La eliminación de Barcelona en la lucha por la candidatura para acoger la sede de la Agencia Europea del Medicamento (EMA, en sus siglas en inglés), que finalmetne ha ido a parar a la ciudad holandesa de Amsterdam, supone un serio contratiempo para la ciudad. Y no solo por lo que eso significa para el prestigio de la marca Barcelona, sino por las ingentes cantidades de ingresos económicos que una entidad como la EMA aporta ala ciudad que es su sede.
Independientemente de las luchas políticas que ha generado la no elección de la ciudad, hay que contabilizar los ingresos económicos que no vendrán a la ciudad, tanto las de inversión directa como las que generación indirecta.
Entre las primeras, destaca el enorme presupuesto con el que cuanta la agencia, cercano a los 400 millones de euros. No quiere esto decir que todo ese capital vaya a parar a la ciudad que acoge la sede del organismo, pero si parte de él. Si la agencia genera unos 900 puestos de trabajo, parte de ellos de nueva creación en la ciudad, significa que habrá muchas familias con cierto poder adquisitivo que vivirán en Barcelona o sus alrededores, que tendrán una vivienda, consumirán en supermercados, tiendas de ropa, restaurantes, colegios, transportes, etc y generarán ingresos en diferentes sectores económicos.
Pese a que muchos de los empleados de la agencia tiene una función muy específica que es difícil de sustituir, la estadística elaborada por la propia agencia afirma que el 55 % de ellos tienen pareja, y en total tiene más de 600 hijos. Si todos ellos se trasladan a la ciudad, el gasto en viviendas, colegios, ropa, ocio, alimentación o transporte sumará varios decenas de millones de euros, que ahora se van a Amsterdam.
Pero la pérdida en puestos de trabajo no se queda solo en los 900 empleos directos. Las previsiones apuntaban a que la llegada de la EMA a Barcelona iba a generar alrededor de 5.000 empleos indirectos, sobre todo ligados a la potente industria farmacéutica que esta asentada en la ciudad.
ADIÓS A 40.000 VISITANTES
Pero no solo los trabajadores fijos de la EMA iban a generar unos ingresos importantes para la ciudad. Hay que tener en cuenta que el organismo tiene más de 1.600 empresas con las que de una manera u otra tiene relación y cuyos directivos visitan habitualmente su sede.
En cifras, se calcula que anualmente la sede de la organización la visitan unas 40.000 personas ligadas al mundo de la salud. Eso son miles de habitaciones de hotel ocupadas, taxis usados para los desplazamientos, comidas en restaurantes, compras, asistencia a espectáculos varios, etc. ¿Cómo calcular el gasto de esos 40.000 visitantes a lo largo de todo un año? Difícil ya que depende de muchos factores, pero lo que es evidente es que hubiera sido mejor para la ciudad que hubieran venido a Barcelona en lugar de irse a Amsterdam.
Además, aunque se trate de un tipo de visitante temporal, su presencia en la sede de la EMA etá asegurada por las habituales negociaciones que las empresas del mundo de la sanidad tiene que llevar a cabo con los representantes de la organización.
PÉRDIDA DE PRESTIGIO
Por otro lado, la presencia de una entidad como la EMA en Barcelona hubiera supuesto para la ciudad convertirse en uno de los centros del sector sanitario más importantes del mundo. De hecho, Barcelona y sus alrededores acogen varias de las industrias farmacéuticas más importantes del mundo, con más de 200 laboratorios de investigación, sin olvidar que en España tienen su sede o algún centro de producción o investigación 26 de las 30 mayores empresas del mundo farmacéutico.
La presencia de la EMA habría servido como un apoyo importantísimo a la industria de la salud en España, con todo lo que ello supone no solo en mayor prestigio a nivel mundial, sino también en un importante salto cualitativo en apartados tan importantes como la investigación biomédica, biotecnológica y farmacéutica, lo que hubiera permitido a las empresas españolas del sector de la salud posicionarse a la cabeza de un sector de vital importancia en el mundo actual.
VALORACIÓN NEGATIVA DE LA CAMBRA DE COMERÇ
Por su parte, el Comité Ejecutivo de la Cambra de Comerç de Barcelona ha "valorado muy negativamente la pérdida de esta oportunidad que ofrecía la EMA paea el futuro de la ciudad y de la economìa del país".
Según la Cambra de Comerç, la instalación de la EMA en Barcelona hubiera supuesto "que las inversiones en investigación y conocimiento, el talento y el pool de empresas y de profesionales, entre otros, fueran constantes, y que el salto cualitativo y cuantitativo en el ámbito de la investigación en salud fuese significativo".