A principios de febrero de 2022 la Policía Nacional desarticuló una presunta banda de yihadistas en Barcelona. La célula terrorista ayudaba a combatientes libios a curarse en clínicas privadas de la Ciudad Condal. La organización financiaba la yihad y daba apoyo a los yihadistas para que pudieran ser atendidos de sus heridas de guerra antes de volver a las trincheras de nuevo.

En esa ocasión la Policía detuvo a tres personas --dos ciudadanos libios y uno marroquí-- en Barcelona, Badalona y Girona en una operación denominada Kital.

CÉLULA YIHADISTA

Según avanza La Vanguardia, los arrestados formaban parte de una trama de contrabando de petróleo, dinero en paraísos fiscales, pasaportes falsos y el traslado de combatientes de guerra heridos a clínicas privadas de España para sanarse.

De hecho, uno de los arrestados utilizaba a jóvenes libios residentes en Barcelona para enviar dinero a través de transferencias bancarias y que su nombre no apareciera en ningún lugar, consiguiendo mandar el dinero de manera opaca y dificultando el control de las transferencias.

Arresto de un yihadista en Barcelona por parte de la Policía Nacional / POLICÍA NACIONAL

DINERO EN PARAÍSOS FISCALES

Los objetivos de la banda desarticulada eran dos. Sufragar la actividad de la milicia, canalizando fuera de Libia el dinero obtenido de manera irregular, que provenía del contrabando de petróleo y, por otro, recibir a combatientes heridos en la guerra para curarles antes de volver a la guerra.

Parte del dinero que llegaba de Libia salía de España para viajar hacia Túnez o Turquía y acababa en un paraíso fiscal, donde se guardaba para utilizarlo en momentos determinados. Otra parte del dinero quedaba en España pagar los gastos de la banda.

ENTRADA DE YIHADISTAS

La investigación arrancó hace tres años cuando los primeros combatientes llegaron a España para ser curados. Una vez los terroristas recibían el alta en las clínicas privadas regresaban a Libia para seguir luchando.

Tras detectarse la entrada de los yihadistas para ser tratados, la Policía arrancó las pesquisas para llegar hasta la célula desarticulada.

TRES DETENIDOS

Durante los registros realizados por los agentes a principios de febrero se encontraron machetes, armas de fuego y munición de calibre nueve milímetros. La policía localizó también otros utensilios que se habrían usado para falsificar documentación.

El cabecilla de la célula desactivada, quien hacía las labores de captador, ya había cumplido condena en Argelia. A este individuo se le atribuyeron delitos de pertenencia a banda terrorista, así como adoctrinamiento y tenencia de armas.

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