Los once detenidos por introducir droga en la cárcel de Brians-2, entre ellos cuatro trabajadores del centro penitenciario, también traficaban presuntamente en municipios del área metropolitana de Barcelona y del Vallès.
Los Mossos d'Esquadra detuvieron el pasado 22 de febrero a once personas, que quedaron en libertad tras pasar a disposición judicial, si bien el juez decretó la retirada del pasaporte a ocho de ellas. Entre los arrestados se encontraban cuatro trabajadores de Brians-2, entre funcionarios y empleados de la prisión y del Centro de Iniciativas para la Reinserción (CIRE), empresa pública que se encarga de organizar talleres en las cárceles para proporcionar empleo y formación a los reclusos, además de a familiares de presos.
DOCE INVESTIGADOS MÁS
Además de los once arrestados, agentes de la División de Investigación Criminal (DIC) de la Región Metropolitana Sur investigan también a una docena de internos más que supuestamente recibían la droga y organizaban la actividad delictiva en el interior de la cárcel.
COLABORACIÓN
La investigación de esta operación policial, en la que Mossos dan por desmantelada la red de tráfico de drogas tras las detenciones, se inició en noviembre de 2020, cuando el equipo del Área de Información y Seguridad (AIS) de la Dirección General de Asuntos Penitenciarios detectó tráfico de drogas en el interior de Brians-2, introducidas desde el exterior, así como otras actitudes indebidas de algunos de sus trabajadores.
Además, los investigadores determinaron que los internos contaban con la colaboración de familiares, de trabajadores del propio centro penitenciario y de reclusos que salían de permiso, situación que estos últimos aprovechaban para introducir la droga.
Las pesquisas de los Mossos acreditaron que había tres grupos de internos que se dedicaban a esta actividad delictiva, cada uno de ellos con su propia red de colaboradores, lo que permitió interceptar algunas sustancias estupefacientes tras los contactos entre familiares --vis a vis-- y el regreso de algunos reclusos de sus permisos penitenciarios.
ENTRAMADO DE VENTA DE DROGA
Los Mossos relacionan a los cuatro funcionarios detenidos bien con la venta de droga en su vida particular, bien con el tráfico en el interior de la prisión donde desempeñan su trabajo, en el marco de la actividad que se desarrolla en los talleres del centro. Para esta actividad delictiva, los funcionarios contactaban con exinternos o con sus familiares, con los que interactuaban o tenían tratos poco comunes, según la policía catalana.
En cuanto a los tres grupos que operaban dentro de Brians-2, uno de ellos contaba con la colaboración de familiares asentados en el barrio de Sant Ildefons de Cornellà de Llobregat que, paralelamente, había creado un entramado de venta de drogas "al detalle" en este barrio, y por el que habrían obtenido cuantiosos beneficios.