El autor escocés Irvine Welsh no se calla ni una. Este viernes ha presentado en Barcelona su último libro publicado en España, Un polvo en condiciones (Anagrama, 2018). En una rueda de prensa –además de hablar del libro– ha dado su opinión sobre la ciudad (que visita regularmente), el procés catalán y la turistificación masiva fruto del capitalismo.
El autor ha asegurado estar al tanto de cómo fue el referéndum del 1-O y la actuación policial: "sería un entorno estupendo para una de las historias porque sucedieron cosas peculiares con la policía, el barco de Piolín o la gente que no quería que estuvieran allí, hay mucho material a la par cómico y dramático", ha puntualizado.
LA INDEPENDENCIA DE ESCOCIA
En este sentido ha fantaseado con que alguien ya “debe estar escribiendo algo en este escenario y, si no, debería hacerlo”. Al corriente de la actualidad, Welsh ha detectado paralelismos entre el independentismo catalán y el escocés. "En Escocia también se pelean entre y contra ellos mismos", ha ironizado.
De hecho, en su último trabajo Dead Men's Trousers –una novela que aún no ha llegado a España– hace referencia a Barcelona en un momento. Ahí aparece la historia de Renton, un manager de un DJ que actúa en la Ciudad Condal. En un párrafo, que ha releído en la rueda de prensa, dice lo siguiente: “El dinero ha machacado la ciudad. Ahora es una ciudad colonizada por folladores cosmopolitas con mucha solvencia y poca personalidad. Se escuchan sus risas exageradas que salen de los cafés a través de las callejuelas estrechas. A pesar de todo esto, hay un hecho que permanece intacto: si no te gusta Barcelona eres un absoluto gilipollas, un capullo y una pérdida para la humanidad”. Risas.
Más tarde, preguntado por cómo ha cambiado Edimburgo desde los años 90 a ahora, Welsh ha resaltado que "al igual que Barcelona, Edimburgo se ha convertido en una ciudad llena de turistas en la que se han perdido rincones y lugares". El autor escocés ha zanjado su discurso recordando que “los ciudadanos locales han quedado relegados y son ahora personajes secundarios”, y con pena ha añadido que “desgraciadamente todo lo auténtico se ha ido uniformizando, lo cual es trágico”.