Múltiples personas necesitadas están haciendo cola diariamente, respetando los dos metros de distancia, ante la parroquia de Santa Anna de Barcelona, que todo el año funciona como Hospital de Campaña para personas sin hogar, y hoy han repartido 102 bolsas de comida, según ha explicado la monja teresiana Vicki Molins.

Las bolsas que se están repartiendo contienen un desayuno caliente, una comida y una cena.

PARROQUIA CERRADA POR CONFINAMIENTO

La religiosa, impulsora junto al párroco de Santa Anna Peio Sánchez de la iniciativa, ha explicado que la parroquia ha tenido que cerrar por el confinamiento obligado por el coronavirus y ha recordado que el Ayuntamiento y la Generalitat "han hecho todo lo posible para atender las necesidades más urgentes de los sintecho".

Sin embargo, recuerda que siempre hay personas que "se quedan fuera por diferentes motivos que no es el momento de juzgar: el miedo a identificarse, el no querer separarse del perro..."

100 LOTES DE COMIDA REPARTIDA

Como algunos comedores sociales también han tenido que cerrar, Molins, que dada su edad se encuentra confinada, ha informado que a través de Cáritas pueden dar un servicio conjunto con el Ayuntamiento "y, al menos, Santa Ana puede atender alguna de las grandes necesidades que esta pandemia deja al descubierto".

"Desde el 31 de marzo, podemos ver una larga cola –con la separación obligada de dos metros– esperando a recibir una comida que les ayude a sobrevivir en estas circunstancias", relata la religiosa teresiana, que ha dicho que hoy han sido más de 100 los lotes de comida que se han entregado.

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