Los grafiteros del metro de Barcelona protagonizan un fin de semana 'caliente'
Vigilantes de seguridad aseguran que grupos organizados pintaron en el metro el viernes, sábado y domingo
7 julio, 2022 00:00Noticias relacionadas
Una docena de encapuchados pintan a toda velocidad diferentes tramos de un metro de Barcelona ante la mirada atónita de un grupo de usuarios. Algunos grafiteros sostienen un spray en cada mano. La acción es muy rápida y dura apenas 30 segundos, cuando el vehículo anuncia el cierre de puertas. Las imágenes fueron publicadas hace pocos días en las redes sociales y refleja una de las últimas actuaciones de estos grupos organizados, que usan el suburbano como su lienzo particular y que se han intensificado en los últimos días.
Tres fuentes diferentes del sector de la seguridad privada del suburbano confirman un fin de semana caliente bajo la ciudad. Juan Antonio Ramos, de UGT, explica que las pintadas en la L1 y la L2 han aumentado. Las imágenes del vídeo que acompaña esta noticia fueron tomadas en la estación de Sant Roc en Badalona. Un vigilante que pide mantenerse en el anonimato afirma que se han pintado convoyes el viernes, el sábado y el domingo.
CAMUFLAJE
Algunas de las pintadas ocurrieron en la estación de La Sagrera y Vilapiscina. En esta última, ubicada cerca del Turó de la Peira (Nou Barris), fuentes de la vigilancia privada explican que se colaron usando un chaleco reflectante para hacerse pasar por operarios. Se trata de una de las múltiples estrategias que usan para colarse en las instalaciones de Metro.
En el pasado, estos grupos han usado sierras radiales para cortar accesos como pozos de ventilación, cuerdas y equipo de escalada para desprenderse hacia el interior e incluso una lanza térmica, que hace años obligó a los Mossos d'Esquadra a abrir una investigación hasta que dieron con esta sofisticada herramienta, empleada también por bandas de ladrones para realizar butrones (agujeros) en suelos y paredes.
ENCONTRONAZOS CON VIGILANTES
Actualmente, los grafiteros acceden mayoritariamente a sus objetivos desde el mismo convoy, activando la palanca de emergencia para detener el vehículo, o bien a través de los túneles. Álex, nombre ficticio de un vigilante de seguridad, explica que las órdenes de TMB en caso de detectar pintadas pasan por avisar al Centro de Seguridad y Protección Civil del metro. En ningún caso se permite bajar a las vías para encararse a los vandálicos. Tampoco cuando los empleados de seguridad superan les superaron en número, una situación que raras veces se produce.
En muchos casos, relata, los vigilantes se limitan a observar desde la distancia a los pintores a que terminen sus dibujos y firmas. "Son rapidísimos. En cinco minutos te pintan un tren. Aunque la mayoría de actuaciones se cierran con la huida pacífica de los grafiteros, también se viven ataques violentos. Lo saben bien los cuatro vigilantes que hace cosa de un recibieron una lluvia de piedras en Can Boixeras, unas cocheras donde se acumulan numerosos convoyes y uno de los objetivos principales de los graffitis. Ese día, además de sprays, llevaban cadenas y barras de hierro. No se registraron heridos.
LA FACTURA DE LA LIMPIEZA: 10 MILLONES DE EUROS
El pasado miércoles, el objetivo escogido fue La Pau. Un grupo de grafiteros accedió a las vías desde la estación de La Verneda y alcanzó un metro. Encienderon una bengala cuando detectaron que eran observados por unos vigilantes. Tampoco se registraron mayores incidentes. Las pintadas sí suponen un alto coste en dinero público. En 2018, Metrópoli informaba que el Ayuntamiento de Barcelona gasta cada año una media de 10 millones de euros en limpiar pintadas.
Desde UGT, Ramos asegura que la operativa de TMB con vigilantes que patrullan en solitario hace del todo imposible un trabajo preventivo por una razón evidente de desequilibrio de fuerzas. El sindicalista del sector de la seguridad privada resume la situación con una situación real ocurrida hace pocos días. Cuando un vigilante se topó a un grupo de grafiteros, estos le advirtieron con una amenaza directa: "O miras para otro lado o te hacemos mirar a ostias", cuenta que le dijeron al empleado. "Hay más grafiteros que vigilantes", lamenta.
TURISMO DE GRAFFITI
Con la llegada del verano, Álex cree que se reproducirá, como cada año, el llamado turismo de graffiti: veteranos que conocen bien la red de metro de Barcelona que hacen de guías a otros grafiteros que acuden del extranjero. Hace justo un año, en junio de 2021, un vigilante cuenta que cazaron a un grupo de una decena en la estación de la L4 Maresme Fòrum. Eran chicos que rondaban los 20 años procedentes del País Vasco y de Irlanda, entre otros lugares.
Cuando los detuvieron, alguno de ellos se lamentaba de las posibles consecuencias judiciales que recibiría explicando que había pagado 30 euros por venir a pintar. Este empleado ha sido testigo de esta práctica en dos ocasiones ocurridas en 2019 y en 2020, poco antes de la pandemia.