Momentos de alta tensión se han vivido en la tarde de este domingo en la plaza Sant Jaume por culpa del color amarillo. El amarillo del color del lazo colgado en la fachada del Ayuntamiento de Barcelona.

El lazo de la pancarta había caído este domingo a tierra por culpa del viento, por lo que algunos trabajadores municipales decidieron volver a colgarlo en el balcón. Justo en ese momento, abajo, en la calle, se estaba celebrando una manifestación convocada por la Coordinadora por Tabarnia y otros grupos unionistas. Al ver que dichos trabajadores estaban colgando de nuevo el lazo-pancarta, han empezado a silbarlos y a recriminarles que lo repusieran, al considerar que no representa a todos los barceloneses.

Al comprobar que no cejaban en su empeño, algunos de los manifestantes han intentado impedirlo penetrando en el edificio, lo que ha provocado dichos momentos de tensión en la entrada del consistorio.

En el forcejeo con miembros de la Guardia Urbana que custodia el edificio, un agente ha llegado a caerse al suelo, sin consecuencias. La bronca ha ido en aumento hasta que se ha calmado con la llegada de agentes antidisturbios para calmar los ánimos. Desde el consistorio, finalmente, alguien a decidido retira la pancarta con el lazo amarillo, aunque miembros del personal han declarado que “volveremos a colgarla”.

La Coordinadora por Tabarnia había convocado una manifestación contra “la discriminación real” entre los ciudadanos barceloneses. La convocatoria había concluido en la plaza Sant Jaume, donde se encuentran tanto el Ayuntamiento como el Palau de la Generalitat.

No es la primera vez que el lazo amarillo desaparece de la fachada del Ayuntamiento en la plaza de Sant Jaume. Durante la campaña del 21 de diciembre la Junta Electoral provincial de Barcelona obligó al consistorio a retirar la pancarta por los presos.

Momento en que los funcionarios recolocan el lazo amarillo / EFE

Momento en que los funcionarios recolocan el lazo amarillo / EFE

DE MATARÓ A BARCELONA

Aunque la polémica de los lazos amarillos viene de lejos, ha sido este fin de semana cuando más virulencia ha causado después que el sábado, en Mataró, hubiese enfrentamientos entre bañistas que querían retirar cruces amarillas y los grupos que las habían colocado.

El problema se ha reproducido este domingo cuando los 'crucifistas' han decidido montar más cruces esta vez con bufandas amarillas, después de que desde el consistorio se les prohibiese volver a clavar las de madera sobre la arena, motivo que había provocado la protesta de los bañistas y de grupos 'unionistas' ante el ayuntamiento local.

En Barcelona, el delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo, envió este miércoles una carta a todos los alcaldes de Catalunya para recordarles la obligación de "no permitir la ocupación del espacio público con símbolos que puedan alterar su neutralidad". La misiva también llegó a la alcaldesa, Ada Colau, que hizo caso omiso, como lo demuestran los acontecimientos sucedidos este domingo.

En la fachada del Ayuntamiento de Barcdlona hace meses que hay colgado un lazo amarillo para expresar su rechazo a la prisión de políticos catalanes. Ante la advertencia del miércoles de Millo, el primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, afirmó que “no se puede limitar la libertad de expresión” y pidió que se respeten las “reivindicaciones legítimas” de todos los ciudadanos para garantizar la pluralidad de ideas y la “convivencia pacífica” en la ciudad.

Esa actitud del edil de los Comuns ha provocado que la portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Barcelona, Carina Mejías, reclamase al consistorio que retirara los centenares de lazos amarillos que fueron colgados en el parque de la Ciutadella, frente al Parlament de Catalunya, al considerarlos “símbolos partidistas”. Mejías pidió, además, que se multase a quienes los colocasen.

Pancarta que se instaló en la fachada del Ayuntamiento de Barcelona / EFE



En un comunicado, Mejías emplaza a la concejal Janet Sanz, responsable de Ecología del Ayuntamiento, a retirar los centenares de lazos que se colgaron en la Ciutadella la noche del pasado viernes, después del rifirrafe que había tenido lugar en el pleno del Parlament cuando C's retiró ese símbolo de uno de los bancos de la cámara.



"Debemos garantizar la convivencia y asegurar que Barcelona no sea un escenario de simbología partidista que cause más confrontación", dice en la nota Mejías. “Los lazos amarillos no representan a todos los ciudadanos y es necesario garantizar la neutralidad de los espacios públicos de Barcelona”.

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