De Ronaldinho a Dembélé: el síndrome de Münchhausen en el Barça
Los partes médicos que hablan de gastroenteritis suscitan muchas dudas sobre la víctima
13 noviembre, 2018 13:20Noticias relacionadas
El barón de Münchhausen (1720-1797) se hizo tristemente famoso por contar historias que nunca le habían sucedido, como haber bailado en el estómago de una ballena o haber viajado a la luna. De ahí que cuando un enfermo viene a la consulta del médico con enfermedades ficticias o que difícilmente se pueden explicar, se le asigna el diagnóstico de síndrome de Münchhausen.
En el FCBarcelona, curiosamente, conocen sobradamente al barón de marras. Cuentan en el club que fue el brasileño Ronaldo de Assis Moreira, más conocido como Ronaldinho, quien obligó a popularizar el término ‘gastroenteritis’ para justificar sus reiteradas ausencias en los entrenamientos. Esta palabra servía como argucia para informar de que el jugador no se había ejercitado y que se había quedado en el gimnasio. Este segundo argumento, “ha hecho trabajo específico”, también tenía un doble sentido en el caso del delantero brasileño. En la mayoría de ocasiones, la realidad era mucho más cruda: estaba literalmente estirado en la camilla.
EL TERMINO GASTROENTERITIS
Tampoco se trata de escudriñar aquí los motivos por los cuales el jugador llegaba en ocasiones en estas condiciones al entrenamiento -ya se sabe que las noches son muy largas y tentadoras para un joven brasileño soltero- sino básicamente dilucidar por qué el club llegó a rebuscar en el baúl de las excusas el término ‘gastroenteritis’ como el que más se ajustaba a la realidad, en busca de un eufemismo.
De hecho, antes de recurrir a esta terminología, los servicios médicos siempre que se encontraban con un caso de difícil explicación empleaban el ‘proceso febril’ como panacea para todo. El holandés Patrick Kluivert fue quien abrió la veda a este recurso que se utilizó de manera sistemática en la década de los 90. Evidentemente lo que más sorprendía a todos era la capacidad que tenía el jugador de turno de recuperarse de un proceso febril de un día para otro, cuando el resto de mortales necesitamos al menos tres o cuatro días de reposo en cama para empezar a ver la luz.
Alguien en el club se dio cuenta de que el término gastroenteritis, o indisposición en el mejor de los casos, era más ambiguo y ampliaba las opciones. De hecho, en el diccionario de la RAE, se especifica la gastroenteritis como “una inflamación simultánea de la membrana mucosa del estómago y de los intestinos”. Es decir, suficientemente ambigua para dilucidar cómo y cuándo puede reaparecer y más teniendo en cuenta que, hablando en plata, se puede justificar como un simple mal de barriga.
EL MALESTAR DE RIJKAARD
Pues bien desde que se empleara con Ronaldinho, la gastroenteritis ha servido para un roto y un descosido, es decir, para prácticamente todo. Es más, a veces en el club lo han utilizado conscientemente, sabedores que nadie se lo iba a creer y que dejaba de esta forma en evidencia al jugador. Así pasó en la última temporada con Ronaldinho y Deco, hasta el punto de que en un desplazamiento a Sevilla, donde ambos habían sido baja, tuvo que salir el entonces entrenador Frank Rijkaard a pedir explicaciones al vestuario. El técnico holandés estaba molesto porque porque los jugadores se burlaban abiertamente por estas dos ausencias e incluso bromeaban con los periodistas durante el viaje a la capital sevillana.
El término gastroenteritis es el que utilizó el club para argumentar la ausencia de Leo Messi en el entrenamiento de víspera de Reyes del 2015 en el Mini Estadi con más de 10.000 niños en las gradas. Se trataba de un arma de doble filo por parte de los responsables de comunicación ya que al escudarse en semejante palabra eran conscientes que nadie se lo iba a creer, pero fue el propio Luis Enrique quien validó hacerlo público de esta forma, pensando que dejaría el poso de la duda sobre el crack argentino.
DEMBÉLÉ, EL ÚLTIMO CASO
Y casi cuatro años después la gastroenteritis ha vuelto a aparecer en el foco mediático de una polémica y otra vez por culpa de un teórico acto de indisciplina al ausentarse de un entrenamiento sin haberse puesto en contacto con el club. El francés Ousmane Dembélé fue en este caso quien además dio pie a recurrir a esta argucia, ya que tras estar una hora y media ‘desaparecido’, el jugador se excusó alegando que tenía “mal de barriga”.
Así pues al final al club se le ha vuelto en contra su arma disuasoria contra todos los males, ya que ahora son los propios jugadores los que utilizan la gastroenteritis para no tener que dar explicaciones sobre sus noches más largas y comprometidas. Es algo así como el burlador burlado, parafraseando al bueno de Tirso de Molina.