Sin duda aquellos relatos que tienen como eje central cuestiones universales logran hacer mella en el espectador de manera más efectiva, puesto que permiten que se sienta identificado de una forma u otra con los temas que tratan. Esto es precisamente lo que ocurrió en 2012 con Smiley, una historia d’amor, cosa que ha hecho posible que, pasados ocho años, su autor apueste por materializar la continuación de dicha trama, que en esta ocasión lleva por título Smiley, després de l’amor. Y es que, ¿acaso existe algún otro sentimiento capaz de poder equipararse a ese?

Cuando les conocimos tiempo atrás sobre el escenario de la Sala Flyhard, los caminos de Álex y Bruno se cruzaban por primera vez sin saber que, contra todo pronóstico, estaban destinados a no volver a separarse. Hoy por hoy, tras haber superado el impacto y las famosas mariposas iniciales, nos reencontramos con una pareja más madura que ha vivido una serie de circunstancias de las que nos podrán al corriente, con el fin de comprender cómo han llegado al punto de inflexión en el que se hallan ahora. Como dice el dicho “los polos opuestos se atraen”, sin embargo, la convivencia y otros roces derivados de la cotidianidad llevan a las relaciones a desgastarse y a entrar en un estado de crisis difícil de sobrellevar. Ante este obstáculo es donde recibimos a nuestros protagonistas.    

No obstante, aunque hay muchos momentos para emocionarnos, el humor sigue siendo un elemento clave, el espíritu que domina la historia y que dibujará una sonrisa en los rostros de quienes asistan a la función, provocando constantes carcajadas. No solo los personajes han cambiado, también lo ha hecho el contexto de la Barcelona actual, donde la pareja lucha por superar el bache. Porque, siguiendo la estela de su antecesora, como su propio creador indica: “Smiley es un canto al amor”, por lo tanto, no decepciona a la hora de abordar la parte más humana de las personas.

Escrita y dirigida por su creador original, el prestigioso autor Guillem Clua, la obra vuelve a contar con los actores que dieron vida a Álex y Bruno en el pasado, Ramón Pujol y Albert Triola. Representada en catalán, con una duración de 90 minutos, esta comedia romántica emprende un nuevo rumbo de la mano de la compañía Smiley y de La Brutal. Con un currículum de tal magnitud a sus espaldas, la producción tiene todas las papeletas para volver a seducir a quienes la descubrieron en su momento y a un nuevo público que opte por dejarse atrapar por ella.

Smiley, després de l’amor podrá verse hasta el próximo domingo 13 de diciembre, los miércoles y los jueves a las 20:30h, los viernes a las 20:00h, los sábados en sesión doble, a las 17:45h y a las 20:00h y los domingos a las 18:00h, aunque los horarios están sujetos a modificaciones debido al reciente toque de queda. Las entradas pueden adquirirse a través de la web del Aquitània Teatre. ¡Corred a por ellas!

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