"Me entero con 25 años de que tengo dos úteros"
Los médicos dijeron a Sam que tenía un bloqueo mental con el sexo
5 febrero, 2018 13:59Noticias relacionadas
A sus 25 años, un mes antes de casarse, pasó nueve días menstruando y fue de urgencias al Centre d'Atenció Primària de Viladecans, donde vivía antes, y le dijeron que era un desajuste hormonal. Lo que llamaron desajuste resultó ser la malformación uterina provocada por los músculos pélvicos que, desde que era un feto, había obstaculizado la formación de un útero por uno didelfo, es decir, con doble cavidad vaginal. "Me entero que tengo dos úteros con 25 años", dice la joven que desde hace dos años, empezó la batalla administrativa en el sector médico.
Su historia comienza en la visita de urgencias en Viladecans. Del centro sanitario, Sam.E. (que pide mantenerse en el anonimato) se dirigió al hospital de Sant Boi donde le diagnosticaron un mioma, un tipo de tumor ginecológico poco frecuente entre chicas jóvenes que no han vivido ningún parto previo.
Sam se casó, pasó un mes en el cual mantuvo relaciones sexuales “dolorosas” con su pareja. A este ‘pequeño’ problema se le sumaba el del nódulo que le diagnosticaron en Sant Boi. Nunca antes había acudido al ginecólogo. "A mi madre no le hacía gracia que fuese a este tipo de médico. Ella no tenía la costumbre", explica Sam.
Dos causas por las que regresa al centro hospitalario de Viladecans. Allí le diagnostican espasmos involuntarios de la musculatura vaginal que imposibilitaba la penetración. Un hecho que explicó en la consulta y lo relacionaron directamente con su origen cultural, marroquí. El personal sanitario le sugirió cita con el psicólogo porque sospechaba un caso de bloqueo mental en cuanto a las relaciones sexuales, que le impedía relajarse a la hora de mantener relaciones sexuales. Además le dijeron que tenía sinequia, la unión de los labios vaginales inferiores, algo habitual en algunas bebés y de fácil solución con un simple corte dérmico.
En la misma consulta, ven el informe del mioma y le proponen revisarse en el Hospital Universitari de Bellvitge donde disponen de las últimas técnicas médicas para el tratamiento de tumores.
Año y medio más tarde, Sam recibe la llamada del hospital de Viladecans para que le corten la sinequia, pero con el paso de tiempo, ha acudido a una clínica de la Verneda (donde reside actualmente) a través de un seguro privado. Por si fuese poca la odisea, en la misma clínica, le citan hasta tres veces sin ofrecerle ninguna solución. En la primera, el médico le deriva de nuevo a un psicólogo incidiendo otra vez en su origen cultural. Durante la segunda y tercera cita, el especialista le propone introducirse tampones de diferentes medidas en la vagina y en la cuarta sesión, le invita a que vaya acompañada con su pareja a la consulta. En esta ocasión, les plantea realizar algún tipo de relación sexual con su presencia con el argumento de enseñarles cómo debían mantener relaciones sexuales. Esta visita, según el ginecólogo, les costaba 50 euros y la pareja se negó a llevarla a cabo.
Después de esta experiencia, Sam decidió pedir cita en el centro médico Teknon tras haber pedido consejo a otras personas. Un mes de espera desde que telefoneó y encontró “por fin”, a Montserrat Twose. “¿Dónde estaba antes?”, explica Sam exclamando de alegría a Metrópoli Abierta.
“Me tumbé, me hizo una inspección interna de unos segundos y me dijo: tienes un tabique vaginal imposible de penetrar”, describe Sam. Le dieron cita para operarle una semana más tarde y en esa operación le informaron de que tenía dos cavidades uterinas, que le pudieron demostrar después de realizarle una resonancia magnética.
A ello, se le sumó el preoperatorio previsto para retirarle el mioma en Bellvitge al cual acudió con la resonancia de la intervención de Teknon y así pudieron confirmar la doble cavidad vaginal. El dolor que sentía cuando mantenía relaciones sexuales se debía al hilo muscular dispuesto entre el útero y la vagina que no se dejaba ver por la injerencia del tumor de al menos 10 centímetros de diámetro situado por delante. Nada que ver con un problema psicológico ni cultural como indicaban todos los médicos por los que había pasado antes.
Entonces, es cuando en el Hospital de Bellvitge la han tratado como un caso excepcional. Una operación única en España porque la quieren realizar en un quirófano inteligente con cirugía robótica. Un sistema que se usa en casos muy especializados de urología, ginecología y general por el que pasan un reducido número de pacientes. Sam pidió prorrogar el día de la operación por un tema laboral y ahora, probablemente, se vea obligada a volver a arrancar el proceso administrativo desde el hospital de Viladecans.
Al menos, ahora, Sam sí reconoce disfrutar de sus relaciones sexuales, gracias a la habilidad de la doctora Tous, pese a que padece molestias en el vientre, fruto del mioma que se tiene que extirpar.
CIRUGÍA PUNTERA EN BELLVITGE
La tecnología aplicada a la cirugía robótica incluye la operación y la reconstrucción de la duplicidad uterina para transformarlo en un sólo útero. Además, tiene la ventaja de que la cicatrización es mucho más agradable ya que, se evitan los cortes con bisturí y la herida, una vez cerrada, deja la epidermis, más lisa porque apenas hace falta coser para cerrar la intervención.
El Hospital de Bellvitge ha realizado hasta 206 intervenciones de cirugía robótica en 2017.