Los vecinos de l'Antiga Esquerra de l'Eixample están aterrorizados por la puesta en libertad de uno de los dos detenidos por el asesinato y descuartizamiento de Alex, un hombre que desapareció en extrañas circunstancias a finales de noviembre en Barcelona. Metrópoli ha podido hablar con los inquilinos de varios pisos de la calle de Casanova número 91, que han explicado cómo son los arrestados y la actitud que tuvo uno de ellos días antes de la detención.

La víctima era un hombre de 50 años y de nacionalidad alemana que hacía tiempo que vivía en la séptima planta del edificio. Los sospechosos hacía poco más de dos semanas que se habían afincado en el piso de Alex, que les realquilaba las habitaciones. El presunto asesino es un hombre irlandés de 51 años, de estatura pequeña y corpulento, que pasaba desapercibido por el barrio y que "no daba problemas".

TEMOR EN L'EIXAMPLE

El otro detenido, que ha quedado en libertad, es un joven de 31 años, rubio y natural de Ucrania. Según explica Lola, la portera del edificio, el sospechoso no ha vuelto a acercarse a la zona, pero entre los vecinos hay temor a que lo haga, ya que todas sus pertinencias siguen en el interior del piso. Actualmente está precintado por los Mossos d'Esquadra, que siguen con la investigación abierta para saber más detalles de este crimen.

LA ACTITUD DEL ASESINO

Fuentes vecinales aseguran a Metrópoli que el mismo día del macabro hallazgo, cuando la zona estaba acordonada y lleno de efectivos policiales, el presunto asesino, lejos de esconderse en su casa, salió del edificio, con una actitud "normal", hecho que sorprendió a la portera, que aún no da crédito al trágico suceso. Tanto ella como el resto de vecinos no tienen clara cuál ha sido la motivación del asesinato y tienen miedo de que el ucraniano vuelva a aparecer por la zona.

El piso donde ha tenido lugar el asesinato está precintado / MA

"UN DESCUARTIZADOR ENCIMA DE MÍ"

El vecino que vive en el piso de debajo de donde se produjo el crimen tampoco sospechó en ningún momento del irlandés: "No escuché ningún ruido extraño, ni peleas, ni había ningún olor raro. Jamás me hubiese imaginado que tenía a un descuartizador justo encima de mí", lamenta el hombre, que ha querido preservar su anonimato.

Este joven de la sexta planta corrobora que el sospechoso hacía vida "normal" después del crimen: "Un día antes de la detención, estaba bebiendo en el bar que hay debajo del edificio". Tal como avanzó Crónica Global, los amigos de la víctima se presentaron en la calle de Casanova días antes de que encontraran el cuerpo. Estaban preocupados porque desde el 22 de noviembre que Alex no respondía a los mensajes.

ÓSCAR TARRUELLA

Días antes de las detenciones, Metrópoli entrevistó a Óscar Tarruella, criminólogo experto en homicidios. Tal como explicaba, el descuartizamiento de un cadáver es un hecho infrecuente que "obedece a la necesidad de ocultar un cuerpo" y que nos podríamos encontrar delante de una mutilación de tipo defensivo, que consiste en ocultar el cuerpo para no dar pistas sobre su autoría. 

Óscar Tarruella en una imagen de archivo / CEDIDA

De momento, se desconoce cuál ha sido el móvil del crimen, pero a ojos de Tarruella, parece que haya sido fruto de algún conflicto personal entre los detenidos y la víctima, unos hechos que se están investigando. Este diario también pudo hablar con el comerciante que encontró el cadáver y asegura que estaba en avanzado estado de descomposición. "Esto podría haber aumentado la necesidad del autor de deshacerse del cuerpo", explica el criminólogo.

¿DÓNDE ESTÁ EL CUERPO?

Esta hipótesis coge más fuerza si se tiene en cuenta que la víctima dejó de dar señales de vida el 22 de noviembre y el cadáver se encontró el 29, una semana después y que, por tanto, haría siete que los sospechosos estaban conviviendo con el cadáver de su compañero de piso. De momento, solo han encontrado el torso y la policía catalana trabaja a contrarreloj para encontrar los restos del cuerpo, pero no está siendo tarea fácil.

"La cabeza y las extremidades son más fáciles de esconder, pero deshacerse de un torso masculino (que puede pesar entre 40 y 60 kilos) no es nada sencillo", asegura Tarruella, que no descarta que el mismo día del crimen se deshiciera del resto del cuerpo tirándolo en el mar. Otras fuentes policiales consultadas por este medio explican que, muy probablemente, se hayan alejado del ratio del contenedor para deshacerse de los restos del cadáver, una hipótesis con la que coincide el criminólogo.

Los Mossos investigan la muerte de un hombre descuartizado en el Eixample / CEDIDA - MAITE JIMÉNEZ

"Se deshace del tronco porque la persona tiene miedo a que la descubran o a que encuentren el cuerpo, pero eso no te genera la imposibilidad de que el autor pueda poner la cabeza y los brazos en un congelador (a diferencia del torso, que no cabe). Hay tantas posibilidades como el miedo o la manera de pensar del asesino", dice Tarruella, que explica que el hecho de dejarlo en la basura denota que el autor no es profesional y que, probablemente, se haya deshecho del resto del cuerpo en días diferentes.

EL MÓVIL DEL CRIMEN

Además de encontrar los restos de Alex, la unidad de la policía científica de los Mossos d'Esquadra también quiere saber cuál ha sido el móvil del crimen y la manera en la que lo han matado, pero es muy difícil de determinar: "Si el torso tuviera 20 puñaladas, sería muy fácil de saber, pero si no presenta ningún tipo de herida, se complica", concluye el criminólogo. 

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