
Peatones y vehículos circulan por la parte pacificada de la calle de Sant Gervasi de Cassoles, en la Bonanova
La calle pacificada más polémica de la Bonanova: un "punto negro" de accidentes en la zona alta de Barcelona
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Tras una década de reclamos vecinales, la reurbanización de la calle Sant Gervasi de Cassoles de Barcelona por fin salió de los croquis en 2023 y, ahora que lleva dos años siendo una realidad, los residentes de la Bonanova ya están hartos de la nueva superilla.
Ni a pie ni en coche, la calle es "intransitable". Cuando en 2018 el gobierno de Colau inició un proceso de participación vecinal para definir el futuro de la nueva zona de tráfico reducido, el fundamento de las exigencias era priorizar el peatón y disminuir la contaminación acústica y ambiental producida por los vehículos de motor que llegaban a diario a la plaza de la Bonanova desde la ronda General Mitre.

Coches circulan por la calle de Sant Gervasi de Cassoles, en la Bonanova Barcelona
En aquel entonces ya había retractores. Los conductores y motoristas de la zona alta no querían "ni oír hablar" de la creación de una plataforma única compartida entre coches y peatones porque temían que fuera un "obstáculo para el acceso a los parkings privados y alargara sus trayectos cotidianos".
Casi dos años después del que el consistorio (ahora con Collboni) llama "proceso de pacificación", la indignación no ha hecho más que aumentar frente a una obra que, en lugar de conciliar coches y peatones, ha creado un espacio donde reina el desorden.
Más tráfico que circula por una zona con insuficientes delimitaciones viarias y en que todo el mundo cree tener prioridad de paso. Desde Metrópoli nos hemos desplazado al punto neurálgico de la Bonanova para conocer la opinión de los vecinos:
El antagonismo entre vecinos y motoristas, coches y patinetes no ha cesado, está claro. Sin embargo, y a pesar de la fuerte discordia, están de acuerdo en que la pacificación en concreto de la calle de Sant Gervasi de Cassoles ha sido un "fracaso".
Sandra, vecina de la Bonanova, pero que acostumbra moverse en coche, apunta que "desde que cerraron la calle Muntaner y las adyacentes, la única carretera que ha quedado para poder subir la Bonanova es Sant Gervasi de Cassoles. (...) Pasan más coches y hay más ruido".

Vehículos circulan por la parte pacificada de la calle de Sant Gervasi de Cassoles, en la Bonanova Barcelona
Parece ser que, aunque es verdad que se ha logrado pacificar el resto del área que rodea la nueva superilla, tal y como deja claro Sandra al comentar que "el espacio ha quedado mucho mejor", quienes habitan en esta polémica calle reciben la otra cara de la moneda.
Motos por doquier
"Las motos, las bicicletas y los patinetes hacen lo que les da la realísima gana. (...) Es un caos", manifiesta Alícia, una residente de la zona.
Una ciudadana que trabaja delante del cruce más castigado por la reforma, explica que los coches chocan "cada dos por tres" y que las motos circulan por la acera porque, al ser "todo igual", se desplazan "por todos lados", sin diferenciar entre una zona exclusivamente peatonal y un área compartida.
Estos motoristas tan mencionados, que vienen de la Ronda del General Mitre o la calle Bisbe de Sivilla y van en dirección a la montaña, pasan uno tras otro delante de la biblioteca Sant Gervasi-Joan Maragall.

Un motorista en un cruce de la calle de Sant Gervasi de Cassoles, en la Bonanova Barcelona
"Parece que las motos no contaminen, cada vez hay más. Y aparcan en la acera, ya puedes ampliar la acera, da igual, porque va a estar llena de motos aparcadas. Con que no me atropellen… Vamos a peor", insiste Alícia, preocupada.
Por el contrario, la trabajadora también señala que el hecho de que los peatones paseen por la calle sin importar si es un tramo por el que también transitan vehículos, provoca que los coches "tengan que parar constantemente" y se genere congestión.
Un callejón sin salida
Las queja vecinales, arrastradas desde 2012, no pierden el foco: "los ciudadanos tienen que ganar la batalla a los vehículos", aseveran los vecinos de la Bonanova.
Alrededor de la calle de Sant Gervasi de Cassoles creció el antiguo municipio del mismo nombre, anexionado a Barcelona en 1897 y actualmente repartido administrativamente en dos barrios separados por la ronda del General Mitre.

Un peatón paseando por el cruce entre las calles Sant Gervasi de Cassoles y Bisbe de Sivilla, en la Bonanova Barcelona
Con el objetivo de devolverle su centralidad y sobre todo recuperar la identidad de la antiga vila, el distrito no ha dejado de luchar por una zona de encuentro y cohesión ciudadana.
La renovación de los alrededores de la biblioteca Sant Gervasi-Joan Maragall ya fue un paso hacia delante que, de hecho, han elogiado todos los vecinos entrevistados por este medio por el sosiego que ha traído al barrio.
Asimismo, el tramo de la calle Sant Gervasi de Cassoles entre la calle Bisbe de Sivilla y la plaza de la Bonanova, se mantiene como el quiste de los peatones, los motoristas y el Ayuntamiento de Barcelona.