistorio barcelonés prohibir hacer sonar las campanas por la noche.