El Mercado de Sants nació como un mercado al aire libre en la calle de Sant Crist, a mediados del siglo XIX,  pero vivió dos traslados posteriores, primero a unos terrenos cedidos por la familia Salat –donde hoy está la plaza de Osca– y después a su ubicación actual, que eran los terrenos de un antiguo huerto, conocido como Hort Nou. De ahí que se conociera con el nombre de Mercat Nou, que después tomó también la parada de metro cercana. Aquí se levantó el edificio, proyectado por el arquitecto municipal Pere Falqués, entre 1898 y 1913, poco después de la agregación de Sants al municipio de Barcelona.

Con una superficie total de 4.500 metros cuadrados, ocupa toda una manzana. El edificio, de obra vista, está compuesto por tres cuerpos con la fachada también en tres partes que corresponden a cada uno de ellos. Cada una de estas partes presenta una estructura piramidal coronada por pilares decorativos. La parte central de la fachada es más alta que las laterales: tiene tres ventanas en forma de arco sobre las cuales destaca un mosaico con el antiguo escudo de la ciudad. En esta fachada destacan una serie de ventanas estrechas con piezas de cerámica verde y unas cenefas de cerámica que se repiten en las fachadas laterales.

Fachada del mercado de Sants / INMA SANTOS



Pese al modernismo imperante en la época, Falqués optó por alejarse del movimiento arquitectónico y acercarse más a un estilo que recuerda a las construcciones de la Exposición Universal de 1888, periodo en que el arquitecto se estaba aún formando.

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