El carácter depredador de Luis Suárez ha noqueado a un Real Madrid (5-1) menor, reconocible solamente en el primer cuarto de hora de la segunda parte, y ha sentenciado a Julen Lopetegui. En otro clásico que será eternamente recordado en el Camp Nou, el Barça ha destrozado al Real Madrid con una portentosa actuación del delantero uruguayo, que ha desplegado su mejor repertorio para minimizar la ausencia de Messi. Suárez ha interpretado perfectamente la agonía madridista y ha marcado tres goles que han adornado una goleada impensable cuando Marcelo ha silenciado el estadio azulgrana. Coutinho y Arturo Vidal han firmado los otros dos tantos.
El Barça se ha repuesto tras sufrir un cortocircuito en el arranque de la segunda parte. El Madrid, en cambio, ha dimitido del partido durante muchos minutos. Demasiados. Su primera parte ha sido demencial y en los compases finales ha vivido un calvario que tendrá daños colaterales. El equipo se lo ha jugado todo a una carta desesperada y ha sufrido otro duro correctivo, otra manita, que finiquitará la era Lopetegui.
La felicidad azulgrana contrasta, hoy, con la confusión madridista. El Barça ya suma siete puntos más que el Madrid, una distancia excesiva cuando solo se han jugado siete partidos. Sin Messi y con un arranque de Liga también titubeante, Valverde ha cambiado la cara de su equipo al sustituir a Dembélé por Arthur. Con más control, el Barça vuelve a ser reconocible.
CASEMIRO HABLA CLARO
El Madrid, en cambio, se prepara para otra revolución. Florentino Pérez deberá mover ficha para sustituir a Lopetegui. El presidente lo tiene claro y sabe que los futbolistas no sintonizan con Julen. Al acabar el partido, Casemiro ha sido claro. “El problema es de juego y de actitud. En el campo hay que darlo todo, pelear más”, ha dicho el centrocampista brasileño, muy molesto con el comportamiento de algunos compañeros.
El Camp Nou ha vuelto a ser letal para Lopetegui. Ya lo fue cuando era portero del Barça y lo ha sido como entrenador del Madrid. Su verdugo ha sido Luis Suárez, más motivado y acertado que nunca. En el primer clásico de los últimos años sin Messi ni Ronaldo, el uruguayo se ha disfrazado de Leo y de Cristiano y ha sentenciado otro clásico. Ya lo hizo en 2015, la última vez que los barcelonistas ganaron al eterno rival en su casa.