Una pequeña parte del infierno que sufren los vecinos de la calle de Príncep de Viana (Raval) lo plasman tres vídeos a los que ha tenido acceso Metrópoli Abierta. Son situaciones distintas de violencia y abuso con un mismo origen: el edificio ubicado en el número 14. Narcopisos, peleas, gritos, amenazas y suciedad dibujan el ambiente diario de un vecindario que vive esta pesadilla con una mezcla de hartazgo y miedo.
El vídeo empieza con los hechos ocurridos el pasado mayo durante el estado de alarma en la calle, a unos metros de la entrada de la narcofinca. Un hombre propina una paliza a otro individuo que lleva una maleta. Lo tira al suelo y le propina una lluvia de golpes hasta que una mujer, que llega corriendo, aparta al agresor de un empujón. Los vecinos denuncian que un grupo de personas de nacionalidad africana gestionan varios puntos de venta de droga en este edificio, propiedad del fondo inversor Cerverus. Son los dueños del inmueble y deciden quién se queda y quién se va.
SEXO POR DROGAS
La policía aparece en escena y los vecinos, que asisten desde sus balcones al circo habitual que ese día tiene lugar debajo de sus viviendas, dan la bienvenida a los agentes con un sonoro aplauso. Pero la llegada de los Mossos d'Esquadra o la Guardia Urbana casi nunca tiene repercusiones más allá de poner orden al caos, al menos, durante unas horas, según denuncian los residentes. Varios operativos policiales han desmantelado algunos narcopisos aunque la droga jamás ha desaparecido.
La siguiente secuencia, tomada en noviembre, retrata otra faceta de la violencia de los narcotraficantes: el desprecio hacía las mujeres consumidoras que acuden a este edificio. La persona que ha facilitado este material gráfico, que pide mantenerse en el anonimato, explica que el grito desgarrador de una mujer a la que han expulsado del edificio se prolongó durante una hora.
Eran las dos de la madrugada cuando la mujer fue víctima de las amenazas de varios hombres del edificio. Muchos salieron en ese momento del inmueble. En los últimos segundos, uno de ellos le depositó una bolsa a los pies de la puerta, dejándola en la calle. Un vecino asegura que una patrulla policial llegó al lugar y se fue a los dos minutos sin realizar ninguna actuación en concreto. "Maltratan a mujeres toxicómanas y las echan cuando se cansan de ellas", resume, describiendo una relación de prostitución en la que el pago se realiza con drogas.
HARTAZGO
En alguna ocasión, en un momento de hastío y cabreo, algún vecino vence al miedo y les hace frente. Eso mismo ocurrió hace unos meses cuando un hombre le recriminó a uno de los ocupantes del edificio la montaña de basura que había esparcida por la acera. La porquería, en ocasiones excrementos, ha salpicado las paredes de los vecinos que han tenido que contratar a un equipo de limpieza para desinfectar uno de los patios interiores.
Desde Navidad, los vecinos ven un poco más cerca el final de su pesadilla. A finales de diciembre, los Bomberos de Barcelona escribieron un informe alertando sobre los "problemas de salubridad e infravivienda" que presenta el edificio. Por ello, el Ayuntamiento ha informado a sus ocupantes que deben abandonarlo. También trabajadores de los Servicios Sociales visitaron hace unas semanas el inmueble para ofrecer una alternativa a las personas en situación de vulnerabilidad que habitan en él, aunque fueron recibidas a gritos.
ESPERANDO EL DESALOJO
El gobierno municipal se remitía este viernes a las declaraciones del 30 de diciembre. Exige que Cerverus se haga responsable de la finca, "repare el daño causado con el abandono manifiesto" durante estos años con una rehabilitación del edificio y la cesión de las viviendas al parque de alquiler social. Mientras la cuestión también se dirime en los lentos caminos de la justicia, los vecinos de Príncep de Viana siguen viviendo su infierno particular.