Al lado de la Rambla y sumergida en el barrio Gòtic se encuentra la plaza Reial, obra del arquitecto vicense Francisco Daniel Molina. En dicha plaza trapezoidal confluyen los pasajes de Bacardí, Colom, Madoz y las calles del Vidrio y Tres Llits. En su misma ubicación se localizaba el convento de los Caputxins hasta que fue incendiado el año 1835 y antes del mismo un burdel llamado Viladalls, el único prostíbulo en el que se podía ejercer la prostitución legalmente. El nombre de Plaza Real se adjudicó en honor a la reina Isabel II. Su forma y estructura son similares a las de la plaza Mayor de Madrid o la de Salamanca con una característica única que es la existencia de palmeras.  

Ancianos toman el sol a medio día en la Plaza Reial / PABLO MIRANZO (MA)



En la plaza Reial tiene su origen la expresión casa de barrets ya que allí se instaló un burdel bajo la apariencia de una sombrerería de lujo. Todos los sombreros costaban lo mismo, pero si el cliente pagaba con una moneda de mayor valor se entendía que conocía el trasfondo del negocio y se le invitaba a subir al entresuelo a por el cambio. Otros locales menos canallas conforman en la actualidad la oferta de ocio de la plaza, como el Karma -emblemático local de los movidos años 80-, el Jamboree -en el que tantas veces actuaron Gloria Stewart o Tete Montoliu-, o el Sidecar, que lleva amenizando las noches underground desde hace casi 40 años. Noches que, por cierto, son iluminadas por dos farolas de seis brazos de estilo modernista diseñadas por Antoni Gaudí. Ese ambiente bohemio de la plaza Reial también ha atraído a numerosos artistas que han instalado su residencia en ella, como el inolvidable pintor naif sevillano Ocaña.  

Una mujer camina por los patios interiores de la Plaza Reial / PABLO MIRANZO (MA)



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