Nadie puede con el Barça en la Liga. Ni el Valencia, el equipo revelación, ni el horroroso arbitraje de Iglesias Villanueva tumbaron al líder en Mestalla en un partido marcado por el gol de Messi que ignoró el colegiado, que también perdonó la expulsión de Rodrigo. Contra todos los elementos, el equipo de Valverde arañó un empate en Valencia gracias a un gol de Alba que neutralizó el tanto inicial de Rodrigo.

El Barça salió vivo del atraco de Mestalla. Mereció ganar y pudo perder en Valencia por la mentalidad arcaica de los máximos dirigentes del fútbol español en aplazar la introducción del VAR. Una jugada de tiralíneas entre Messi y Alba evitó la primera derrota azulgrana en la Liga. Antes, Rodrigo había marcado para los valencianistas en una segunda parte trepidante, con constantes intercambios de golpes. El primer acto, en cambio, fue un monólogo azulgrana. El Barça monopolizó el balón y anuló al Valencia con largas posesiones. Le faltó profundidad y, sobre todo, que Iglesias Villanueva hubiera concedido el gol de Messi.

Valverde leyó muy bien el partido. Consciente de la peligrosidad del Valencia en el contraataque, el técnico pobló el centro del campo y Paulinho actuó de mediapunta, con Messi y Suárez con total libertad de movimientos. En la primera parte, el Barça tuvo el control total del partido ante un Valencia que apenas incordió a Ter Stegen.

MEJOR VERSIÓN AZULGRANA

El Barça, posiblemente, exhibió su mejor versión en la primera parte. Tras el descanso, el Valencia avanzó su presión y el partido tuvo mucho más ritmo. El grupo de Marcelino se encontró mucho más cómodo cuando el juego se aceleró. En el minuto 59, una internada de Gaià fue culminada por Rodrigo, a quien el árbitro le perdonó la tarjeta amarilla al celebrar el gol (se puso una peluca naranja). Minutos después, una dura entrada del goleador local a Paulinho sí fue sancionada.

El escenario no podía ser más injusto con el Barça. A Messi le faltó precisión en algunas acciones y Luis Suárez cayó muchas veces en la trampa del fuera de juego. Tanto perseveró el líder que una genialidad de Messi fue culminada por Alba en una de las jugadas preferidas del astro argentino. El empate fue el mal menor para un equipo que nunca se rindió y mereció mejor botín.  

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