No uno, ni dos, ni tres. Hasta cuatro desalojos -tres anunciados y uno improvisado- hemos podido vivir esta mañana de lunes en El Raval, probablemente el barrio más conflictivo de Barcelona en los últimos tiempos por mor de los narcopisos, las okupaciones o, como en este caso, los desahucios.
El programa de desalojos estaba claramente marcado en el plano de la plataforma 'Stop Desnonaments': a las 09:00, en calle Robadors, 4; a las 10:00, en calle Aurora, 19, y a las 11:30, en calle Luna, 27.
A continuación, el relato de lo sucedido desde el prisma de un periodista que aparece por allí...
Está lloviendo en Barcelona a primera hora de la mañana, pero cuando se presentan un secretario judicial, un procurador, el cerrajero y dos coches de los Mossos d'Esquadra, ya puedes ponerte como quieras, que vienen a ejecutar un desalojo por orden del juez. La primera parada es en Robadors, 4. Aquí viven dos hermanas desde hace 18 años, pero el piso ha sido comprado por la sociedad inmobiliaria l'Abeille (la abeja), de origen francés. Hay una tercera hermana, en otro piso del mismo edificio, a la que vendrán a 'visitar', por el mismo motivo, este miércoles.
Es la segunda vez que vienen a desalojar a las hermanas y, una vez más, un grupo de personas implicadas en la campaña anti-desalojos se plantan delante de la finca e impiden que la comitiva 'legal' pueda ejecutar el piso. Los Mossos se limitan a estar presentes y a evitar que haya altercados. Aquí, de momento, no pasa nada, más allá de alguna voz protestona; pero, más adelante, ya verán cómo los uniformados tienen que intervenir...
“Esto es indignante”, explica alguien en el corrillo. “Son grandes fondos de inversión internacionales que han comprado el edificio entero y quieren expulsar a quienes viven, caiga quien caiga. Compran barato, elevan el precio del alquiler y acaban echando al inquilino”.
Vídeo de Beteve desde uno de los desalojos
Como que hay menores de por medio y se ha personado Serveis Socials, la ejecución no se consuma en Robadors, aunque advierten a las hermanas que la próxima será la tercera citación, y que ya no habrá manera de pararlo.
“Esto está ocurriendo cada día en el Raval y, en general, en los barrios céntricos de Barcelona”, explica Iñaki García, miembro de la plataforma Stop Desahucios de El Raval (SDR). “Hay una decena de intentos de desalojo semanales aquí. Calculamos que, en toda Barcelona, debe haber unos 75 aproximadamente”.
SEGUNDA PARADA: CALLE AURORA
Casi sin tiempo de guardar la cámara, nos vamos a otra calle, no muy lejana, siempre en El Raval. Esta vez toca en Aurora, 19. Aquí se trata de tres jóvenes pakistaníes. La comitiva legal (ya saben: secretario judicial, procurador de la empresa propietaria, cerrajero, Mossos, etc.) levanta acta de que tampoco pueden acceder al piso debido a que unas decenas de personas -en su mayoría vecinos o miembros de SDR- se plantan delante de la puerta de entrada de la finca. Como que hay impedimento físico, el alguacil vuelve a escribir que no ha sido posible la ejecución a pesar de las protestas de la procuradora, que defiende los intereses de la inmobiliaria (en este caso de trata de Activa, compañía que representa al macrofondo inversor internacional Blackstone), a la que no le queda más remedio que firmar.
“Estas empresas son las que están acabando con nuestros barrios. Tienen mucho poder”, nos amplia García, acompañado de un grupo de personas de la plataforma que dan el callo cuando se les avisa de un posible nuevo desahucio. “Se quedaron con muchos pisos en Barcelona cuando CatalunyaCaixa fue desmembrada; afloró una gran cartera de viviendas, compraron a la baja y ahora quieren rentabilizar la inversión echando a los inquilinos por cualquier motivo: impago del alquiler, de la hipoteca, del préstamo hipotecario... lo que sea para ejecutar el piso, quedárselo, restaurarlo y poner un precio exorbitante, sólo apto para guiris con pasta. De esta manera, acabarán sacándonos a todos de nuestras casas”.
Resultado hasta el momento: Desahucios, 0-Inquilinos, 2
Cuatro Mossos d'Esquadra/Policía intentan mediar entre las dos partes / MIKI
TERCERA PARADA: CALLE LLUNA
Sin solución de continuidad, nos plantamos esta vez en la calle Lluna, donde está prevista otra ejecución en esta maratón de desahucios matinal. Para la ocasión, se trata de una familia latinoamericana. Está la hija adolescente, porque la madre está trabajando. Su problema es que es la tercera vez ya que les vienen a ejecutar y, según una asesora allí presente, tienen que ponerse al día rápido, porque no habrá una cuarta ocasión: las sacarán a las bravas.
El secretario judicial y la procuradora son otros, algo que no podemos afirmar respecto a las dos patrullas de los Mossos, que son todos muy parecidos. Como en la calle Aurora, hay unas decenas de vecinos que han venido a parar el desalojo y que se han posicionado delante del Nº 27 de la finca. De nuevo, redactado del acta protocolaria a cargo del alguacil, que no procede al desalojo debido al impedimento vecinal.
Los Mossos están ojo avizor, que no pase nada mientras se firman los papales. Pero ocurre que una vecina está grabando con su móvil; la procuradora se mosquea: “¡Oye, a mí no me filmes! ¡No te he dado permiso! ¡Ya lo estás borrando todo!”. La vecina que se pica y le responde que “¡estoy en la calle y grabo lo que me da la gana¡”. La otra: “¡Como lo vea en la redes sociales, te denuncio!”. La vecina: “¡Ya me puedes denunciar, porque voy a hacerlo!”. Se monta un conato de pelea entre mujeres y acaba interviniendo el secretario judicial, que pide a los Mossos, por dos veces, que “identifiquen” a la vecina de marras.
Al final, con la mediación del grupo de vecinos, la cosa no va a más y no se procede a la identificación. No obstante, la tensión se palpa en el ambiente y, como que está lloviendo, se templan los ánimos.
CUARTA PARADA: NO ESTABA PREVISTA
Decíamos que era el Nº 27 de la calle Lluna, pero hay una sorpresa incluida. Mientras la comitiva judicial, los inquilinos y los vecinos hablan o firman los papeles, en el Nº 29, diez metros más allá, vemos entrar al secretario judicial y a la procuradora que ya habíamos observado actuando en la calle Aurora. Sí, sí, los mismos. Es más, el cerrajero, que está a la espera (“yo soy un mandado”) es requerido subrepticiamente por ellos para que les abra la puerta. Lo hace y suben a un piso indeterminado. Los de SDR, que se han dado la vuelta tras despedir a la otra comitiva judicial y después de aconsejar legalmente a la chica latina, se dan cuenta de lo que ocurre, y le preguntan al profesional de las puertas. Les dice que sí, que están en el Nº 29, que ha subido arriba a cambiar la cerradura en la casa de un inquilino, que ya están arriba haciendo los papeles del desalojo...
“Este no lo teníamos controlado”, dicen contrariados los de Stop Desnonaments. “Sólo podemos actuar cuando nos anticipan que hay una orden judicial, tal día a tal hora. Lo del Nº 29 no nos había llegado, pero vamos a ver si podemos ayudar al chaval”
Y, hábilmente, consiguen acceder al edificio. Pero mucho nos tememos que ya es demasiado tarde...