No han esperado tímidos a que escampase la lluvia. Al contrario, han abierto los paraguas y han bajado Rambla de Catalunya desde la avenida de la Diagonal hasta Gran Vía, como marcaba la cita. El 14º Paseo con Sombrero se ha celebrado 'cantando bajo la lluvia'. Alrededor de unas 200 personas no han fallado a este recorrido que rinde homenaje a un atuendo de vestir muy olvidado: el sombrero en todas sus variedades. Gorros, pamelas, boinas, tocados, havaneros, vaqueros, chapelas hechos de tergal, con lentejuelas, de caña, de pana y algunos, manufacturados por sus portadores.
Comprados, prestados, caseros; la cuestión era ‘lucir palmito’, vanagloriarse de su obra de arte expuesta sobre la cabeza. Incluso, los más sencillos, hoy han lucido especialmente.
La 14ª edición de este paseo barcelonés retoma una de las prendas más usadas en tiempos pasados, “marcaban una clase social y un estilo que hoy ya se ha perdido”, según Nina Pawlowsky, ideóloga de esta curiosa pasarela. Ella, junto con Cristina de Prada, dedicadas al diseño de la moda, decidieron convocar este particular paseo al aire libre donde el protagonista es el sombrero y año, tras año, suma adeptos.
Uno de los ejes comerciales más emblemáticos de Barcelona ha hecho un salto en el tiempo y algunas personas, familias y amigos han bajado la rambla vestidos con un toque muy vintage: ellos con tirantes y sombreros de copa , mientras que ellas han lucido un abrigo de pelo con tocados elegantes.
No obstante, el fin de este paseo colectivo no es recrear otra época, si no dar rienda suelta a la imaginación y dejar la vergüenza en casa para dar paso a ese complemento de la indumentaria, que, “afortunadamente”, cuenta Nina, “vuelve a ponerse de moda”.
Este año la lluvia no ha acompañado a los fans de este complemento; más bien se le ha sumado otro, el paraguas, que, sin querer, ha bordado el estilismo en algunos casos. Otros, lo llevaban por necesidad, nada acorde con la indumentaria. A medida que las personas con sombrero se añadían a la marcha, otros les regalaban la chapa de esta 14ª edición, y los vecinos, desde los balcones, y los comerciantes, desde sus tiendas, les saludaban alegremente.
En cualquier caso, esta edición ha devuelto la alegría al centro de Barcelona en uno de los tantos días que la lluvia no cesa en plena primavera. Desde el mediodía, amigos, parejas, profesionales de la moda, aficionados y asiduos a las tendencias, niños y familias enteras, han caminado Rambla abajo saludando a todos los viandantes, turistas y comerciantes que les miraban impresionados por tanto colorido, tanta clase y algún que otro desbarajuste estético que conseguía atraer la atención de quienes subían enganchados al teléfono móvil.
Un año más, y pese a la llovizna permanente que ha caído durante la hora y media que ha durado el paseo, los sombreros se han casado con los paraguas y se han dejado ver con mucho arte. Un paseo al que cualquiera podía sumarse, sin necesitar inscripción previa, ni coste alguno. "Sólo tener ganas de pasarlo bien un rato", como decían los participantes.