Lugar: Sala Hiroshima
Duración: El 19 y el 20 de octubre
Precio: 15 euros (online) / 18 euros (taquilla) / 11,25 euros (socios online)
¿Un like te representa? ¿Es lo mismo gustar en el mundo virtual que en el mundo real? La barrera entre ambas dimensiones parece que se haya diluido. La bailarina y coreógrafa barcelonesa, Núria Guiu, vuelve este viernes a la Sala Hiroshima con una pieza que ahonda en la relación entre el cuerpo físico y la exposición de nuestra imagen en las redes sociales. Se llama justamente así: Likes. Se trata de una coreografía con pinceladas antropológicas sobre dos fenómenos de Youtube: los covers (versiones) de danza y las prácticas occidentales de yoga. Después de su gran éxito en la Sala Hiroshima el pasado mes de febrero, espera esta vez volver a hacer un sold out. Nos reunimos con ella para saber más sobre la rompedora pieza.
Con esta pieza quieres “poner en valor los likes en las redes sociales”. ¿A qué te refieres?
Cuando expresas algo en Internet lo haces de una forma diferente a la vida real. Ha cobrado todo una nueva dimensión que no sé si somos conscientes. Los likes son cuantificables y, además, lo son a nivel público. No es lo mismo tener un like que tener un millón. Por eso mismo, tienen la contrapartida de que son comercializables y, de hecho, ya hay empresas que lo han aprovechado. Los likes te ayudan a ascender en una ranking de prestigio.
Se parece a la profecía de la serie Black Mirror. ¿Tu perfil virtual puede crear impacto en tu vida real?
La pieza justo va por ahí. Es un recorrido emocional en el que uno se puede encontrar. El hecho de gustar o no en Internet tiene un efecto personal, emocional y... ¡social! Se crea un impacto en la vida real, en tu entorno. Incluso para buscar trabajo se fijan en tu perfil de las redes sociales.
"El valor de un like no es el mismo que el de gustarse en vivo"
¿Cómo se refleja eso en la pieza que presentas?
Lo que indago es qué relación tienen estos likes con la imagen y el cuerpo que exponemos. Qué relación hay entre nuestra imagen de Internet y lo que somos realmente nosotros. Me interesa la relación con los gestos y la expresión corporal. He estudiado dos prácticas físicas como son el yoga los covers de danza urbana para ver qué transmiten y cómo lo hacen.
¿Y qué has descubierto?
En Internet estos ejercicios se descontextualizan. El yoga es una práctica para volver dentro de ti... Pero el hecho de estar en contacto con una pantalla cuando te grabas haciendo yoga hace que estés hacia fuera. ¿Cómo puedes estar conectándote contigo mismo cuando estás transmitiendo algo para los otros? Una práctica que parece muy personal se transforma en una práctica de exposición. Podría pasar justo al revés con los covers de danza urbana. Parecen poco profundos pero detrás hay historias interesantes. Como, por ejemplo, la de unas chicas musulmanas de Malasia que se dedican a hacer covers tapadas con sus velos. Hablé con ellas y me contaron que no buscaban popularidad sino motivar a chicas como ellas a expresarse a través del baile. La parte positiva de Internet es que da espacio para difundir.
Sin embargo, el yoga y los covers de danza son dos mundos diferentes. ¿Cómo confluyen en la pieza?
El valor de un like no es el mismo que el de gustarse en vivo. Hay gente que cree que el yoga original es el que aparece en Internet y no es así. En la pieza se da justo eso. Una hibridación de lenguajes en la que los valores se desencajan. El yoga no tiene que ser esa practica hacia adentro ni los covers dance esa práctica enfocada hacia fuera.
¿Cómo ha sido el proceso de creación?
Lo he hecho desde casa, igual que lo hace esta gente. En el salón de casa. Luego lo he ido ensayando en otros lugares.
"Parece que el cuerpo hoy sea una carcasa pesada que no está al nivel de la velocidad vertiginosa a la que va el mundo digital"
El teaser de Likes está en inglés. ¿A qué se debe?
Lamentablemente, casi siempre he trabajado en el extranjero. Mi casa está aquí y estoy haciendo lo posible para quedarme porque me encanta. Aun así, tengo que aceptar que aquí la cultura sigue sin ser un derecho y parece que los artistas no podamos hablar de dinero porque no es compatible. Para seguir haciendo lo que me gusta intento proyectar en ámbito internacional porque sé que hay personas que considerarán mi trabajo.
No es la primera vez que creas algo relacionado con las nuevas tecnologías. Ya lo hiciste con tu otra pieza Spam.
Soy víctima de esta conexión con la familia y los amigos a través de la pantalla a kilómetros de distancia. Por eso he indagado en la cultura digital y la relación que tiene con el cuerpo. Puedes hablar con la gente, pero el cuerpo queda reducido a la nada. Es como si desapareciera de mi cuerpo. Mi mente está en Barcelona y mi cuerpo puede estar donde sea... Es como estar deshabitado.
En la pieza reivindicas el cuerpo entonces.
Sí, la vuelta al cuerpo y a la experiencia física. Parece que el cuerpo hoy sea una carcasa pesada que no está al nivel de la velocidad vertiginosa a la que va el mundo digital. Las experiencias físicas tienen otros tiempos y están desvaloradas. El cuerpo envejece, no lo puedes actualizar ni comprar reparaciones.
Pero Internet pone en valor el cuerpo. Se ha puesto de moda la comida sana y estar fibrado, por ejemplo.
Sí, es un abanico de posibilidades para decir lo que quieras desde cualquier parte del mundo. Sobre la experiencia corporal, no me parece una coincidencia que hayan aparecido gimnasios en cada esquina, hayan centros de yoga, terapias holísticas, etc. La gente quiere volver al cuerpo, por eso es muy fácil que te vendan este “bienestar”.
¿Y se llevará muchos likes la pieza Likes?
(Ríe) Espero que sí. Por lo menos likes presenciales. Lo presento para generar algo en los espectadores, así que espero que remueva y llegue al público. Creo que es una pieza fácil de entender. Hablo y me muevo, interactuo con el público. Facilito una puerta para las personas que no están acostumbradas a ver danza. Es una pieza cercana. Nadie saldrá de ahí diciendo “no he entendido nada”.