El Barça-Las Palmas del 1 de octubre de 2017 se jugó en el Camp Nou con las gradas vacías / EFE

El Barça-Las Palmas del 1 de octubre de 2017 se jugó en el Camp Nou con las gradas vacías / EFE

Vivir en Barcelona

El 'otro' referéndum del 1 de octubre

Así se vivió en el vestuario del Barça la jornada del 1-O

4 octubre, 2018 17:55

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“Estad atentos porque mañana será un día movidito”. De esta forma, el delegado del FC Barcelona, Carles Naval, avisaba a los jugadores el sábado 30 de septiembre, después del entrenamiento. Naval era consciente de que se estaba generando un ambiente preocupante respecto al referéndum de autodeterminación que se iba a celebrar el 1 de octubre en Catalunya, por lo que advertía a los suyos de que cambiaran un poco los planes habituales ya que el partido de Liga ante Las Palmas era a las 16:15 horas. Los que vivían cerca del Camp Nou respiraron aliviados, pero los que residían en las afueras empezaron a pensar que ese domingo tendrían que salir de casa con varias horas de antelación.

Quien salió de los primeros esa mañana de domingo del 1 de octubre fue Gerard Piqué. No era capitán todavía, pero en muchos asuntos ejercía como tal. El central primero fue a votar y después se dirigió al Camp Nou. Fue uno de los primeros en llegar. Antes había hablado por teléfono con el presidente Josep Maria Bartomeu. Le había mostrado su preocupación por los hechos que habían ocurrido a primera hora de la mañana en algunos colegios electorales donde la policía antidisturbios había utilizado la fuerza de forma abusiva para desalojar a la gente.

Bartomeu le explicó que estaba a punto de reunirse con los vicepresidentes para analizar esta situación ya que cabía la posibilidad real de que no se jugara el partido ante el cariz que estaban tomando los acontecimientos. Piqué le pidió que tras la reunión le llamara para saber cuál era la decisión del club.

DESENCUENTRO TOTAL

En esta reunión hubo un desencuentro total entre las partes. La vehemencia con que el entonces vicepresidente Carles Vilarrubí defendió la postura de no jugar el partido sorprendió a más de uno. El directivo llegó a amenazar con su dimisión si se jugaba el partido como finalmente así fue.

Bartomeu salió de la reunión convencido de que el partido no se iba a celebrar. Sin embargo, esperaba una ayuda de las altas instancias de los Mossos d’Esquadra que confirmara que ese partido no se podía disputar porque no podían establecer los parámetros de seguridad mínimos por falta de efectivos.

Piqué llegó al Camp Nou al filo de las 14 horas para hablar con Bartomeu. El presidente le comunicó la decisión, aunque también le advirtió del riesgo de perder seis puntos si se confirmaba la sanción de LaLiga de Javier Tebas. El central respaldó totalmente esa decisión y bajó junto al presidente al vestuario para comunicársela primero al entrenador y después a los jugadores.

EN MANOS DE LOS JUGADORES

Ernesto Valverde se mostró muy comprensivo ante los alegatos formulados por Bartomeu, aunque se puso en manos de la decisión final de los jugadores. El técnico extremeño no quiso mojarse, aunque en su foro interno también estaba por la labor de suspender el partido.

Sin embargo, la mayor parte de los jugadores se mostró muy contraria a cancelar el partido y tirar por la borda seis puntos. Solo un pequeño reducto de futbolistas, entre ellos Sergi Roberto, respaldó la decisión inicial de la directiva de no jugar el partido. La mayoría estaba por jugar, entre ellos el capitán Andrés Iniesta, uno de los más firmes defensores de que el partido se tenía que jugar sí o sí. El manchego fue quien propuso una votación para acabar de sondear la opinión del vestuario. Y el resultado fue que se tenía que jugar por una amplia mayoría, aunque algunos votos sorprendieron como el del francés Lucas Digne, que se mostró a favor de no jugar el partido.

Piqué mostró su indignación ante esta decisión, amenazando incluso de marcharse a casa porque no tenía cuerpo para jugar. Sin embargo, los ánimos se fueron calmando y más aún cuando Bartomeu planteó que si se jugaba entonces sería a puerta cerrada como gesto por parte del club a favor de las víctimas que habían sido golpeadas por el mero hecho de votar.

DOS DIMISIONES

Hubo algún jugador que tampoco entendió por qué se tenía que celebrar el partido sin el aliento de las gradas, asegurando incluso que habían venido familiares de fuera para verle jugar. Sin embargo, esas voces fueron acalladas rápidamente por parte del grupo.

Bartomeu subió al palco para comunicar a su directiva la decisión de jugar a puerta cerrada el partido. Dos directivos, Carles Vilarrubí y Jordi Monés, anunciaron su renuncia inmediata al cargo, marchándose a sus domicilios.

El equipo jugó ese partido ante Las Palmas, que por cierto lucía una camiseta para la ocasión con la bandera de España. El resultado fue 3-0 y tres puntos más en el bolsillo. Piqué jugó el partido, pero no pudo evitar romper a llorar en la zona mixta mientras hablaba de lo que estaba pasando en Catalunya en esos momentos. Fue seguramente una de sus victorias más amargas y desazonadoras.